Fitness

Ángel Luis García (Body Factory): “Volver a niveles de ventas de 2011 significa haber perdido ocho años”

El fundador de la cadena de gimnasios, una de las más veteranas del sector, asegura que la subida de los precios en el sector el inmobiliario va a dificultar el desarrollo del fitness durante los próximos años.

P. López

20 feb 2019 - 04:58

Ángel Luis García (Body Factory): “Volver a niveles de ventas de 2011 significa haber perdido ocho años”

 

 

Body Factory es una de las cadenas de gimnasios con más historia en el fitnes español. Fundada en 1991, la compañía ha sido el paradigma de diversificación, llegando operar con centros propios, franquiciados y concesiones administrativas. Su fundador y director general, Ángel Luis García, asegura a Palco23 que esta estrategia fue consecuencia de la vocación de crecimiento, que en los años noventa inauguró nueve centros, una cifra que se elevó a once sólo en 2003.

 

La compañía prefiere no desvelar sus datos de facturación, pero el directivo no duda en admitir que en 2018 no se había alcanzado el volumen de ventas de 2011, que en aquel momento eran de 30 millones, según anunció entonces la compañía. “Seguimos sin alcanzar los resultados del año previo a la subida del IVA; no puedo estar satisfecho porque casi alcanzo las cifras de 2011, aunque hayamos crecido en términos interanuales”, afirma. García, que prevé un crecimiento del 8% interanual en 2019, afirma que durante este año se logrará volver a niveles de 2011, un resultado que “significa haber perdido ocho años”.

 

El directivo espera mejorar las ventas aumentando la facturación de cada uno de los 19 clubes que tiene funcionando. “No estamos centrados en la expansión; queremos mantener el número de centros”, afirma, sobre un objetivo con el que espera mantener la esencia de empresa familiar. “El capital riesgo no va a entrar en nuestras sociedad, puesto que nuestra vocación es seguir gestionando”, apunta.

 

 

 

 

Su intención de no aumentar el número de gimnasios implica que se cierre las puertas a vender o comprar clubes. “Si sale la oportunidad podríamos aprovecharla, siempre y cuando mantengamos el número de instalaciones que gestionamos ahora”, afirma. La cadena inauguró su último complejo en 2018, con una concesión en Tres Cantos (Madrid), y en los últimos años ha perdido algunos franquiciados que han decidido operar por su cuenta. Otros, a excepción de los que Santander y Torrelavega, han cerrado sus puertas.

 

Es una circunstancia que afrontan numerosas gestoras que llevan años vendiendo la licencia de la marca a terceros y que, cuando los socios aprenden a gestionar, deciden dejar de pagar por la marca. “Es muy difícil mantener la esencia cuando se vende la licencia a franquiciados, puesto que los empresarios desean tener la capacidad de decisión en muchos temas”, afirma.

 

Es un sistema que si bien ayudó a la compañía a crecer a un ritmo elevado a partir del 2000, “genera mucho problemas porque hay riesgo de perder un poco el control de la gestión y la imagen”, admite. De ahí que cadenas como Altafit hayan recomprado franquicias, mientras que Fitness19 ha perdido a doce de sus socios y se han aliado para crear otro formato. “Está por ver qué pasa con las cadenas americanas que han entrado en España; me parece que todos van a pasar por las mismas curvas”, explica, sobre el reto de fidelizar a los inversores.

 

 

 

 

Otro de los desafíos que afronta el sector es el de dar con la ubicación perfecta. El directivo, que asegura no tener ambición de crecimiento en número de clubes, afirma que “la subida del inmobiliario va a dificultar el desarrollo del fitness”. Con todo, García opina que aún “hay nichos donde hay oportunidades” siempre y cuando “no se intente replicar el modelo en todos los emplazamientos”. Para el fundador de Body Factory, es fundamental aterrizar el modelo en cada ciudad. “Un centro de 5.000 metros cuadrados no encaja en un municipio de 30.000 habitantes; hay zonas que no están exploradas por otras cadenas donde se pueden implantar gimnasios más pequeños”, asegura.

 

Aunque, para García, el mayor desafío que afronta la industria es alcanzar la penetración del 20% en la sociedad. “Hay que tener en cuenta la parte cultural, porque algunas zonas de Madrid y Barcelona tienen una tasa superior al 25%”, señala. De ahí la importancia de los operadores de atinar a la hora de elegir donde abrir, un ejercicio que no debe temer a la competencia. “Creo que a mayor oferta, mayor penetración tendrá el fitness en la sociedad”, apunta. Y el público veterano será un filón importante: “la cultura está ampliando la edad de uso delos gimnasios”, sostiene.

 

Con 55.000 clientes y 500 trabajadores, Body Factory espera alcanzar una cifra de facturación cercana a los 30 millones de euros en 2019. Con 21 gimnasios operativos, siete son clubes propios, siete franquiciados y otros cinco corresponden a concesiones administrativas. Once de ellos se encuentra en la Comunidad de Madrid, mientras que el resto se encuentran repartidos entre la Comunidad Valenciana, Canarias, Cadiz, Zaragoza y León.