Opinión
Acerca de la innovación en el sector del deporte
14 feb 2020
Como comentaba en otro artículo publicado en Palco23, la innovación en el sector del deporte no tiene que ser necesariamente tecnológica. Evidentemente, existe una robusta serie de innovaciones con un claro componente tecnológico: desde el popular VAR al ya “veterano” Hawk-Eye, pasando por la aplicación del blockchain, muy útil para rastrear los procesos de ticketing y evitar eventuales fraudes.
Pero la innovación también incluye áreas como la ciberseguridad, la realidad virtual y la realidad aumentada, los procesos de gamificación, los wearables, tanto a nivel de élite como amateur y el cashless. Este último es especialmente relevante cuando se aplica a estadios y pabellones, y tiene una evidente proyección a futuro con acciones como, por ejemplo, la puesta en marcha de proyectos de tokenización que potencien programas de fidelización. En el mismo saco se encuentra el big data, aunque es preciso delimitar el objetivo y uso posterior de los datos para no caer en la paradoja de que un exceso de datos nos prive de conocer más acerca de nuestro objetivo y público objetivo.
Pero, como comentaba, tecnología no es, ni muchísimo menos, sinónimo de innovación, ni viceversa. Hay innovaciones, también en el sector del deporte, que no requieren de tecnología. Se podrían nombrar, entre otros, las siguientes:
La innovación en el mundo del deporte no sólo es tecnlógica, sino también en los formatos, el consumo y las disciplinas
En primer lugar, los nuevos deportes: y no sólo me refiero a los eSports (que también) con un reto muy interesante como es el de monetizar el elevado engagement. Además de los propietarios de los juegos, algunos de los cuales implementan estrategias de integración vertical, la lista puede incluir también a otros deportes como Hado, Roborace, carreras de drones…
En segundo lugar, los nuevos formatos de deportes existentes: desde el exitoso cricket20/20 y su aplicación en la notoria IPL en la India, al NextGen para revitalizar el tenis, pasando por la experiencia del hoyo 16 en el Waste Management Open de golf con la creación de un estadio donde los fans animan ruidosamente a los golfistas en este famoso par-3 en Arizona. Pero también se puede mencionar a los torneos de golf de seis hoyos, el baloncesto 3x3, olímpico en Tokyo 2020, el surf urbano con instalaciones que crean olas artificiales de grandes dimensiones…
En tercer lugar, las nuevas competiciones: desde la Davis Cup by Rakuten o la ATP Cup, inspiradas en la Copa de Naciones de Dusseldorf, las Supercopas de varios deportes y nacionalidades, algunas de ellas inspiradas en el modelo de Final Four de la NCAA y replicada por EuroLeague Basketball, la XFL, parcialmente conceptualizada como laboratorio de reglas a ser eventualmente aplicadas posteriormente en la NFL, la International Swimming League ISL de natación…
En cuarto y último lugar, las nuevas localizaciones geográficas de eventos deportivos: en un mundo inequívocamente global, la competitividad se desarrolla a nivel mundial para las grandes competiciones y deportes. En este contexto, es innegable que los aficionados están por todo el mundo, así como los competidores. Desde hace años, tanto la NFL como la NBA, MLB y NHL juegan partidos de la temporada regular fuera de Estados Unidos y Canadá, con evidente éxito a todos los niveles. La NFL, sin ir más lejos, acaba de anunciar que los Jacksonville Jaguars jugarán cada temporada dos partidos como local en Londres, en vez de uno como venían haciendo.
Salir a buscar nuevos mercados o nuevos formatos de competición es una revolución dentro del deporte
Competiciones como varias Supercopas de fútbol de países europeos se han jugado en Estados Unidos, China, Qatar, Marruecos o Arabia Saudí. Incluso deportes con una muy arraigada tradición en el territorio local, como es el ciclismo, han comenzado a dar el salto a países como Israel, Países Bajos (el Tour de Francia de 1954 empezó en Ámsterdam), Gran Bretaña, Portugal (caso de La Vuelta, en 1997), Irlanda, Bélgica y Grecia (1996, Giro de Italia).
No obstante, en ambos casos (innovación tecnológica e innovación no-tecnológica) sí que es preciso diseñar procesos de implementación, para que las ideas se puedan convertir en realidad, de forma eficiente, y no sólo eficaz. Recuerdo que en mis años de estudiante en ESADE Business School, junto a otros compañeros de clase que, aún hoy en día o en el pasado, son grandes profesionales del sector del deporte, como Ferran Soriano, Esteve Calzada, José Mª Duran, Jordi Sallés, Jorge Chumillas, Enrique Tombas, José Luís Marcó o Emilio Rousaud), una de las asignaturas más apasionantes que estudié fue, precisamente, “Puesta en práctica de la estrategia”, liderada magistralmente por Francisco Vilahur y Xavier Mendoza.
En ella tuvimos la ocasión de aprender y, posteriormente, aplicar en la vida real, enfoques de implementación de la estrategia, acercándonos a modelos y conceptos desarrollados por autores como Paul Stonich, Murray Dalziel, Stephen Schoonover y Jerry Porras. Aunque pueda parecer muy teórico, la realidad es que la práctica necesita de un proceso previo de reflexión, ideación y planificación para que, posteriormente, se pueda aplicar e implementar de forma eficiente y conseguir los objetivos que se desean alcanzar.
El ciclismo, con un gran componente de territorialidad, también ha dado el salto a otros países
Y en la implementación de la innovación y de procesos de mejora en la industria del deporte que, recordemos, aporta entre el 1.5% y el 2% del PIB mundial, es imprescindible conocer bien la cultura corporativa de la organización, tanto la actual como la que se desea en un futuro. A partir de esta base se deben identificar los resortes del cambio, conocer en profundidad los elementos que integran la gestión de proyectos y los procesos de planificación, gestionar el tiempo, así como también gestionar los tiempos y disponer de un liderazgo robusto y coherente de carácter situacional que sepa adaptarse a las distintas fases de un proceso de innovación y mejora.
Otros aspectos clave son aprender a gestionar adecuadamente la comunicación interna y externa, planificar escenarios de crisis y los quick-wins, así como implementar plataformas y metodologías que permitan identificar y aflorar ideas innovadoras. Esto puede realizarse a través de hackatones, start-up challenges, procesos de closed Innovation, sistemas de aceleración o procesos de asset sharing.
En definitiva, la importancia del sector del deporte no deja de crecer y va acompañado de un evidente proceso de profesionalización y de innovación, con o sin componentes tecnológicos, que deben partir de una fase de ideación para, posteriormente, poder ser eficientemente implementada.
Carlos Cantó
Carlos Cantó, licenciado y MBA por Esade y participante en el CEMS Master en HEC (París) y con formación complementaria en Cornell University, es consejero delegado de SPSG Consulting. También es vocal y responsable del capítulo Deporte de la Asociación de Marketing de España, así como consejero del RC Deportivo de A Coruña. Adicionalmente, es profesor de Sport Business en Esade, IE Instituto Empresa, LaLiga Business School, FIFA y Escuela Universitaria Real Madrid, así como miembro del consejo asesor de World Football Summit y de varias start-ups (BStadium, SportIn, B+). Después de más de diez años en IMG y de dos años y medio en Lagardère Sports como vicepresidente de la división de consultoría, y tras haber dirigido proyectos de consultoría relacionados con deportes, ocio y patrocinio en más de 25 países en cuatro continentes, fundó SPSG.
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