Opinión

Europa merece una reflexión sobre el mercado de fichajes

Europa merece una reflexión sobre el mercado de fichajes

Palco23

3 sep 2017

Este verano se ha vuelto a marcar un nuevo récord en la inversión de los clubes en fichajes, con la Premier League nuevamente como gran agitador del mercado. A sus equipos se les han sumado este año el PSG, no sin polémica, y los dos clubes de Milán avalados por sus nuevos accionistas chinos. Más de 4.000 millones de euros de gasto y el mismo interrogante que hace un año. ¿Existe una burbuja que en algún momento estallará?

 

Mientras el tiempo nos dice si es realmente así o si el libre mercado está funcionando, la Fifa haría bien de iniciar una reflexión sobre el actual funcionamiento de las ventanas de traspasos. Y aquí nuevamente surge el debate sobre la necesidad de homogeneizar regulaciones y normas de control económico, que permitan que todos los equipos puedan ir en igualdad de condiciones a por un futbolista. Las jurisdicciones nacionales vuelven a chocar con la regulación deportiva.

 

Por ejemplo, La Liga es la única de las importantes de Europa en la que los jugadores tienen derecho a una cláusula de rescisión, es decir, a acordar un precio por el que podrán pagar por su libertad. Una norma que, a priori, velaba porque el futbolista pueda decidir su futuro, pero que hoy ha demostrado ser un riesgo ante el que los clubes están expuestos a sus rivales. ¿Quién iba a pensar que alguien pagaría los 222 millones de libertad de Neymar? Pero, ¿y si fuera la solución?

 

La ausencia de un precio regulado de la libertad del futbolista es la que ha derivado en la inflación del mercado, gracias a que los clubes cero interesados en desprenderse de sus estrellas han sabido jugar con las necesidades de sus rivales, ya sea un Manchester City en constante reconstrucción o un FC Barcelona necesitado de un fichaje de impacto para suplir a Neymar.

 

El otro gran desafío debe ser el de las finanzas y la cuenta de resultados. El férreo control de La Liga contrasta con la laxitud de la Premier League, la Serie A o la Ligue-1, donde se permite que los inversores que lo quieran puedan estar inyectado tanto capital cuanto deseen sin necesidad de buscar la rentabilidad. La Uefa sólo investiga a quienes juegan en sus torneos, además de hacerlo de forma reactiva y sin prevenir. Pero, igual que se revisa el terreno de juego antes del pitido inicial, sería óptimo que también las finanzas estuvieran en orden antes de poder jugar.

 

Y huelga decir que estamos al margen de declaraciones victimistas sobre la presencia de jeques, fondos de inversión o multimillonarios, pues cada uno es libre de quemar su dinero como le plazca, al menos mientras no haya normas idénticas para todos y el fútbol europeo se proponga realmente fijar límites. ¿O no callábamos aquí cuando artificialmente gobiernos regionales, cajas de ahorros y empresas de los accionistas inyectaban dinero en los equipos?

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