Entorno

Fútbol femenino: ganar estructura ante un nuevo ‘boom’

Las audiencias y el apoyo de patrocinadores se han disparado en las últimas temporadas, pero el sindicato internacional de futbolistas Fifpro asegura que aún queda camino por recorrer para profesionalizar las estructuras del fútbol femenino.

Patricia López

15 jun 2020 - 05:00

Fútbol femenino: ganar estructura ante un nuevo ‘boom’

 

 

En tan sólo dos años, la liga de fútbol femenino de Reino Unido se ha convertido en competición profesional, el encuentro disputado entre el Atlético de Madrid y el FC Barcelona femenino ha firmado el récord de asistencia con 60.739 personas en el Wanda Metropolitano y Visa ha gastado la misma cantidad de dinero en activar su patrocinio en el Mundial de Fútbol masculino y femenino. Jamás tantas marcas habían apoyado a competiciones y equipos de fútbol femenino, y nunca antes un Mundial femenino había alcanzado los 1.000 millones de espectadores. El boom del fútbol femenino es una realidad, aunque las jugadoras y los clubes afirman que aún queda mucho camino por recorrer en su estructura empresarial y sostenibilidad económica.  Las marcas anticipan un incremento del seguimiento del fútbol, y empiezan a tomar posiciones.

 

“Mientras que las puertas del fútbol empiezan a abrirse a las mujeres, la profesionalización de las jugadoras sufre los efectos de la poca inversión y la exclusión que ha habido durante décadas”, recoge el sindicato de futbolistas Fipro en el informe Women’s football report 2020. La entidad admite que cada vez se están creando más ligas y clubes femeninos, lo que contribuye a su profesionalización, pero queda camino por recorrer.

 

“La inversión financiera no es suficiente; el deporte femenino requiere una visión común que una las distintas estrategias nacionales e implemente regulaciones para lograr un crecimiento sostenible y la contratación de jugadoras”, recoge. Un 3,6% de las jugadoras que compitieron en la Copa del Mundo de Futbol no recibieron salario alguno de su club. Las jugadoras argumentan que, de recibir un salario digno, podrían hacer del fútbol su prioridad, en lugar de compaginar el deporte con otra actividad profesional.

 

 

 

 

 

Dejando al margen el 5% de las jugadoras que cobran más y el 5% que menos remuneración reciben, el salario medio de las futbolistas profesionales en 2018 fue de 3.662 euros al mes. La nómina promedio ha crecido un 69,6% desde 2016, lo que demuestra que las condiciones laborales de las jugadoras han mejorado. A menor ritmo lo ha hecho el salario medio recibido por jugar con la selección nacional, que en 2018 se situó en 2.179 euros, un 16% más que en 2016.

 

El reparto de premios económicos de los Mundiales impacta de lleno en los emolumentos que reciben las jugadoras y, en este sentido, la Fifa también ha mejorado el prize money con el paso de los años. En el Mundial de Francia de 2019 se repartieron 30 millones de dólares entre las veinte selecciones participantes; en el Mundial de Canadá de 2015 fueron 15 millones, por los 10 millones de dólares que se repartieron en 2011. El gap con el reparto económico de la Copa del Mundo masculina continúa siendo muy amplio, puesto que ellos recibieron 400 millones en 2018, pero el prize money del Mundial femenino ha aumentado a mayor ritmo.

 

Que la Fifa haya trazado un plan para fomentar la práctica futbolística en las mujeres ha sido tan clave como que algunas marcas hayan firmado acuerdos de patrocinio. Por un lado, el organismo rector del fútbol internacional está invirtiendo 1.700 millones de dólares en el programa de desarrollo del fútbol femenino, con el reto de que en 2026 haya 60 millones de mujeres que practique este deporte.

 

 

 

 

Por otro lado, las marcas han empezado a firmar acuerdos con los equipos femeninos al margen del masculino. Prueba de ello es Stanley, con el FC Barcelona; Herbalife Nutrition, con el Atlético de Madrid o Mastercard, con el Arsenal FC.

