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Asobal, un negocio de 20 millones de euros que se juega su futuro a cara o cruz

La liga española de balonmano, dividida entre las candidaturas de Conejero y Aragonés, debe dibujar su hoja de ruta y afrontar los grandes retos a corto plazo, como su profesionalización, la renovación del convenio con la federación y la necesidad de lograr una mayor exposición y rentabilidad para los clubes.

Álvaro Carretero

6 mar 2020 - 04:58

Asobal, un negocio de 19 millones de euros que se juega su futuro a cara o cruz

 

 

El mismo fin de semana que se prepara la fiesta del balonmano en Madrid con la Copa del Rey, la Asobal se volverá a jugar su futuro en las urnas. La repetición electoral ha agrandado la brecha entre los 16 clubes, divididos entre el proyecto continuista de Adolfo Aragonés y la candidatura de Jaume Conejero, que cuenta con el apoyo de algunos de los principales equipos. Independientemente del vencedor, el futuro presidente afrontará en el próximo ciclo los grandes retos de la competición: coser la fractura actual, buscar vías que aseguren la rentabilidad de los clubes y profesionalizarse con la futura Ley del Deporte.

 

Sin embargo, el reto más inmediato es reconducir la relación con la Real Federación Española de Balonmano (Rfebm), con la que en 2018 renovó el convenio que regula su actividad hasta 2021 tras unas largas y tensas negociaciones. Este documento regula la relación entre ambas entidades, siendo la Asobal la asociación que organiza la competición por delegación de su asamblea general. Ahora bien, una vez finalice dicho acuerdo el año que viene, la federación podría decidir recuperar la organización de la competición, tal y como ha sucedido con la Real Federación Española de Fútbol (Rfef) y la Liga Nacional de Fútbol Sala (Lnfs).

 

Fuentes de la Rfebm aseguran estar “totalmente centrados en la Copa del Rey”, que se disputa este mismo fin de semana. Asimismo, señalan que lo que suceda en las elecciones “son cuestiones que nos preocupan, porque afectan a la imagen de todo el balonmano, pero es un asunto interno de la Asobal, que deben resolver como tal”. Aun así, algunas entidades han mostrado su preocupación por una posible ruptura de su ecosistema “si se produce un proceso poco transparente y no se impulsa un proyecto de consenso”.

 

 

 

 

Dicha preocupación hace referencia a dos cuestiones: la primera, según apuntan algunos de los principales clubes, la necesidad de “coser el roto” y para ello apuntan a Jaume Conejero como máximo responsable. El directivo cuenta con amplia experiencia en la federación catalana y guarda mejores relaciones con la Rfebm, clave en el próximo ciclo. Es un movimiento que guarda cierta similitud con el que realizó la ACB en su día, que tras valorar diferentes candidatos y afrontar una gran división entre los clubes, encontró un punto intermedio con Antonio Martín para relanzar su imagen.

 

Por otro lado, la preocupación también se deriva del intento de Francisco Pérez Jiménez, representante del Ángel Ximénez Avia Puente Genil y nombrado presidente en funciones, de tener un voto de calidad en la repetición electoral del sábado. “Algunos clubes han recibido un escrito en el que se afirma que el presidente interino pretende votar”, señalan dichas fuentes. 

 

De esta forma, se podría deshacer el empate en las votaciones, ya que Pérez Jiménez contaría con un doble voto como presidente en funciones y de uno de los clubes. Aún se desconoce si esta situación llegará a producirse, pues no está regulado en los estatutos de la liga y el Consejo Superior de Deportes (CSD) no tiene la potestad para emitir una resolución vinculante e impugnar dicha decisión.

 

 

 

 

¿El motivo? La Asobal no está inscrita en el registro de entidades deportivas, sino jurídicas, por lo que es la Justicia la que tendría que intervenir. “El CSD puede recomendar, pero no tiene validez jurídica, eso sólo podría dictaminarlo la Justicia; aunque sería difícil de explicar que contradijeran su informe”, sostienen las fuentes consultadas. De ahí que el gran reto, por encima de las elecciones del sábado, radique en dar forma a un proyecto que no sólo integre posturas, sino que también lidere la transición de la Asobal hacia el profesionalismo a nivel institucional.

