Entorno

Especial 2021: Un año para volver

2021: El deporte vuelve, pero con mascarilla

El deporte pudo volver tras el año de la pandemia. Primero lo hizo a puerta cerrada, luego con algo de fútbol y finalmente sin limitaciones de aforo. Lo mismo pasó en los gimnasios. Ahora, ómicron amenaza todo lo avanzado.

2021: El deporte vuelve, pero con mascarilla
2021: El deporte vuelve, pero con mascarilla
En agosto, el Gobierno aprobó el primer protocolo para volver a los estadios, ya con más público después de que la situación sanitaria mejorara.

Miquel López-Egea

23 dic 2021 - 05:00

Especial 2021: un año para volver

 

El sector del deporte ha mostrado sus primeros signos de recuperación tras un 2020 para olvidar. Hay esperanza: hasta un 78% habrá aumentado su cifra de negocio en comparación con el deporte, según el Barómetro del Negocio del Deporte 2021, elaborado por Palco23, gracias, en buena parte, a la vuelta de la afición y del consumidor a la escena deportiva.

2020 fue el año nefasto en el que se paralizó el mundo y se suspendieron todas las competiciones, incluso los Juegos Olímpicos y la Eurocopa, que se celebraron en 2020. En el caso de todas las competiciones que volvieron, desde la NBA hasta LaLiga, en 2020 jugaron a puerta cerrada o en formatos burbuja, mientras que en 2021 el panorama ha cambiado.

 

Primero no había público, luego se permitía algo de público y, después, con vacunas y mascarillas, la afición pudo volver al sitio que le corresponde. Además 2021 ha sido el año en el que la gente ha dejado de entrenar en casa parcialmente y también ha vuelto a los centros deportivos, aunque parcialmente. 2021 fue también un año para quedarse en casa: el aumento de la demanda por tener piscinas en casa se mantuvo y también, durante buena parte del año, se mantuvo el crecimiento de los principales de home fitness a escala global.

 

Pero la gente en 2021 volvió. Volvió a entrenar fuera de casa. Volvió al fútbol y al baloncesto. Volvió a federarse y volvió a esquiar. En este caso, lo hizo en el inicio de la temporada 2021-2022, porque la temporada 2020-2021 implicó significativas pérdidas para el sector de la nieve en España.

 

Tras tener que jugar a puerta cerrada la mayor parte de la temporada, el 12 de mayo, el por entonces ministro de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, y la ministra de Sanidad, Carolina Darias, comparecieron para anunciar la vuelta del público a Laliga y a la ACB. Sin embargo, sólo se permitió la entrada de la afición en las comunidades en la fase 1. También se autorizó el público para los play-off de LaLiga Endesa y el play-off de ascenso a Primera División, con un 30% del aforo o un máximo de 5.000 personas.

En junio la situación se relajó y se permitió el público también a los que estuviesen en fase 2, con un máximo de 1.500 personas por estadio, y dejó en mano de las autonomías la autorización de la entrada del público a los que estuviesen en fase 3. Asimismo, también se autorizó hasta 16.000 espectadores en el estadio La Cartuja, donde se disputaron partidos de la Eurocopa 2020.

 

 

 

 

En agosto, el Gobierno aprobó el primer protocolo para volver a los estadios, ya con más público después de que la situación sanitaria mejorara. El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas acordaron establecer un aforo máximo del 40% en los estadios de fútbol para los partidos que se disputen durante agosto y del 30% en las pistas de baloncesto, al ser recintos cerrados, aunque las comunidades autónomas tuvieron la opción de reducirlos.

 

Además, se aprobó un decálogo que, además de los aforos, recogía medidas relacionadas con la distancia interpersonal, los accesos escalonados, la movilidad dentro del recinto, el uso obligatorio de la mascarilla y la prohibición de fumar y de consumir bebidas o comidas.

 

Por otro lado, los espacios comunes, como los baños, tuvieron que estar especialmente controlados para evitar contagios. La mascarilla se decretó obligatoria en todo momento, tanto durante el evento, como en las zonas comunes como en la entrada y salida del recinto.

