Entorno

Galicia se abre Camino al ‘calor’ del turismo y el deporte federado

La comunidad autónoma se ha convertido en una potencia deportiva dentro del panorama nacional, y se encuentra en el Top 3 en número de federados en disciplinas como el balonmano, el atletismo, el judo, el ciclismo, el surf, el patinaje, el voleibol, la natación e incluso el ajedrez.

Álvaro Carretero

27 may 2019 - 04:56

La comunidad autónoma se ha convertido en una potencia deportiva dentro del panorama nacional, y se encuentra en el Top 3 en número de federados en disciplinas como el balonmano, el atletismo, el judo, el ciclismo, el surf, el patinaje, el voleibol, la natación e incluso el ajedrez.

 

 

Todos los caminos llevan a Roma, dice el dicho popular. O a Santiago de Compostela, si se siguen las vieiras amarillas. Es precisamente lo que ha logrado Galicia, que se ha convertido en una potencia dentro del ecosistema del deporte federado español y en una palanca de captación para el turista extranjero que huye del modelo de sol y playa. La Xunta ha diseñado un modelo de deporte desde la base a los atletas de alto rendimiento; cuenta con 250.489 federados, que la convierten en la sexta comunidad autónoma en el ránking nacional y la tercera en cuanto a número de clubes, con 5.143 entidades.

 

Dentro de todo este ecosistema, el centro de tecnificación deportiva (Cdgt) se ha convertido en uno de los pilares del deporte gallego. El complejo, que tiene 32 años de historia, ejerce como ancla en la región, aunando el trabajo de las federaciones y los clubes, y ofreciendo un escenario multidisciplinar con el que captar competiciones internacionales.

 

Entre 2007 y 2010, incluso, incorporó al Centro Deportivo Pontillón do Castro y al Centro Gallego de Tecnificación de Vela en Vilagarcía para cubrir los deportes náuticos dentro de su oferta deportiva. Por sus puertas han pasado deportistas 18 deportistas olímpicos, como David Cal y Teresa Portela y otros dos paralímpicos, además de competiciones como el Mundial júnior de balonmano y los Mundiales Multideporte, que acogerán este año.

 

 

 

 

Actualmente, Galicia sólo se sitúa por detrás de la Comunidad de Madrid, Cataluña, País Vasco, Andalucía y la Comunidad Valenciana en cuanto a licencias federadas. De hecho, está entre los tres primeros puestos de España en disciplinas como el balonmano (10.333 jugadores), el atletismo (10.017 practicantes), el judo (8.817 deportistas), el ciclismo (7.061), el surf (7.023), el patinaje (6.544), el voleibol (6.384), la natación (4.900) e incluso el ajedrez (3.843 federados).

 

Donde más fuelle pierde la comunidad autónoma es en los deportes que cuentan con mayor número de practicantes a nivel nacional, como son el fútbol, el baloncesto, el golf y la caza, que es una disciplina que precisa de registro obligatorio para practicarla. En lo que respecta al balompié, cuenta con 70.650 licencias, impulsadas principalmente por la acción del RC Celta de Vigo y el RCD Deportivo de la Coruña, dos de los clubes españoles con más historia de LaLiga.

 

Dentro de la órbita del deporte profesional se sitúa también el baloncesto, donde Galicia también es la séptima comunidad en número de federados a nivel nacional, con 16.400 jugadores. La región del noroeste de España siempre ha tenido una gran tradición en este deporte, con clubes históricos como el OAR Ferrol y otros que actualmente aunque no están entre los equipos que más aficionados mueven debido a la menor capacidad de los estadios, cuentan con un férreo respaldo social.  

 

 

 

 

En la temporada 2018-2019, el Monbus Obradoiro concentra una media de 4.900 espectadores, equivalente a un 81% del aforo del Fontes do Sar. El Cafés Candelas Breogán, también en la Liga Endesa, se mueve en cifras similares, con una media acumulada de aficionados de 4.943 asistentes y un lleno del 76% por jornada en el Pazo dos Deportes. A estos se suman el Uni Ferrol femenino y el Leyma Natura Coruña y el Rio Ourense Termal en LEB Oro, que capitalizan la práctica del baloncesto en todas las provincias gallegas y extienden su red de canteras para complementar la acción de las competiciones municipales.

