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Pérdidas, deudas y préstamos: Downing Street despierta a la Premier de la fiebre del oro

El Ejecutivo acusa a los clubes británicos de contar con una alta dependencia económica de propietarios que pueden mantener pérdidas constantes, acumular deuda y toman decisiones financieras arriesgadas.                 

Pérdidas, deudas y préstamos: Downing Street despierta a la Premier de la fiebre del oro
Pérdidas, deudas y préstamos: Downing Street despierta a la Premier de la fiebre del oro

A. Martínez

24 feb 2023 - 05:00

El Gobierno británico tira de la manta de la Premier y encuentra un modelo económico repleto de pérdidas, deuda y préstamos. En los últimos años, la Premier ha incrementado su cifra de negocio, traspasos y derechos audiovisuales por encima del resto de competiciones europeas, prácticas que el Ejecutivo británico achaca a una alta dependencia económica de propietarios que pueden mantener perdidas constantes y acumular deuda.

 

“Claramente, el fútbol inglés tiene demanda y atrae a inversores y consumidores de todo el mundo, lo que debe celebrarse y protegerse, pero el éxito no puede ocultar las fragilidades”, concluye el Gobierno, quien asegura que el sistema actual está “mal gestionado y es opaco e ineficaz”.

 

El Gobierno asegura que los propietarios de los clubes británicos toman decisiones financieras arriesgadas, algo que al final quien acaba pagando es el aficionado. Tras este análisis, el estado pondrá el foco en controlar a los nuevos inversores que quieran aventurarse a entrar en la competición y medirá los resultados de las entidades deportivas. Desde la creación de la Premier en 1992, más de sesenta clubes se han visto envueltos en insolvencia económica.

 

 

“El riesgo de quiebra en muchas instituciones es elevada: hay equipos con planes financieros deficientes, que dependen totalmente de sus propietarios y no pueden adaptarse a las volátiles circunstancias de la economía actual”, detalla el Gobierno. Como ejemplo, el Ejecutivo expone en el documento caso del Bury FC, que fue expulsado de la tercera división inglesa en 2020 por problemas económicos tras 150 años de existencia.

 

En el último mercado de traspasos, la Premier registró un gasto en jugadores de 1900 millones de libras, más que LaLiga, la Bundesliga, la Serie A y la Ligue-1 juntas. Entre otras razones, los futbolistas acudían a la competición británica atraídos por sueldos más elevados: en 19 de los 24 clubes de la Championship (segunda división inglesa), los sueldos de los jugadores fueron superiores al total de ingresos del club.

 

Esta tendencia también ha aumentado los préstamos bancarios y el incremento de la deuda de las entidades futbolísticas del país. Al final de la pasada campaña, la deuda de los clubes de las cinco primeras divisiones ascendió hasta 5.900 millones de libras.

 

 

Para contener la sangría económica, el Ejecutivo presidido por Rishi Sunak detalla que los equipos deben cumplir con tres tipos de “sostenibilidad financiera”. La primera, la del club: es decir, contar con los recursos financieros apropiados para hacer frente a cualquier revés financiero, proteger los activos principales del club y no operar de manera insostenible. En segundo lugar, la sostenibilidad sistémica, que refiere a que las diferencias económicas entre equipos no sean demasiado elevadas. Y, por último, la protección del patrimonio cultural de los clubes, como el escudo o los símbolos.

 

Las reglas de control financiero de la Premier que existían hasta ahora eran insuficientes y según el Gobierno “no fomentan el gasto sostenible”. Recientemente, ha salido a la luz una investigación al Manchester City por infringir diversas reglas financieras relacionadas con la información financiera sobre beneficios, la remuneración de entrenadores y jugadores en más de cien ocasiones.

 

Otro de los aspectos que preocupan al Ejecutivo son los nuevos inversores e intenta evitar la creación de clubes estado, como es el caso del Newcastle United, en manos de Arabia Saudí, o el Manchester City, de Emiratos Árabes Unidos. Ahora, el Gobierno exigirá el respeto a los derechos humanos por parte de los nuevos propietarios y estudiará el origen de sus ingresos.

 

 

La Premier teme que estas restricciones repercutan en el interés inversor sobre la competición y cree que la normativa puede poner en peligro la superioridad que ha acumulado la liga británica sobre el resto de competiciones europeas en los últimos años.

 

Pero el Gobierno ha hecho oídos sordos a la Premier, y ha contraatacado asegurando que los inversores se sentirán más atraídos por una competición que tenga un enfoque más prudente a la hora de administrar sus activos y se crearía un entorno regulatorio más claro y seguro para los compradores.