 

 

Asimismo, los asistentes sólo podían ser personas abonadas y se prohibió el consumo de comida, bebida, tabaco y otros productos relacionados. También debió haber una distancia interpersonal, que deberá ser de metro y medio.

 

Un mes después, las medidas se volvieron a relajar. El 1 de septiembre se aprobó dar un paso más en la reapertura al público de los recintos deportivos, ampliando el aforo de los estadios de LaLiga hasta el 60% de su capacidad, y de los pabellones de baloncesto hasta el 40%. Sin embargo, las comunidades autónomas pudieron ajustar dicho porcentaje. Un mes después, los aforos volvieron a mejorar y se eliminaron los aforos en los estadios, elevando al 80% en los pabellones, garantizando siempre una distancia interpersonal mínima de 1,5 metros. Posteriormente de la mano de las comunidades autónomas, los porcentajes se fueron suavizando hasta alcanzar el 100% del aforo en buena parte de ellas. Sin embargo, surgió otro debate: el pasaporte Covid-19, con el aumento de casos de la variante ómicron de coronavirus y en diciembre, algunas comunidades autónomas como Cataluña pedían el pasaporte sanitario para acceder a los recintos cerrados como los pabellones.

 

Pero sin duda alguna hubo dos grandes eventos que sí que volvieron. Y de qué manera. Por un lado, la Eurocopa. Por otro lado, los Juegos Olímpicos de Tokio.

 

En primer lugar, referente a la competición futbolística, la Uefa decidió mover algunas de las sedes previstas inicialmente para poder tener algo de presencia. De hecho, a causa de las restricciones en el País Vasco, los partidos que se tenían que disputar en San Mamés en Bilbao se trasladaron a La Cartuja de Sevilla, que pudo tener un 30% de aforo.

 

 

 

 

En San Petersburgo (Rusia) se pudo jugar con capacidades de hasta el 50%, mientras que Budapest (Hungría) fue el único estadio donde se pudo jugar al 100% de la capacidad. Roma, Ámsterdam, Copenhague, Glasgow y Bucarest acordaron distintas capacidades que oscilaron entre el 25% y el 33% del total de sus estadios, aunque para las finales de Wembley la capacidad aumentó hasta el 75%.

 

Múnich fue la ciudad que albergó menos espectadores en porcentaje, con un máximo de unos 14.500, lo que significó aproximadamente un 22% de la capacidad total del estadio.

 

En segundo lugar, los Juegos Olímpicos volvieron, pero sin público en los eventos en recintos deportivos. El pasado 8 de julio la organización anunció que no se permitía la presencia de público en las gradas después de que el primer ministro de Japón, Yoshihide Suga, declarara el estado de emergencia en la ciudad sede: “teniendo en cuenta el efecto de las variantes del coronavirus y la necesidad de evitar que las infecciones se propaguen nuevamente al resto de la nación, debemos fortalecer nuestras contramedidas”. La declaración fue rotunda: volvieron los Juegos Olímpicos, pero parcialmente. Porque el público no pudo asistir, lo que significó un perjuicio económico para el país.

 

En marzo, Tokio 2020 cerró la puerta a los espectadores extranjeros de manera definitiva. La decisión sobre la presencia de público local en las gradas, en cambio, se retrasó hasta finales de junio, cuando tal y como había anticipado la presidenta del comité organizador de Tokio 2020, Seiko Hashimoto, y había propuesto el ministro de Japón a cargo de las medidas contra el coronavirus, se decidió permitió un máximo de 10.000 espectadores en las competiciones olímpicas. Pero, finalmente, tampoco el público local pudo presenciar el evento, dejando Tokio con unas imágenes insólitas, sin público en los hoteles o en los restaurantes. Además, la celebración de los Juegos de Tokio a puerta cerrada provocó una pérdida de 381.000 millones de yenes (3.000 millones de euros) en gastos relacionados directamente con el evento.

