Entorno

Treinta años de Barcelona 92

Un legado para la posteridad: del nuevo ‘skyline’ a los éxitos deportivos tras los Juegos

El cambio fue de modelo, Barcelona se abrió al mar y al mundo. Por otro lado, fue un proyecto con un espíritu de colaboración social e institucional que permitió hacer realidad un sueño, dejando al lado los conflictos políticos.

Un legado para la posteridad: del nuevo ‘skyline’ a los éxitos deportivos tras los Juegos
Un legado para la posteridad: del nuevo ‘skyline’ a los éxitos deportivos tras los Juegos
Los Juegos sirvieron como referente en su manera de comunicar, liderada por Cobi, mientras que, en el aspecto social, se consiguió sacar a relucir el sentimiento barcelonés y contactar con la ciudadanía.

Miquel López-Egea

25 jul 2022 - 05:00

Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Barcelona 1992 fueron un hito organizativo que, entre el 25 de julio y el 9 de agosto pusieron la capital catalana en el centro del mundo. El legado del evento deportivo más importante de la historia de España, que abrió Barcelona al turismo y la internacionalizó, aún perdura. Sin embargo, hay cierta nostalgia en el ambiente y varios retos para el futuro, con el objetivo de recuperar el espíritu que una vez hizo posible rentabilizar los Juegos. Palco23 recorre el legado e impacto, el cambio de Barcelona y sus principales magnitudes económicas con entrevistas con el creativo que ideó los Juegos, Luis Bassat, y el concejal de deportes de Barcelona, David Escudé.

 

 

Insight: Treinta años de Barcelona 92

 

 

El lema de Barcelona posa’t guapa resume cómo con los Juegos Olímpicos Barcelona se vistió de gala y cambió la postal de la ciudad. Pero el evento deportivo más importante del mundo no sólo cambió la imagen de la ciudad, sino que puso a los deportistas españoles en los podios.

 

Barcelona perpetuó un proyecto con un espíritu de colaboración social e institucional que permitió hacer realidad un sueño, dejando al lado los conflictos políticos de la época y con ello culminó una transformación física, social y también deportiva. Este fue el legado olímpico: un cambio para la ciudad y para el negocio del deporte español.

 

Por un lado, los Juegos redefinieron el modelo de ciudad e inició un proyecto que hoy día aún no ha cesado y por otro, España empezó a ganar títulos en todos los deportes, llenando las portadas de los periódicos y por ende, aumentando la inversión en este sector, tanto público como privado.

 

El evento sirvió para culminar numerosos proyectos que estaban en el imaginario colectivo y después de una inversión 753.708 millones de pesetas, Barcelona cambió su imagen. Y este modelo, en la actualidad, aún se mantiene, junto con las infraestructuras realizadas.

 

 

 

La consecución del evento más importante de la historia deportiva española permitió la realización de una serie de actuaciones postergadas como la construcción de nuevas infraestructuras de comunicación de gran envergadura o nuevas instalaciones de primera clase.

 

Ellas fueron la urbanización definitiva del Parque de Montjuïc, la recuperación de las playas y del mar, la reforma de las cuatro áreas olímpicas, la construcción de las rondas de circunvalación de la ciudad, nuevas instalaciones deportivas y grandes obras de telecomunicaciones. Y, de hecho, no sólo la capital se benefició de esta inyección económica, sino también las quince subsedes del evento.

 

La inversión pública para el evento fue de 530.898 millones de pesetas, mientras que inversión privada representó 222.810 millones de pesetas, según se desprende de la Memoria de los Juegos Olímpicos Barcelona 1992.

 

Pero, ¿qué cambió exactamente? Se invirtieron 313.689 millones de pesetas en reformar el Área de Montjuic, la Diagonal, Vall d’Hebron, Villa Olímpica y subsedes, además de 294.751 millones de pesetas en comunicaciones. Ellas fueron la Ronda de Dalt, Ronda Litoral, Nudo de la Trinitat y enlaces, patas de cierre, conexión entre rondas y accesos a las áreas. Y todo ello, aún sigue vigente y operativo.

 

 

 

 

También se construyeron instalaciones como la reconstrucción del Estadi Olímpic o la puesta en marcha del Palau Sant Jordi, Institut Nacional d'Educació Física de Catalunya (Inefc), las Piscinas Picornell o el Canal Olímpic de Castelldefels que han servido, posteriormente, para acoger otros eventos y que siguen a pleno funcionamiento.

 

Otro eje clave fue la inversión hotelera que sirve para acoger la masa de turismo actual de la ciudad y apoyar el crecimiento internacional que ha vivido la ciudad en los últimos treinta años. Se invirtieron 61.469 millones de pesetas en un plan de hoteles, 28.514 millones de euros en el aeropuerto y 73.786 millones de pesetas en telecomunicaciones, con infraestructuras como la Torre de Collserola. Con ello, se aprovechó para rentabilizar su posición en el Mediterráneo, acompañado por el buen clima y por su patrimonio natural y cultural.

 

 

 

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Además de infraestructuras, los Juegos significaron otros cambios. En el ámbito deportivo, España empezó a convertirse en un referente deportivo y logró quedar en sexta posición en el medallero, con trece medallas de oro, siete medallas de plata y dos medallas de bronce, que sirvieron para establecer una línea a seguir, marcando un éxito sin precedentes. Para lograr estas 22 medallas, se creó la Asociación Deportes Olímpicos (ADO) y la puesta en marcha del Programa ADO en 1988, que becaba y premiaba a los deportistas nacionales, así como una ayuda a su formación y programación.

 

El Plan Ado y Adop, que aún siguen vigentes hoy en día representa cerca de diez millones de euros y han servido para obtener grandes éxitos deportivos. Saul Craviotto, Joan Llaneras, Rafa Nadal o Gervasio Deferr, Mireia Belmonte, Arantxa Sánchez Vicario, Lydia Valentín o la Selección Española de Baloncesto son algunos de los deportistas españoles que más medallas olímpicas han cosechado y, en parte, ha sido por la promoción al deporte nacional.

 

Aunque, la evolución deportiva ha trascendido más allá y durante los últimos treinta años España ha logrado otros grandes éxitos deportivos como Mundiales de fútbol, baloncesto y balonmano, múltiples medallas de oro en disciplinas como waterpolo, triatlón, piragüismo, halterofilia, natación o bádminton, varios Tours de Francia y otras grandes vueltas, todos los éxitos de Rafa Nadal, automovilismo, motociclismo o hasta medallas en atletismo o en deportes de invierno y múltiples títulos de los equipos de fútbol nacional. De hecho, tanto éxito deportivo se llegó a traducir en uno de los tweets más virales en español que rezaba: “Soy español, a qué quieres te gane”.

 

 

 

 

Barcelona 1992 también dejó otros legados. Los Juegos sirvieron como referente en su manera de comunicar, liderada por Cobi, mientras que, en el aspecto social, se consiguió sacar a relucir el sentimiento barcelonés y contactar con la ciudadanía.

 

Barcelona también demostró para la posteridad su capacidad de acoger eventos internacionales como el World Mobile Congress, Copa América de Vela, Campeonatos Europeos de Atletismo, Mundial de Natación o Mundial de Fútbol. Y, por qué no, otros Juegos Olímpicos.

 

Actualmente, además de entidades como el Ayuntamiento de Barcelona o el Comité Olímpico Español, la Fundació Barcelona Olímpica, propietaria del Museu Olímpic i de l’Esport y del Centro de Estudios Olímpicos y del Deporte Juan Antonio Samaranch, son los encargados de mantener viva la llama de los Juegos.