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Más capital y traspasos: el RCD Mallorca se impone generar cinco millones de caja al año hasta 2022

El club bermellón, que en 2018 recibió una inyección de diez millones de euros, necesita de operaciones extraordinarias para poder cumplir con su calendario de pagos con Hacienda, según consta en su plan de negocio.

Marc Menchén

13 feb 2019 - 04:59

El RCD Mallorca se impone generar cinco millones de caja al año hasta 2022

 

 

El RCD Mallorca cuenta con uno de los dueños más ricos del fútbol español, y su apoyo va a ser más importante que nunca para preservar al equipo en la élite. El grupo inversor liderado por Robert Sarver ya ha inyectado 30 millones de euros en el club desde su llegada en 2016, y las proyecciones financieras para los próximos años apuntan a la necesidad de realizar más aportaciones si no suben los ingresos. En concreto, cumplir con sus compromisos le exigirán generar más de cinco millones de euros anuales de caja al menos hasta 2022, según la documentación a la que ha accedido Palco23.

 

El escenario económico que ha dibujado el club contempla que en 2018-2019 abone 4,2 millones de euros asociados al concurso de acreedores. Y la permanencia en LaLiga 1|2|3 o el ascenso a LaLiga Santander se antojan necesarios para cumplir con el calendario a partir de 2019-2020, por el que anualmente deberá cancelar pasivos por entre un millón y 2,5 millones de euros.

 

El principal acreedor es Hacienda, con 17,18 millones de euros. El Fisco recuperará 1,21 millones este año y otros 863.270 euros anuales en los tres ejercicios siguientes; este importe subirá a 2,07 millones en 2022-2023. La deuda concursal con clubes irá variando año a año, desde 202.384 euros en 2019-2020 a 592.063 euros en 2022-2023, pasando por sólo 34.834 euros en 2021-2022. Pero si hay un año que exigirá capacidad de generación de caja es 2020-2021, cuando está fijada la devolución de 2,75 millones en compromisos no vinculados al concurso de acreedores.

 

 

 

 

La reducción del pasivo ha sido constante, y el financiado a corto plazo bajó de 10,1 millones a 4,35 millones de euros en 2017-2018; a largo plazo bajó en un millón, hasta 23,4 millones de euros. “Cuando bajamos a Segunda B hubo que pagar por el concurso de acreedores, que fueron unos diez millones de euros que se pusieron sin ningún problema”, apuntaba en medios locales estos días el directivo, sobre la inyección de recursos que aprobó el consejo de administración.

 

Es un calendario que podría ser de fácil cumplimiento para un equipo de Primera, e incluso para uno de Segunda con una mayor disciplina de gasto. Sin embargo, el club bermellón cerró 2017-2018 con unas pérdidas de 4,3 millones de euros y para 2018-2019 contempla un resultado negativo de 3,75 millones pese al alza de ingresos que asegura su regreso al fútbol profesional. 

 

“Si no quieres perder dinero puedes vender, pero intentamos que eso no ocurra”, defendía días atrás el consejero delegado, Maheta Molango, sobre la decisión de la propiedad de priorizar la retención del talento a darle salida para cuadrar las cuentas. Desde la llegada de Sarver junto a Andy Kohlberg y el exNBA Steve Nash, las pérdidas acumuladas si se incluye este curso superarán los doce millones de euros.

 

De ahí que el futuro del Mallorca a corto plazo pase por nuevas plusvalías por traspasos o aportaciones extraordinarios de los dueños, pues sólo una alta generación de beneficios ayudaría a resolver la situación de fondos propios negativos con que cerrará 2018-2019. Por si fuera poco, las cuentas revelan que “los excedentes a generar según el plan de viabilidad” superan los cinco millones de euros anuales a partir de este año.

 

 

 

 

En 2017-2018 fue posible por la ampliación de capital de diez millones que suscribió la propiedad, y que se complementó con las plusvalías por traspasos en un ejercicio marcado por la drástica caída del negocio por el cambio de categoría. En concreto, los ingresos ordinarios se hundieron un 72,5%, hasta 2,78 millones de euros, mientras que las plusvalías por traspasos se multiplicaron por cuatro y generaron 2,85 millones de euros. 

 

Excepto la venta de entradas en taquilla, que mejoró, todas las líneas de negocio retrocedieron arrastradas por la menor visibilidad mediática que implica salir de las retransmisiones de ámbito estatal. De hecho, los derechos de televisión pasaron de 6,1 millones a unos 250.000 euros, una merma que LaLiga busca compensar con ayudas al descenso que en su caso fueron de 2,25 millones si se contabiliza la devolución del millón de euros por la plaza en la asociación. 

 

Esta especie de subvención, que en 2016 dejó de ser de obligatoria devolución, se contabiliza como otros ingresos. Es algo que, por ejemplo, no sucede con tres millones de euros que en su día recibió al pasar de Primera a Segunda, por lo que aún debe tres millones de euros a la competición.

 

Pese al retroceso de los ingresos, la entidad trató de mantener el bloque e incorporar a futbolistas con experiencia que garantizaran el ascenso exprésque se consiguió. De ahí que los gastos de personal cayeran sóloun 21,9%, hasta 7,2 millones de euros; de este importe, medio millón de euros corresponde al pago de primas colectivas por el cumplimiento del objetivo prioritario en 2017-2018: volver al fútbol profesional.

 

 

El presupuesto de 2018-2019, inferior al del año previo al descenso

El auditor ha dado por buena las cuentas del último ejercicio porque el consejo de administración ha asegurado que “trabajará para la adecuación de los gastos de la entidad a su estructura de ingresos y se realizarán acciones conducentes a la mejora de los ingresos”. De momento, en 2018-2019 se espera que la facturación ascienda a 9,65 millones de euros, menos que en su último curso en Segunda División, si bien la aportación de los traspasos casi se triplicará respecto a 2016-2017, con dos millones de euros.

 

Molango ha insistido estos días en su mensaje de tranquilidad, recordando a los socios que “la propiedad no ha dado ningún indicio de tener alguna preocupación” por la dificultad para conseguir el equilibrio presupuestario. “El mensaje que recibimos es de tranquilidad, de continuidad con el trabajo que estamos haciendo y de hacer prevalecer la parte deportiva antes que las pérdidas”.