 

 

Volver, pero volver bien

2021 no sólo ha sido el año en el que se ha vuelto a los pabellones y a los estadios, sino en el año en que se ha empezado a debatir sobre cómo tiene que ser la vuelta del aficionado para captar su atención y cómo tiene que ser el estadio del futuro. Por este motivo, en 2021 LaLiga firmó un acuerdo con el fondo CVC para que los clubes recibieron un total de 1.994 millones de euros para acometer proyectos de crecimiento y consolidación desde el punto de vista deportivo y empresarial, comprometiendo a los clubes a destinar al menos el 70% de los recursos a inversiones vinculadas con la infraestructura.

 

Asimismo, los clubes de la ACB también han debatido sobre cómo tiene que ser está vuelta al estadio y sobre todo cómo se puede captar al joven aficionado que, si consume deporte, sólo lo hace por ratos cortos y no durante un partido.   

 

“Hasta ahora ha habido un cierto miedo para volver, pero sí que se ha percibido un aumento claro del público que quiere venir a ver baloncesto”, explica Tito Díaz, director general de CB Breogán. “La gente viene y en nuestro caso llegamos al 80% del aforo; son buenas noticias porque el presencial se ha recuperado, pero, por otro lado, la audiencia en las retransmisiones ha aumentado porque, tras el Covid-19, la gente consume más deporte”, afirma.

 

 

 

 

Por otro lado, el directivo también celebra que la administración “se ha preocupado por compensar las pérdidas de los ves” y que “ha tomado consciencia de que se nos ha dado con las restricciones”.

 

Por lo tanto, tras esta tormenta, también ha vuelto el patrocinio. “Hemos incorporado pequeños y medianos patrocinadores en 2021 porque el deporte es saludable, su imagen es buena: se invierte más en deporte en tiempos de pandemia”, subraya el directivo. “Es verdad que hemos ascendido a la Liga Endesa, pero antes de hacerlo ya habíamos firmado a patrocinadores mediano”, explica. Por otro lado, el directivo asegura que, con toda esta vuelta de la afición, pero con la incertidumbre del Covid-19, “hemos tenido que adaptarnos a la realidad: en estructura no aumentamos pero cambiamos piezas de sitio, poniendo más atención a patrocinios privados e intentando sobrevivir lo mejor posible”, asegura.

 

No sólo el fútbol y el baloncesto profesional se vieron afectados en el año del Covid-19. El fútbol femenino (hasta junio no profesional), Primera Rfef, Asobal y LEB Oro también vieron afectados sus aforos. Sin embargo, en algunos de sus casos, sí que pudieron tener público, puesto que las restricciones del deporte no profesional estaban en manos de las comunidades autónomas, creando situaciones desiguales en el deporte nacional.

 

En abril por ejemplo se produjo una situación paradójica que implicó muchas críticas en el sector del deporte. En el Pabellón Multiusos Ciudad de Cáceres entraban 500 espectadores; en el Pabellón Pedro Ferrándiz de la Fundación Lucentum y el Pabellón Polideportivo Ciudad de Castellón del Tau Castelló, 150 espectadores; en el Pazo Provincial dos Deportes de Lugo del Breogán 300 espectadores y el Palmer Alma Mediterránea Palma del CB Bahía San Agustín tuvo 200 espectadores. En función de la región de España en la que se ubicaran, pese a que en el país la pandemia evolucionada desfavorablemente.

 

Por otro lado, el Trofeo Conde de Godó tuvo mil espectadores al día y el Mutua Madrid Open hasta 4.800 espectadores, mientras que en la Tercera División de fútbol se podía jugar también ante mil aficionados.

 

El caso más disparatado en aquel mes fue el del Nuevo Vivero de Badajoz, donde el CD Badajoz llegó a jugar ante 7.000 espectadores. Pero, por otro lado, en Cataluña, el Gran Premio de Fórmula se disputó a puerta cerrada.