 

De esta forma, a su vez, se podría regular un nuevo convenio con la Rfebm sobre unas nuevas bases, algo que hoy se antoja difícil, pues la relación entre Aragonés y Francisco Blázquez, presidente de la federación, ha sido especialmente tensa durante los últimos años. El enfrentamiento volvió a evidenciarse el año pasado con el rechazo unánime al sistema de ascensos y descensos impulsado por el regulador del balonmano en España, aunque se remonta más atrás en el tiempo.

 

Este se deriva del último convenio, cuando Asobal terminó cediendo a gran parte de las exigencias del organismo regulador para desbloquear las negociaciones. Una de las principales, el giro a la estrategia audiovisual. Tras alcanzar un primer acuerdo con Asobal y tener el visto bueno del CSD, la Rfebm cambió las condiciones pactadas, lo que hizo saltar por los aires la renovación en exclusiva con Movistar y obligó a buscar un nuevo socio audiovisual.

 

 

 

 

Algunos de los clubes que hoy apoyan Aragonés en su candidatura, como Ademar León y Puente Genil, se opusieron entonces a este y otros cambios que se aprobaron. Hoy ambos están entre los cinco que conforman la comisión delegada, los únicos que fueron notificados de su dimisión anticipada.

 

Aun así, el convenio se ratificó con el voto a favor de nueve clubes, y en él se cedió la gestión de los derechos televisivos a Asobal, que finalmente encontró en LaLigaSportsTV a su nuevo socio. Además, se logró alcanzar un acuerdo con GOL y las cadenas autonómicas presentes en la TDT para ofrecer algunos de los mejores encuentros y ofrecer más exposición a los patrocinadores.

 

Ahora bien, ni la Asobal ni LaLiga han hecho públicas las audiencias para poder comparar el impacto que ha tenido esta transición. Donde no ha tenido apenas repercusión ha sido en el importe económico anual que perciben los clubes a través de la venta de los derechos audiovisuales. El anterior contrato con Movistar se elevaba hasta 700.000 euros, repartido al 50% entre liga y equipos. Es decir, cada equipo percibía en torno a 20.000 euros anuales, mientras que con el actual perciben unos 10.000 euros, según pudo saber este diario.

 

 

 

 

Para compensar ese déficit, Asobal garantizó a los clubes que ese retorno estaba garantizado con una mayor presencia de patrocinadores, a los que podía exigir más dinero. Desde 2018-2019 se han renovado los acuerdos con PlusUltra Seguros, Select, Loterías del Estado y a principios de 2020 se vendieron los title rights de la competición a Sacyr por 300.000 euros anuales. Se desconoce qué porcentaje de los ingresos comerciales perciben los clubes.

 

Si bien la maximización del valor audiovisual en España aún se percibe como un escenario lejano, la realidad en Europa es bien distinta. A partir de la próxima temporada podrían empezar a llegar los primeros ingresos, motivo por el que los principales clubes se han reforzado para obtener plaza en la EHF Champions League. ¿El motivo? En 2018 la federación europea cerró un acuerdo con Perform Group e Infront por 500 millones euros para el ciclo 2020-2030 para relanzar su negocio. 

 

Esta situación podría aumentar aún más la brecha existente entre el FC Barcelona con los clubes principales y el resto de la liga. Los ingresos del club catalán fueron de 9,9 millones de euros en 2018-2019, más que el resto de equipos de la Asobal en su conjunto, cuya cifra de negocio se situó en 9,8 millones de euros. Sin los blaugranas, los ingresos medios fueron de 534.227 euros anuales.

 

 

 

 

Pese a que los ingresos han aumentado un 22,5% en los últimos cuatro años, los clubes aún encuentran notables dificultades para rentabilizar o, al menos, hacer sostenible su actividad. Muestra ello es que el beneficio neto obtenido por los 15 clubes de la Asobal (sin el Barça) se ha desplomado un 58,4% desde 2014-2015, hasta 271.088 euros.

 

Esta situación paraliza la inversión y el desarrollo de los clubes, que deben hacer frente a pagos periódicos con entidades bancarias y administraciones públicas para garantizar su futuro. A ello se suman los pagos con acreedores, la alta dependencia institucional y la imposibilidad de profesionalizar sus estructuras e iniciar el camino hacia la conversión en sociedades anónimas, algo que exigirá la futura Ley del Deporte y pondrá en jaque a no pocas organizaciones deportivas. Lo que está en juego en las elecciones es algo más que una cara al frente de la liga.