Clubes

ACB: una historia marcada por el ‘mecenazgo’ de la Administración

La implicación de consistorios, diputaciones y comunidades autónomas va desde los patrocinios ligados al turismo en Andorra hasta la propiedad del Herbalife Gran Canaria, en una competición donde este apoyo económico es básico para garantizar la viabilidad.

Guillermo G. Recio

12 feb 2018 - 04:59

Ocho de los dieciocho clubes de la ACB cuadran sus presupuestos gracias a una implicación pública muy importante

 

 

El baloncesto es uno de los deportes con mayor trascendencia en España, al contar con miles de jugadores y millones de aficionados. Muestra de ello es la importancia del mercado español para la NBA y la Euroliga, que cuenta con jugadores españoles destacados entre sus estrellas más mediáticas. Sin embargo, los clubes de la ACB no pasan por su mejor momento, algo que se ha convertido en algo habitual durante los últimos años.

 

Quizás sea ese el motivo por el que la Administración se ha convertido en uno de los pilares fundamentales para la supervivencia del baloncesto en España, a la espera de un modelo de negocio que asegure su viabilidad sin pasar por el mecenazgo. La implicación de consistorios, diputaciones y comunidades autónomas en este deporte va desde los patrocinios ligados al turismo en Andorra hasta la propiedad del Herbalife Gran Canaria.

 

También hay casos en los que la ayuda pública llega en forma de subvención por considerarlo una actividad social más para esa ciudad, así como actuar de bypass entre circunstancias delicadas. Este es el último caso, y quizás el más crítico, ya que el Club Joventut de Badalona se encuentra al borde de la liquidación ante el incumplimiento de los compromisos que adquirió el Ayuntamiento de la ciudad en 2017.

 

Esta situación pone nuevamente el foco del baloncesto en el papel que desempeña la Administración, que arrastrará opiniones a favor o en contra de estas ayudas. Pero existe una realidad, y es que ocho de los dieciocho clubes de la ACB cuadran sus presupuestos gracias a una implicación pública muy importante.

 

 

 

 

La aportación económica institucional dentro de los cinco primeros clasificados de la Liga Endesa no es algo común, ya que se nutren del fútbol y de mecenas como Juan Roig, pero hay pequeñas partidas de patrocinios turísticos como ocurre con el Unicaja Málaga para promocionar la Costa del Sol. De hecho, hasta hace unos meses, todos sus socios importantes procedían de la Administración y del propio banco dueño del club.

 

Más allá de los clubes de Euroliga, la competición cuenta con dos ejemplos destacados de este modelo de apoyo público: el Herbalife Gran Canaria y el Iberostar Tenerife. Mientras que la entidad de San Cristóbal de La Laguna cuenta con el patrocinio del Cabildo de Tenerife para suplir su nombre original de CB Canarias, su club vecino pertenece totalmente a la Fundación Canaria del Deporte. Es decir, al Cabildo de Gran Canaria.

 

Pero la participación del gobierno de la isla en esta entidad no es menor, ya que además de aportar unos 3,5 millones de euros por temporada en forma de subvención, es el principal apoyo de la propia ACB para la Copa del Rey. El Cabildo y la ACB llegaron a un acuerdo para que la isla acogiera grandes eventos como la celebración de la Copa del Rey y la Supercopa en Gran Canaria para el ciclo 2016-2019. Además, en 2015 también se disputó allí otra Copa del Rey.

 

Entre los ocho primeros clasificados de la Liga Endesa actualmente también se encuentra una de las revelaciones, el Montakit Fuenlabrada. Con un presupuesto de 2,2 millones de euros, el Ayuntamiento de la ciudad madrileña aporta exactamente 1,3 millones en forma de subvención es decir, más del 50% del presupuesto. En este caso, queda descartado todo apoyo turístico, por lo que el consistorio argumenta su aportación en base a la promoción del deporte en el municipio.

 

 

 

 

El Morabanc Andorra también cuenta con un modelo parecido al de los canarios, ya que se trata de otro territorio que vive principalmente de los visitantes de fuera. Por este motivo, de los cuatro millones de euros de presupuesto, el 55% corresponde a las instituciones andorranas. En subvenciones a deporte profesional y cantera el club obtiene algo más de un millón de euros, mientras que Andorra Turismo suma otro millón en concepto de patrocinio.

 

En la zona media de la tabla se encuentra el UCAM Murcia, que cuenta con un presupuesto de cuatro millones de euros, de los que el 40% son aportados por la propia universidad, que es su propietario. El club, que hace énfasis en la baja participación de la Administración en su entidad, sólo cobra 200.000 euros por temporada del Ayuntamiento.

 

Algo parecido le ocurre al Monbus Obradoiro, que es uno de los clubes de la ACB con menos recursos de la categoría y cuenta sólo con 68.016 euros de subvenciones, mientras que la media de aportaciones públicas a los conjuntos de la ACB fue el pasado año de 873.653 euros.

 

 

 

 

Los equipos vascos tampoco son una excepción, ya que el Delteco GBC cuenta con aportaciones de la Diputación y el Ayuntamiento que suponen alrededor de un millón de euros. Además, el pasado año encontró su caballero blanco en la Real Sociedad, que de forma extraordinaria le concedió una subvención de 775.000 euros para evitar que sufriera problemas mayores a los que arrastraba en el plano deportivo.

 

El Retabet Bilbao también cuenta con ayudas públicas por parte de la Administración local y regional, pero, en este caso, la implicación institucional sí que ha estado bajo sospecha. El Tribunal de Cuentas del Estado inició un procedimiento contra la Diputación de Vizcaya por una presunta ayuda irregular de 5,3 millones de euros concedida en abril de 2013 al club de la ACB.

 

Esta aportación, que fue decisiva para que la entidad deportiva no se viese abocada a una desaparición casi segura, se investiga porque la misma institución pública había suspendido las ayudas al deporte de élite por la crisis, lo que llevó a la extinción del equipo Euskaltel-Euskadi de ciclismo. Sin embargo, se decidió salvar a la entidad de baloncesto con una inyección económica de 1,9 millones de euros más otros 3,4 millones a través de la cancelación de sus deudas con la Hacienda foral.

 

De hecho, los problemas económicos del Bilbao Basket le llevaron a incumplir sus compromisos con la ACB, por no restituir las cantidades del fondo de garantía salarial y tener deudas pendientes con la liga y la plantilla, que superaban la cuantía permitida. Entonces, el club recurrió ante el TAD y se dictó la nulidad de la decisión de la ACB de no inscripción por considerar que no era competente para tomar ese acuerdo.

 

 

 

 

Sin salir del norte de España, el CB Miraflores utiliza una fórmula parecida a la del Iberostar Tenerife, ya que el Ayuntamiento y la Diputación de Burgos patrocinen al club para que lleve su nombre por todo el país por unos 400.000 euros al año.

 

También está el caso del Tecnyconta Zaragoza, que es un club que ha dependido durante los últimos años de inyecciones de capital por parte de sus accionistas, algo que critican por la falta de apoyo público y por la necesidad de contar con un presupuesto de cuatro millones para poder subsistir en ACB. En temporadas anteriores, la Administración había dado algunas ayudas al club aragonés, que se han ido reduciendo hasta aproximadamente un 15% desde el cambio de gobierno en todo el territorio.

 

Con esta coyuntura, en la que pocos clubes se escapan de la participación pública, es necesario que todos los actores del sector visualicen su futuro. Ello será una de las claves para mantener el éxito a largo plazo, ya que con los cambios de colores en la Administración, nunca se sabe si el viento soplará a favor o en contra. En el caso del Joventut, claramente ha sido en contra.