 

 

El deporte federado resiste

En este contexto, el deporte federado también se vio afectado por las limitaciones durante 2021, aunque, por ejemplo, para todos los deportes individuales se dejó entrenar si problemas e incluso se permitían desplazamientos perimetrales en el caso de que hubiera limitaciones de movilidad. En enero de 2021, coincidiendo con la tercera ola, había confinamientos perimetrales en hasta ocho comunidades autónomas en el país. Estas limitaciones perimetrales, en cambio, sí que tuvieron un impacto en las estaciones de esquí, que vieron limitado su número de esquiadores aficionados, provocando que perdieran un 68% del negocio, hasta 37,2 millones de euros. Sin embargo, en el puente de diciembre, el esquí volvió con normalidad. 

 

En este contexto, Olmo Hernán, director general de la Real Federación Española de Deportes de Invierno (Rfedi) asegura que “a finales de 2021 estamos teniendo más federados y las estaciones de esquí están facturando más que otros años” pero afirma que “el impacto del Covid-19 ha tenido una repercusión en la práctica y los hábitos de la población, que está buscando actividades al aire libre, con distancia pero que se puedan compartir con los seres queridos”. “La recuperación está siendo rápida por el buen inicio de la temporada”, reconoce.

 

En esta línea, el directivo afirma que la vuelta del deporte federado en 2021 fue “buena” porque “hemos tenido la suerte de contar con un protocolo que permitió la movilidad de deportistas de una manera coordinada con el Gobierno y las comunidades autónomas”. “Si nos comparamos con modelos como en el centro de Europa, podemos decir que la actividad se ha podido mantener de manera más o menos a escala deportiva de manera correcta”, valora.

 

 

“2021 ha comportado un paso tremendo en digitalización; más inversiones en estaciones, clubes y federaciones para que se pueda eliminar el contacto con la gente”, asegura el directivo, que afirma que con la vuelta del público a las estaciones de esquí “se han mejorado los controles de acceso, la movilidad, el big data y el mantenimiento de las estaciones, redundando en una mayor calidad en el deporte de la nueve”. “Hemos invertido en procesos y trabajamos más en reporte, somos capaces de coordinar equipos en la distancia”, remarca.

 

Además, el directivo considera que ha habido “un cambio en los formatos para consumir deporte”. “Las federaciones hacemos hincapié en generar streamings, redes sociales e intentar hacer formatos para llegar al público interesado, más allá del público nicho, que está al margen del multitudinario del fútbol o del baloncesto”, reconoce. “Hay que cuidar a la audiencia muy fanática pero también el formato y el tipo de contenido que ofrecemos”, reconoce.

 

 

Más tecnología en la vuelta

De hecho, la apuesta por la tecnología y la digitalización ha sido una de las claves para el retorno del deporte tras el golpe del Covid-19. No es de extrañar, por lo tanto, que una start-up como Humanox, que tiene como negocio fabricar espinilleras inteligentes, haya disparado su negocio, ganando presencia no sólo en equipos profesionales como el Celta de Vigo y el Cádiz CF, sino entre la base de este deporte.

 

“Hay sectores en los que han disminuido la actividad más de un 40% y dónde ya en este final de 2021 han empezado a recuperarse”, explica Javier Moreno, consejero delegado de Humanox.

 

“Como todos, hemos ido reaccionando a los imprevistos que a lo largo del año han ido surgiendo tanto a causa del Covid-19, como por la crisis del mercado de semiconductores y  microprocesadores; aun así, hemos avanzado en el asentamiento del mercado de Estados Unidos, hemos ampliado nuestra base de clientes en el mercado nacional : Ha sido un año difícil donde hemos conseguido reforzar posiciones, abrir mercados nuevos, y crecer en la red comercial internacional”, asegura el directivo.

 

En esta línea, el directivo opina que “las ayudas a empresas, y sobre todo, al ecosistema de startups, siempre tienen espacio para mejorar” y recuerda que en 2021, con la vuelta del deporte, “al igual que surgen compañías especializadas en tecnología del deporte, surgen inversores con el foco puesto en ese sector”. El mundo del dato y tener métricas de rendimiento, salud está creciendo de forma muy importante en el sector y genera un gran atractivo: los fondos, business angels, y el ecosistema inversor saben que la tecnología en el deporte es una tendencia al alza que cada día gana fuerza y consolidación”, añade. “Flexibilidad y especialización tecnológica, es como nosotros resumiríamos los movimientos de este año en las empresas del sector”, remarca el directivo.

