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2018: el año que Telefónica hizo rodar en exclusiva el balón de fútbol en televisión

El grupo español de telecomunicaciones ha continuado liderando el crecimiento de la televisión de pago en España, en un año en el que ha lanzado su mayor ofensiva en el fútbol con una inversión anual de 1.300 millones de euros para tener LaLiga y la Champions League. Un movimiento que le ha obligado a renunciar a contenidos como MotoGP o Premier League.

M.Menchén

24 dic 2018 - 05:00

2018: el año en que Telefónica hizo rodar el balón en televisión

 

 

“El fútbol es caro”. “El mercado de derechos deportivos vive una burbuja. Las telecos están subsidiando el negocio de LaLiga”. Estas son algunas de las quejas que en público y en privado reiteraban una y otra vez los grupos de telecomunicaciones en los meses previos a la licitación de las retransmisiones del fútbol español hasta 2022. Protestas que han quedado claro que formaban parte de la estrategia negociadora, especialmente en el caso de una Telefónica que se ha hecho con toda LaLiga Santander y la Uefa Champions League por 1.340 millones de euros anuales.

 

Este ha sido el gran hito de 2018, pues ha supuesto continuar aumentando el valor de las retransmisiones a futuro. La patronal presidida por Javier Tebas aseguró que los 980 millones de euros que abonará anualmente Telefónica suponen un alza del 10,9% respecto al precio que los nueve partidos de pago por jornada tenían en el ciclo 2016-2019. Más espectacular ha sido el incremento de la máxima competición europea de clubes, que prácticamente ha doblado el valor de sus derechos después de que la compañía española haya acordado pagar 360 millones anuales en 2018-2021.

 

Estos dos movimientos, unidos a la compra de LaLiga 1|2|3, certifican que la multinacional presidida por José María Álvarez-Pallete ha convertido al deporte rey en la piedra angular de su propuesta audiovisual. Estos dos anuncios, junto a la integración de Netflix en la plataforma, se realizaron antes del verano, y ayudan a entender por qué Movistar+ ha reforzado su liderazgo en la televisión de pago en 2018. En total, sumaba 3,94 millones de accesos en España a 30 de junio, cifra que en septiembre ya alcanza los 4,04 millones, equivalente a casi el 60% de todo el mercado.

 

 

 

 

El primer ejecutivo de la telecos aseguró en julio que su apuesta por el balón “aumentará la visibilidad y la sostenibilidad de nuestro modelo de negocio en los próximos tres o cuatro años”. De momento, en dos años ha conseguido mantener una tendencia alcista en cuanto a número de altas de clientes y el precio medio que estos pagan por su paquete Fusión, pasando de 78,2 euros en el primer trimestre de 2016 a 89,2 euros.

 

Es una opinión contraria a la de Vodafone, cuyo consejero delegado en España, Antonio Coimbra, cifró en 40 millones de euros las pérdidas que le suponía a la empresa mantener el fútbol en su oferta. El ejecutivo desveló que sólo 400.000 de sus usuarios pagaban por estos contenidos, y las consecuencias del anuncio adelantado de su renuncia no se han hecho esperar: entre marzo y junio perdió un 2,5% de sus abonados, que a cierre del primer semestre se situaban en 1,35 millones.

 

“El año ha estado marcado por la decisión de salir del fútbol televisado cuyos resultados se verán a medio y largo plazo, en dos o tres años”, ha defendido Coimbra, sobre la mejora de rentabilidad que considera que les supondrá. Orange no ha sabido aprovechar de momento la decisión de su competidor, pues en el segundo trimestre cedió un 0,8% y se situó en 614.163 accesos, frente a los 411.629 hogares de Euskaltel, que creció un 2,2%.

 

La nueva subida del precio de las retransmisiones del fútbol no sólo ha afectado a la estrategia comercial de los grupos de telecomunicaciones, sino que muchas propiedades deportivas también han tenido que modificar estrategias para poder mantener sus ingresos por derechos de televisión o conseguir un mayor escaparate con el que llegar a los consumidores. Y los cambios han ido desde el mundo del motor al de la canasta, pasando por el golf. Todos pelean por un pastel de más de 1.800 millones de euros al año que en un 80% se lleva el balompié.

 

 

 

 

Telefónica ha decidido que, junto al fútbol, su otra gran apuesta es el baloncesto, aunque ha decidido concentrar su inversión en la ACB, con la que ha renovado hasta 2021, y la NBA, a la que permite comercializar su propia OTT en España a diferencia de lo que sucedía con MotoGP. Y esa es la principal razón por la que el Mundial de Motociclismo ha decidido no continuar en Movistar+ y convertirse en el principal activo con el que aterrizará  la OTT deportiva Dazn en España.

 

La plataforma británica sí ha aprovechado los cambios estratégicos de la telecos española, y en 2019 se estrenará en el país también con Euroliga y Premier League, que han seguido los mismos pasos de las motos en busca de una mayor visibilidad y protagonismo en las acciones comerciales de su distribuidor. Asobal, por su parte, se ha pasado a LaLiga TV.

 

Telefónica está convencida de que estas salidas no le supondrán un gran número de bajas, pese a que sólo las motos reunían a más de 250.000 espectadores de media en cada carrera. Por el contrario, la compañía sí ha decidido apostar por la continuidad de deportes siempre asociados a un público más premium: la Fórmula 1, pese a que genera menos audiencia que MotoGP; todo el tenis de la ATP, y también el golf, después de llegar a un acuerdo con Discovery. Atada la oferta, 2019 revelará quién acertó.