Opinión

Los retos del pádel ante su expansión

Carlos Cantó

17 jul 2017

En los últimos años, los deportes de raqueta han sufrido una significativa evolución. Entre los elementos más destacables. Por ejemplo, el squash ha ido decreciendo en interés y nivel de práctica, mientras que el bádminton está creciendo, aunque de forma moderada en números absolutos, bajo la sombra exitosa de Carolina Marín y sus títulos mundiales y olímpicos.

 

El tenis, en cambio, se mantiene como un deporte que combina la masiva práctica popular, aunque en ligero decrecimiento, con la presencia mediática de grandes campeones, como Rafa Nadal y Roger Federer, verdaderas leyendas que sobrepasan las barreras del deporte y se convierten en personalidades universales.

 

Uno de los grandes retos del tenis en este momento es el de captar el interés, y fidelizar posteriormente, al colectivo de milennials y de nativos digitales que, de forma general, tienen un más limitado spam de atención. Esto implica que no siguen en su totalidad-extensión los partidos, sino extractos o resúmenes de los mismos, y que están permanentemente conectados a diversos dispositivos/pantallas, con una sustancial preponderancia de las redes sociales. El papel de Twitter, Facebook, Amazon Primer, etcétera, como “canales” para el consumo de eventos deportivos está despegando, y así lo atestiguan los acuerdos con entidades como NFL, MLB, PGA, NBA y demás.

 

El pádel, por su parte, ya es una realidad totalmente asentada en nuestro país, en el cual se ha convertido en uno de los deportes más practicados, al mismo tiempo que empieza a despuntar de manera significativa desde el punto de vista mediático y de los patrocinadores, dentro del escenario de una mayor profesionalización del deporte.

 

Su irrupción social ha sido uno de los elementos más notorios en estos últimos años, que ha facilitado, por ejemplo, la “supervivencia” de un buen número de clubes de tenis que, con la instalación de pistas de pádel (por espacio, la inversión suele ser más eficiente) les han permitido mantener, o incluso aumentar, el número de asociados y, en todo caso, las horas de utilización de las pistas y el resto de instalaciones. No obstante, esta disciplina básicamente se está desarrollado sólo en España y Argentina, mientras que en otros como Italia o en algunos países escandinavos empieza a ser popular. De forma resumida, entre los principales retos del pádel como deporte figuran los siguientes.

 

Su internacionalización como deporte social, como primer paso para la consolidación de su expansión internacional como deporte competitivo. Esta internacionalización sólo es posible a través de una decidida apuesta por la profesionalización y una mayor cooperación considerando: la industria de instalaciones y equipamientos necesarios para jugar, que en numerosos casos se trata de empresas pequeñas y medianas -especialmente a nivel de pistas- con insuficiente músculo financiero y organizativo para dar el salto internacional de manera sostenible y substantiva; el colectivo de jugadores profesionales (habiendo creado su propia asociación y que, de hecho, constituyen el pilar de desarrollo del pádel como deporte y, especialmente, como competición deportiva; los promotores de los eventos y las competiciones (jugando un rol decisivo en el proceso de internacionalización de la competición deportiva al más alto nivel, posibilitando una competición realmente global).

 

La mejora del “producto: deporte competitivo”, dando un paso hacia adelante en la producción del contenido audiovisual (contenidos adaptados, contenidos tecnológicamente avanzados, contenidos distribuidos multicanal, etcétera), así como en los elementos de hospitalidad, entre otros. La potenciación del rol de los jugadores, tanto a nivel de desconcentración geográfica como a nivel de potenciación de “iconos” reconocidos por la sociedad en general y, específicamente, por los aficionados al deporte y al de raqueta en particular.

 

La sofisticación de las actividades de patrocinio, adaptando las plataformas de patrocinio a las necesidades de las marcas y, al mismo tiempo, incentivando que las marcas activen más allá de la visibilidad y de determinadas acciones de hospitalidad. En este sentido, es de importancia substancial conocer en detalle tanto las razones por las cuales las marcas invierten en patrocinio (mucho más allá de la visibilidad de marca y de asociación a valores), como las preferencias a la hora de activar sus patrocinios (combinando visibilidad con acciones de hospitalidad, ceder derechos a terceros -ejemplo, canales de distribución-, generación de negocio tanto con la propiedad como con el público objetivo, naming rights, creación de contenido único que les permita diferenciarse de la competencia a través de experiencias “money cannot buy” y de procesos de verticalización de parte de las plataformas de patrocinio, etcétera).

 

En definitiva, entre los deportes de raqueta, y teniendo en cuenta el liderazgo del tenis especialmente desde el punto de vista mediático-competitivo, el pádel tiene un sustancial potencial de crecimiento, con especial énfasis en la necesaria internacionalización que ya está empezando a dar frutos en Italia, sur de Francia y Escandinavia -a nivel popular, básicamente-. Para ello, y dentro del creciente proceso de profesionalización del sector (instalaciones, competiciones, eventos, etc.) es preciso incidir en programas de patrocinio más adaptados a los nuevos paradigmas del deporte y del mercado, así como en competiciones con un decidido carácter internacional que acompañen en el necesario proceso de globalización y expansión.

Carlos Cantó

Carlos Cantó

Carlos Cantó, licenciado y MBA por Esade y participante en el CEMS Master en HEC (París) y con formación complementaria en Cornell University, es consejero delegado de SPSG Consulting. También es vocal y responsable del capítulo Deporte de la Asociación de Marketing de España, así como consejero del RC Deportivo de A Coruña. Adicionalmente, es profesor de Sport Business en Esade, IE Instituto Empresa, LaLiga Business School, FIFA y Escuela Universitaria Real Madrid, así como miembro del consejo asesor de World Football Summit y de varias start-ups (BStadium, SportIn, B+). Después de más de diez años en IMG y de dos años y medio en Lagardère Sports como vicepresidente de la división de consultoría, y tras haber dirigido proyectos de consultoría relacionados con deportes, ocio y patrocinio en más de 25 países en cuatro continentes, fundó SPSG.