 

 

Vuelven las carreras y las marchas populares

Por otro lado, en 2021 también volvieron los eventos populares, pero con limitaciones. En noviembre el Maratón de Barcelona volvió con 15.000 corredores pero con protocolo. En octubre, la carrera anunció que, igual que en el resto de grandes maratones europeos, qie en Barcelona se exigiría la pauta completa de vacunación o una PCR negativa a todos los corredores. Posteriormente, la organización dio marcha atrás y no obligó a los competidores a presentar los certificados correspondientes para tomar la salida. Aun así, todos los corredores debían llevar la mascarilla puesta tanto en el momento de la salida como en la llegada a meta.

 

El Maratón de Valencia, que contó con 16.000 corredores, también volvió, con un protocolo similar. Sin embargo, 2021 fue el año en que las competiciones populares volvieron, pero tuvieron que hacer frente a las inscripciones pagadas en el año del Covid-19, por lo que muchas empresas no pudieron facturar la participación de un porcentaje de los inscritos, puesto que pagaron el año anterior por participar en competiciones que, posteriormente, se tuvieron que aplazar por la pandemia.

 

Hasta ahora, las pruebas que se han suspendido han trabajado en tres escenarios: devolver la inscripción, guardarla u ofrecer un servicio alternativo para poder mantener una parte de la facturación.

 

En el caso del Maratón de Valencia, alrededor de 15.000 corredores fueron deportistas que ya tenían la inscripción pagada para 2020, ya que la organización, que devolvió el dinero a 13.000 inscritos, dio la opción de mantener la inscripción. Por otro lado, la competición contó con 2.000 corredores que no estaban inscritos, que sustituyeron a los que se iban dando de baja tras formar parte de una lista de espera.

 

En esta línea, Jesús García, consejero delegado de RPM Sports, asegura que “en 2021 la pandemia ha seguido cebándose en el sector deportivo, pero no todo lo que ha traído ha sido malo”. “En una época en la que se han producido serios problemas de estocaje, donde conseguir comprar una bici o un rodillo era casi una odisea, el compromiso del consumidor con la práctica individual y la práctica en casa se ha visto muy positivamente acentuada”, afirma. 

 

“Ese compromiso se ha notado en la reactivación del negocio, ya que, en un último trimestre, que ha concentrado todos los eventos que no han podido realizarse durante el resto del año y donde por tanto la sobreoferta ha sido apabullante, las carreteras, los circuitos y los estadios han vuelto a llenarse, tirándose además como se tiraba de los arrastrados del año 2020 y existiendo verdadero deseo de volverá la normalidad”, comenta.

 

En este contexto, también manifiesta que “los niveles de práctica se han disparado y que la vertiente espectáculo sigue teniendo un gran tirón”. “La gente ha vuelto a estadios y pabellones y aunque en estos momentos, por lógica, prima el deseo de disfrutar en la naturaleza frente a la opción del deporte espectáculo en la grada o frente al televisor, parece que la dualidad producto-espectáculo es algo llamado largamente a perdurar”, valora.

 

Por otro lado, también opina que no toda la responsabilidad de la vuelta a la competición “debe recaer en la administración: han entendido las enormes dificultades por las que ha atravesado el sector durante el confinamiento y parte de la pandemia”.

Además, el directivo asegura que 2021 ha implicado un aumento del interés por invertir en el sector del deporte y ejemplo de ello es la competición que, mientras gestaba la vuelta de los corredores a pruebas como la Titan Desert en Marruecos, “nos hemos embarcado en un apasionante proyecto para rediseñar y hacer crecer este nuevo Rpm Sports, que mira al futuro con más pruebas, nuevos territorios, renovados equipos y una inversión importante”. “También hay nuevos players de nivel que se han convertido ya en una referencia del mercado”, asegura.

