Opinión
Tecnología, ¿oportunidad o riesgo?
27 nov 2017
Aunque algunos no lo sepan, y otros intenten olvidarlo, ya no vivimos en la era industrial. Ni tan siquiera estamos en la afamada y confusa era de la información. Queramos o no, estamos inmersos en la vertiginosa era de la Tecnología y las Personas. Y el sector que nos ocupa, el de la actividad física y el deporte, es un claro exponente de esta realidad. En unos años, nuestro sector ha modificado varios de los referentes de los que disponíamos, pero en pocos tiempo más los ejes e indicadores de nuestros negocios serán totalmente distintos.
Una de las modificaciones más relevantes experimentadas es el nuevo rol que ha tomando el deporte y la actividad física ante los grandes problemas vinculados a salud. Directamente relacionados con el grado de creciente sedentarismo en nuestra sociedad. Esta feroz epidemia, requiere de grandes alianzas y un enfoque multidisciplinario. Sobre todo si lo que queremos es encontrar soluciones sostenibles y efectivas, no meras declaraciones o acciones de maquillaje. Por tanto, el primer paso desde una compañía dedicada a incidir en la mejora de la calidad de vida de las personas es darle la bienvenida a los avances tecnológicos dentro del sector productivo, la economía, la política, la educación y en todos los ámbitos de la sociedad.
Este proceso tiene y tendrá muchas consecuencias. Pero, desde mi punto de vista, la principal será tener que reinventarnos como sociedad. Este reto, que bien podría ser el título de cualquier sesudo seminario o curso de verano en una universidad de talla académica, encierra un alto grado de desasosiego por lo desconocido y cientos de interrogantes a los que debemos encontrarle respuesta.
¿Reinventarnos? Sí, claro. Es irrenunciable. Pero debe hacerse de manera responsable. La tecnología, en lo que a nuestro sector se refiere, tiene que ejercer un papel de palanca que aplique su potencia en dos sentidos: el primero, facilitar la activación física de la mayoría de población; el segundo, proveer de herramientas y formación para conseguir el crecimiento y mejora de sus profesionales. Parece evidente que el único camino posible es trabajar con rigor y mucho cuidado, no permitiendo que una aplicación, que los avances tecnológicos sin enfoque y ni objetivos, deshumanice la oferta. Mucho más cuando la oferta de este sector tiene como claves fundamentales la calidad y la calidez en el acompañamiento de un proceso de aprendizaje y esfuerzo como es la activación de una persona. La tecnología bien proyectada y bien aplicada, como ha sucedido y sucede en otros sectores, es una magnífica oportunidad para mejorar.
Estamos recorriendo caminos inexplorados. Pensando sobre servicios o entornos de negocio que tienen o tendrán una dimensión que hace apenas unos años no podíamos ni imaginar en el entorno de los servicios deportivos. Tenemos que ser plenamente conscientes de que este sector no podrá subsistir como lo hacía en el pasado inmediato. Casi era ayer cuando los centros deportivos se limitaban a introducir y sumar o sustituir cíclicamente en su oferta productos o servicios más o menos novedosos.
Hoy necesariamente tenemos que ir más allá si queremos tener una mínima posibilidad de subsistir. Sólo podremos hacerlo si incorporamos las posibilidades del nuevo entorno tecnológico. Y lo debemos hacer identificando, estudiando y canalizando nuevas necesidades. Asumiendo nuevas responsabilidades, como la de liderar este proceso, que sin duda nos ayuden a buscar nuestro espacio en esta de esta nueva tecno-sociedad.
En definitiva, las compañías que estamos construyendo el nuevo entorno empresarial ligado a los hábitos de vida saludable debemos explorar nuevos modelos de negocio, de gestión y de relación con nuestros públicos. Eso sí, modelos que nos permitan crecer y ofrecer nuevas oportunidades a una demanda creciente pero cada vez más formada y exigente, a la que tendremos que asegurarle que ofrecemos las mejores medidas de seguridad, a la vez que promovemos un mayor nivel de confianza. La tecnología necesariamente debe estar alineada con las personas que hacen uso de la misma para poder impulsar acciones que ayuden a capitalizar esas oportunidades.
Como decía Steve Jobs, uno de los grandes intérpretes de cómo la tecnología puede ser un elemento que conviva con el imparable avance de la sociedad: “La tecnología no es nada. Lo importante es que tengas fe en la gente, que sean buenas e inteligentes, y si le das herramientas, harán cosas maravillosas con ellas”. Levantemos la mirada y preparemos a nuestras organizaciones para ello.
Alfonso Arroyo
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