 

Gracias a este ecosistema público-privado, la ACB llevó la Copa del Rey a A Coruña en 2016 tras 23 años de ausencia. Por la ciudad pasaron una media de 9.730 espectadores por partido, un 97,3% del aforo total, de los que más de 6.000 procedían de otras provincias. Según un estudio realizado por la asociación de clubes, la competición generó en la ciudad 17 millones de euros de forma directa, con un gasto medio por aficionado de 934 euros.

 

Más allá de la alta competición, Galicia cuenta con una importante masa de federados en golf, que se sitúa como el cuarto deporte más practicado en la región, con 10.524 licencias. Pese al peso que tiene dentro del entramado deportivo gallego, se sitúa lejos de la influencia de otras regiones, como Andalucía, Madrid y la costa mediterránea, algo que también repercute a la hora de hacer de esta disciplina uno de los puntales para captar al turista extranjero de alto poder adquisitivo, que prefiere el calor del Levante a la imprevisibilidad del clima norteño. 

 

 

 

 

El peso del turismo activo recae, por tanto, en el Camino de Santiago, la actividad que vertebra este sector en Galicia. De las 1.745 empresas dedicadas al deporte en la región, más de 400 se enfocan en este tipo de rutas senderistas y a los deportes náuticos, una de las mayores concentraciones de turoperadores por kilómetro cuadrado de España.

 

Desde que los itinerarios de peregrinación se vincularon al turismo activo, el Camino ha atraído a un flujo constante de visitantes internacionales. En 2018 generó un impacto económico de 300 millones de euros, sumando gastos de desplazamiento, alojamiento, equipamiento deportivo y de restauración y ocio. El 44% de los peregrinos procede de otras provincias españolas, y un 52% es de origen italiano y alemán.

 

Su presencia es determinante para impulsar la industria deportiva, ya que los visitantes nacionales cayeron un 26,5%, hasta 140.000 turistas en 2018, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta cifra, no obstante, no contabiliza a aquellos que acuden a ver competiciones deportivas, pero es indicativa a la hora de analizar los planes de crecimiento que ha trazado la Xunta para la actual legislatura.

 

Esta estrategia parte directamente por el aumento del presupuesto destinado a la cartera de deportes. Esta partida experimentó un alza del 26% en 2018, hasta 24,2 millones de euros, muestra del nuevo impulso que la administración quiere dar al deporte, ya que las partidas dedicadas a esta consejería habían caído un 2% interanual desde 2015.

 

 

 

 

A este aumento del gasto público hay que sumar la subvención de 3,7 millones de euros que percibe la Fundación Deporte Galego, encargada de dar soporte a los diferentes organismos públicos y privados del sector. Por otro lado, las entidades y federaciones deportivas, encargadas percibieron 1,1 millones de euros.

 

El mayor desembolso público se dedica las necesidades de las instalaciones deportivas, que en los últimos presupuestos se llevaron 8,9 millones de euros. Gran parte de esta inversión va a parar al centro de tecnificación, aunque a este importe hay que añadir los 43,5 millones de euros que gasta la Administración en construir y remodelar otros complejos deportivos. Galicia fue la sexta región que mayor inversión pública recibió para este tipo de infraestructuras, aunque la mayor parte proviene de los ayuntamientos locales.

 

Esta realidad ha favorecido la presencia de operadores privados que se adjudican este tipo de complejos. Prueba de ello es que Galicia es la cuarta comunidad autónoma con más gimnasios de España, sólo por detrás de Andalucía, Madrid y Cataluña. En la región destaca Supera, con ocho centros, y AQA, con cuatro

 

Y es que más allá del impacto turístico, incluso del deporte federado y el profesional, Galicia es una región que promueve el deporte entre su población, que es la cuarta pata de su ecosistema deportivo. La presencia de players privados, así como el fomento de la actividad física en las escuelas a través de programas de competición multidisciplinares es la base que sustenta el entramado gallego. De los colegios saldrán los futuros deportistas que engrosarán los equipos profesionales de la región y, a su vez, se convertirán en nuevos referentes para las futuras generaciones.