Entorno

La jornada parcial y el techo de cristal lastran la profesionalización del fútbol femenino

En la negociación del convenio colectivo del fútbol femenino las mujeres demandan una mayor presencia en los puestos directivos, así como el fin de los contratos a tiempo parcial, que representan el 75% de los firmados. 

La jornada parcial y el techo de cristal lastran la profesionalización del fútbol femenino
La jornada parcial y el techo de cristal lastran la profesionalización del fútbol femenino
Para más añadidura, la diferencia salarial que existe entre jugadores y jugadoras no se ha moderado con la profesionalización.

A. M.

23 nov 2022 - 05:00

El fútbol femenino avanza hacia la profesionalización con numerosas piedras en el zapato. La negociación del convenio colectivo, aún en curso, ha puesto de manifiesto que las futbolistas españolas demandan acabar con los contratos a tiempo parcial y exigen una mayor representación en los puestos directivos del fútbol de élite, tal y como asegura Begoña García Gil, profesora de derecho del trabajo en la Universidad Rey Juan Carlos, en el marco del III encuentro LaLiga de Derecho del Deporte 2022-2023.

 

Con la negociación del convenio colectivo congelada, la polémica se centra, sobre todo, en el tiempo de trabajo. La actual regulación no contempla sobre las horas de jornada, los horarios o los descansos, a la vez que permite que el 75% de las futbolistas tengan contratos a tiempo parcial. “Para las jugadoras no computan como trabajo los tiempos de desplazamiento, de concentración, de reuniones o de recuperación muscular”, añade García Gil.

 

Según la docente, la mayor parte de los contratos de primera división están sujetos al cumplimiento de un número mínimo de partidos, lo que lleva a las profesionales a tener dificultades económicas y buscar otras actividades para subsistir, ya que las primas por premios o recompensas también son prácticamente inexistentes. “El 87% de las futbolistas abandona el deporte antes de los 25 años porque no ven posibilidades de subsistencia”, afirma García Gil.

 

 

Para más añadidura, la diferencia salarial que existe entre jugadores y jugadoras no se ha moderado con la profesionalización. En la anterior Eurocopa, el fútbol femenino contaba con un prize money de 16 millones de euros, mientras que en el fútbol masculino la cifra ascendía a 31 millones de euros. La brecha salarial se extiende a España, donde el salario base de las mujeres es de 16.000 euros y el de los hombres es de 155.000 euros.

 

La falta de oportunidades de acceso a puestos de responsabilidad también supone un dolor de cabeza para las mujeres del sector. Actualmente, en Primera División femenina sólo hay cinco entrenadoras y en todo el fútbol profesional español el 84% entrenadores de élite son hombres y hay siete directivas y una presidenta de club, incumpliendo la ley que exige paridad de géneros en los altos cargos.

 

Otra de las incidencias sobre las que se centra la negociación del convenio es la falta de protección social a las deportistas en aspectos como la maternidad o la conciliación. “Todo el mundo del sector conoce las cláusulas verbales antiembarazo, que deniegan la posibilidad de la maternidad a las deportistas”, destaca García Gil. “Otra cuestión a revisar es que las mujeres reciben una indemnización por incapacidad permanente de 90.000 euros, cuando las de los hombres es del doble”, añade.

 

Al mismo tiempo, las futbolistas demandan clausulas específicas de protección laboral durante el embarazo y los procesos menstruales, ya que el esfuerzo físico puede repercutir en su salud. La normativa también debate las condiciones de instalaciones, gimnasios y saunas, ya que “en los clubes con equipo femenino y masuclino las mujeres nunca tienen preferencia de utilización”.