 

“Cualquier crisis deja siempre damnificados y crea oportunidades para aquellos que se muestran prestos a recoger el guante: hemos aprovechado para reestructurar los equipos adecuadamente añadiendo capacidades de las que carecemos y a su vez hemos buscado en el mercado oportunidades que complementarán y le diesen solidez a nuestro producto”, destaca. 

 

De hecho, no sólo los maratones volvieron, sino parte de las marchas cicloturistas. En 2021, la mayoría de las pruebas no competitivas se celebraron después del verano, coincidiendo con la evolución de la vacunación.  Sin embargo, algunas pruebas como la Mallorca 312, la Eroica Hispania o la Quebrantahuesos fueron aplazadas a otoño, mientras que la Induráin se mantuvo en el calendario. Pruebas como los 10.000 del Soplao, La Perico o La Purito en Andorra se tuvieron que suspender, por lo que en 2022 volverán tras dos años sin pisar el asfalto.

 

Pero no todo fueron suspensiones y aplazamientos: de la mano de RPM-Mktg nacieron tres pruebas de l’Étape du Tour en España. Además, la compañía como la Mussara, tras el golpe sufrido por WinSports, que no pudo seguir operando.

 

 

Las mascarilla no perdona

Para el sector del fitness, la vuelta a los gimnasios fue paulatina, siempre con aforos muy limitados hasta mitad de año. En este contexto, Cataluña fue una de las comunidades autónomas con restricciones más severas y que marcó la línea impositiva a seguir en el resto de las comunidades. Por el contrato, Madrid fue de las comunidades con las restricciones más laxas en cuanto a medidas en los gimnasios.

 

Tras estar cerrados en enero, en febrero la Generalitat de Cataluña decidió relajar las medidas restrictivas por la pandemia de Covid-19 y permitió que los gimnasios abrieran con un 30% de su capacidad y con cita previa. Como máximo, se permitió actividades grupales de hasta seis personas.

 

A finales de abril, el Plan Territorial de Protección Civil de Cataluña (Procicat) decidió levantar algunas de las restricciones impuestas en la comunidad autónoma para contener la pandemia. En el caso de las instalaciones deportivas el aforo máximo pasó del 30% al 50%.

 

En junio, se aprobó ampliar el aforo de los gimnasios y del comercio del 50% al 70%. Además, se permitió alargar hasta la 1 de la madrugada la apertura de los gimnasios.

 

Sin embargo, no fue hasta octubre cuando el ejecutivo catalán elevó al 100% el aforo de los usuarios en los gimnasios, que anteriormente tenía una limitación del 70% del aforo. A diferencia de comunidades autónomas como Madrid o Murcia, los usuarios debieron seguir llevando mascarilla en los centros deportivos.

 

Aun así, en algunos entrenamientos en los que se lleve a cabo la práctica deportiva individual se permitió hacerlo sin mascarilla, siempre y cuando se garantizara una distancia de seguridad de 1,5 metros.

 

Pero con la relajación de las medidas, llegó otro debate. En la medida que se quitaban las mascarillas, en ciertas comunidades se exigía el pasaporte sanitario: PCR negativa de las últimas 72 horas, test de antígenos de las últimas 48 horas, pauta de vacunación completa o haber superado el Covid-19 en los últimos seis meses. De hecho, en Europa, en noviembre, dieciocho países tenían abierto, pero requerían el paso sanitario para poder acceder a las instalaciones. Sin embargo, a mediados de diciembre, el fantasma de los aforos limitados o de los cierres volvía a planear sobre los gimnasios, con la evolución de la variante ómicron.

 

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“Es un sector en el que desgraciadamente hemos tenido restricciones y las medidas de protección tienen un coste, aunque la gente se ha adaptado, pero estamos con el tema del pasaporte”, explica Enrique Iranzo, director de operaciones de Anytime Fitness.

“Cuando finalizó el verano vimos que la confianza de nuestros socios era muy alta: el cambio ha sido en octubre con la vacunación, ya que la gente se ha sentido segura y lo hemos hecho bien comunicándose; nuestro octubre fue como después de la Navidad en cuanto a altas, algo espectacular”,sentencia. “En nuestro caso, la pandemia nos ha ayudado a acelerar en cuanto a tecnología, conectado con nuestros socios”, remarca.