 

Nike selló la semana pasada su mayor patrocinio con una jugadora de fútbol, la noruega Ada Hegerberg, que facturará 1,3 millones de euros por temporada durante diez años. El año pasado, la marca estadounidense y Visa ficharon como patrocinador principal de los torneos femeninos de la confederación europea (Uefa), que por primera vez empezó a comercializar sus competiciones masculinas y femeninas por separado. ¿El objetivo? Poner en valor todas sus competiciones y captar recursos que reviertan en el aumento de la práctica deportiva desde la base.

 

Tras las marcas, llegaron los grandes acuerdos audiovisuales. Mediapro adquirió los derechos televisivos de la Primera Iberdrola, principal liga femenina de fútbol de España, por tres millones de euros. En Francia, Canal+ y TF1 se han adjudicado los derechos de la Eurocopa femenina por 13 millones, mientras la BBC lo ha hecho en Reino Unido por 10 millones de euros. En Estados Unidos, 14,3 millones de personas vieron la final del Mundial que ganó la selección estadounidense; fue un 22% más de audiencia que la que recibió la final masculina en ese país.

 

 

 

 

En España, el patrocinio del deporte femenino tiene nombre: Iberdrola. A través del programa Universo Mujer lanzado por el Consejo Superior de Deportes (CSD) 2016, las compañías que apoyen el programa pueden contar con ventajas fiscales de hasta el 90%. El objetivo era atraer a las marcas, y la compañía eléctrica ya patrocina a 15 federaciones deportivas, con el fútbol como principal palanca.

 

En la Primera Iberdrola compiten 16 equipos, y ocho de ellos ya cuentan con un patrocinador específico para el equipo femenino, mientras que tres comparten espónsor con el masculino. Sólo cinco equipos, un 31% de la competición, son clubes que no tienen un equipo masculino en LaLiga. La Primera División es la liga de fútbol con más equipos que tienen un patrocinador específico para la sección femenina, lo que permite dar más valor a esta sección.

 

Es justo lo que está intentando hacer la Uefa, que ha diseñado una hoja de ruta para doblar el valor de la Women’s Champions League tras facturar tan solo 412.000 euros en 2017-2018. De ahí que haya empezado a comercializar patrocinios propios para la Champions y la Eurocopa femenina, con el fin de atraer a más marcas tras captar a Nike y Visa.

 

 

 

 

 

“Los inversores y espónsors están empezando a responder al aumento del valor del fútbol femenino”, reconoce Fifpro. “Sin embargo, la inversión económica y en mejorar el juego no tiene por qué liderar la mejora de las condiciones de las jugadoras o no necesariamente se traduce en una mejora para el deporte”, añade el sindicato internacional. “Esto no sólo va de dinero; va de actitud y respeto”, afirmó Hegerberg a la BBC el año pasado. Desde Fifpro consideran que el fútbol femenino se encuentra en una etapa inicial de crecimiento, por lo que “existe la posibilidad de crear entornos de trabajo en los que se respeten los derechos de las trabajadoras”.

 

En ese punto se encuentra el fútbol en España. Las jugadoras, la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (Acff), con el apoyo de Mediapro, y la Real Federación Española de Fútbol (Rfef), han pactado el primer convenio colectivo de esta disciplina en España, que supone un incremento en el mínimo salarial y en el número de horas trabajadas; el reconocimiento del derecho de explotación de imagen por parte de las futbolistas; la cobertura en caso de baja, e indemnización en caso de lesión invalidante.

 

Si el incremento de las audiencias y la visibilidad del fútbol femenino continúa en el futuro tras la decidida apuesta de las televisiones, esta disciplina podría convertirse en una oportunidad de negocio, según recoge Deloitte en el informe Annual Review of Football Finance 2020. “El éxito del Mundial de 2019 y los eventos que están por llegar, como los Juegos Olímpicos en 2021, la Euro de 2022 y el Mundial de 2033, el potencial para el fútbol femenino nunca ha sido tan fuerte”, sostiene la consultora. “Los titulares de derechos e inversores que puedan aprovechar esta oportunidad e invertir en los catalizadores clave para el cambio, estarán bien posicionados para generar y cosechar el retorno en la próxima fase de crecimiento”, apunta.