 

“Cada vez que había una restricción era una pequeña locura”, señala el directivo, recordando que “le faltaba uniformidad a las medidas, además eran inmediatas”. “Al final de verano la evolución fue buena y ahora hay oportunidades importantes”, sentencia.

En esta línea, con la vuelta del público al gimnasio, el directivo sostiene que “estamos viendo que en el sector hay mucho movimiento porque muchos no han podido aguantar los cierres y han apostado por los traspasos o por incorporarse a una franquicia, bajo el paraguas de una compañía que en momentos duros te dé una protección”. “La gente ha salido a la calle y se ha dado cuenta que la salud es importante en todos los niveles; en espectáculos estamos viendo cómo la gente tiene ganas de ver deporte”, comenta.

 

 

Los eSports también vuelven a la presencialidad

El 9 de mayo de 2021 fue una fecha clave para el sector de los eSports. LaLiga, Electronic Arts y la Liga de Videojuegos Profesional (LVP) organizaron la gran final de la eLaLiga Santander en los platós de Mediapro, a puerta cerrada pero presencial para los jugadores, en un evento en el que hubo setenta trabajadores y más de 200 personas entre jugadores, prensa y managers, además de algún invitado por la organización.

 

El certamen fue el primero de los grandes en Europa tras la pandemia, pero con un estricto protocolo Covid-19 detrás: test de antígenos para todos los participantes, geles, distancia y mascarilla. De hecho, todos los equipos tenían su propio box en el plató de 1.000 metros cuadrados de Mediapro, en Barcelona.

 

El retorno con público se produjo en octubre de 2021. La LVP recuperó los eventos presenciales con la disputa de la gran final de la Rising Series de Valorant y de la Eset Iberian Cup de League of Legends. Ambos partidos se disputaron en el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (Ccib), un recinto que LVP convirtió en un estadio de eSports con capacidad para unos 1.500 espectadores. 

 

Con esta competición, LVP puso fin a dos años de parón en lo que a acontecimientos presenciales se refiere. El último evento también se disputó en Barcelona, en la final de la Iberian Cup que venció Vodafone Giants en noviembre de 2019. La pandemia de coronavirus impidió la disputa de la final de la Superliga de primavera 2020 en Vistalegre, que se tuvo que disputar online. Desde entonces, se jugaron otras dos finales de Superliga online (verano 2020 y primavera 2021) y una final presencial, la del pasado verano en el BigC de Barcelona, aunque todavía sin público, además de la final de la eLaLiga Santander.

 

Sin embargo, el gran salto presencial se produjo el 15 de diciembre de 2021, fecha clave para el futuro de los eSports. El jugador del FC Barcelona y presidente de Kosmos, Gerard Piqué y el caster Ibai Llanos presentaron KOI, su equipo de eSports que militará en 2022 en la Superliga de LoL ante 15.000 personas en el Palau Sant Jordi.

 

“A semejanza del deporte tradicional donde el Real Madrid ha conseguido salvar por dos años consecutivos sus cuentas anuales, y el resto de los equipos ha terminado en resultados negativos, en el ecosistema de los Ssports ha ocurrido exactamente lo mismo, la particularidad Real Madrid se llama en este caso Team Heretics, que lograremos acabar el año con un crecimiento en ventas y un resultado positivo”, explica Antonio Catena, consejero delegado de Team Heretics. “Estimamos que el Covid-19 ha impactado al sector de una manera extraña, pues el nivel de patrocinios creo que ha ido en aumento, pero únicamente ha ralentizado el ritmo, con una evolución continua pero paulatina”, añade.

 

En 2021, ha habido un aumento de la demanda de eSports “tanto del consumidor como de diferentes tipos de entidades como es claro ejemplo el FC Barcelona, quien ha decidido dar un paso adelante y entrar en la máxima categoría de League of Legends, muestra clara del incremento del interés del consumidor en la industria”, afirma, recordando que “desde el punto de vista único de inversión en el sector de los eSports, nosotros en primera persona hemos recibido muchísima más atención dado que cada vez es un entorno más conocido y que produce más apetito cada año”. “En este caso, al ser un clima digital, hemos tenido un refuerzo a diferencia de otros como el deporte tradicional, por lo que la apuesta aquí ha sido claramente mayor”, remarca. 

 

 

Vista puesta en 2022

A la espera de que el deporte pueda volver en su totalidad, la cuestión ahora es saber cómo será el retorno total en 2022, cómo será la recuperación total y a qué retos se enfrenta el negocio del deporte.

 

En este contexto, Iranzo, de Anytime Fitness, asegura que “para el primer semestre de 2022 estaremos en niveles previos a la pandemia; de hecho, nuestras estimaciones pasan por estar a finales de enero cerca del 90% en socios, si no hay restricciones”.

Hernán, de la Rfedi cree que “estamos muy condicionados por la climatología en el sector de la nieve, pero ahora está siendo muy benévola, por lo que la recuperación será muy rápida en 2022, potenciada por un buen inicio de temporada que se veía de hace años; además el frío en las ciudades anima”. “En el futuro, uno de los retos es que la administración mantenga el interés que está teniendo actualmente por el sector del deporte”.

 

Por su parte, García, de RPM, opina que “el deporte juega un papel cardinal no sólo en la salud y el estado físico de las personas sino también en la configuración de la sociedad en su conjunto”. “Además, en la Unión Europea casi seis millones de personas prestan sus servicios en trabajos relacionados con el deporte, lo que supone un 3% del empleo total y algo más del 2% del PIB acumulado en la zona: son estos objetivos y cifras que permiten entender con facilidad que, más allá de cuando se produzca la equiparación definitiva del sector a los niveles pre-Covid, lo de verdad importante es que ésta se produzca de manera sólida, con la menor elasticidad y de la manera territorialmente más homogénea posible”, asegura.

 

En esta línea, Tito Díaz, de CB Breogán, asegura que “la normalidad llegará pronto, cuando todo el mundo tenga conciencia de que respetar las normas es indispensable para volver”. “Cuando todo el mundo esté vacunado será más fácil, creemos que volveremos a tener cierta normalidad a finales de la temporada 2021-2022”, vaticina, recordando que el aforo actual en los pabellones de Galicia es del 80%, un porcentaje que la entidad cumple con asistencias de entre 4.000 espectadores y 4.200 espectadores sobre 5.000. “Los partidos no serán igual que antes porque hay prohibiciones de comer y la movilidad restringida, pero se ha demostrado que, respetando las normas, se puede ver baloncesto”, remarca.

 

Moreno, de Humanox asegura que “la evolución del Covid-19 y las correspondientes restricciones tendrán un papel decisivo en la recuperación de los niveles pre-Covid”. “Estimamos como escenario realista que 2022 sea un año de recuperación más rápido, y a lo largo del 2023 podríamos encaminarnos hacia esos niveles prepandémicos: hay sectores en los que han disminuido la actividad más de un 40% y dónde ya en este final de 2021 han empezado a recuperarse.”, recuerda. “2022 puede ser un buen año, en el caso que no tengamos más confinamientos severos, para ir corrigiendo y situarnos en 2023 en los niveles normales”, explica.

 

Sin embargo, la cuestión de la pandemia es una incógnita. A mediados de diciembre la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, aseguró Ómicron se convertirá en la cepa dominante en toda Europa en enero de 2022, lo que provocará primero un aumento del número de casos y también un incremento de hospitalizaciones y muertes semanas más tarde, lo que ha encendió el debate entre los líderes europeos son las nuevas restricciones de viaje unilaterales anunciadas por algunos países.

 

En el sector deportivo, en octubre, Austria y Eslovaquia decretaron el cierre de los gimnasios hasta principios de diciembre, mientras que, en Alemania, en diciembre, algunas regiones obligaron a disputar los partidos a puerta cerrada, como mínimo, hasta principios de 2022. Por otro lado, en Reino Unido, a causa de un brote de Covid-19, se suspendieron varios partidos en el último mes del año.