Opinión
Riesgos y oportunidades blaugranas en el camino hacia el 2021
18 jul 2015
El reto es crecer. La oportunidad pasa por mejorar los contratos de patrocinios existentes. El riesgo se intuye en la remodelación del Camp Nou y cómo sus costes podrán afectar a la parcela deportiva. Son tres de las variables que Josep Maria Bartomeu, ratificado como nuevo presidente del FC Barcelona, deberá tener en cuenta durante su mandato, que finalizará en 2021 y en el que el objetivo compartido está claro: situar la facturación del club por encima de los 800 millones de euros, como mínimo, y mantener a la entidad en los más alto de los rankings deportivos y económicos.
El punto de partida, al menos en el área económica, es mejor que el del 2010. La junta que arrancó con Sandro Rosell y terminó con Bartomeu ha logrado reducir la deuda en más de 100 millones y en términos de ingresos se ha dado un impulso relevante, alcanzando una cifra de negocio ordinaria (sin traspasos) de 550 millones. Así se les reconoció en el último debate electoral organizado por Palco23 con los responsables de cada candidatura, donde no obstante se advirtió de que la situación quizás no era del todo robusta como para acometer grandes inversiones.
De ello hemos dado cuenta en este medio de comunicación, advirtiendo de que el incremento de la deuda del último año y las previsiones de ingresos y gastos para los próximos ejercicios hacen difícil alcanzar el punto de partida para acometer el Espai Barça. Se trata de un proyecto de 600 millones de euros que no sólo afectará al actual mandato, sino que su magnitud marcará también el futuro a medio plazo. "Las elecciones más importantes de los últimos cincuenta años", advertía en campaña electoral Agustí Benedito.
Una de las claves para limitar este riesgo será la renovación de contratos existentes, como el de Nike en la equipación (hay pocas dudas sobre la continuidad de la marca estadounidense) y el del patrocinio de la camiseta. Tras las duras críticas de Benedito, pero también de Joan Laporta y Toni Freixa, incluso Bartomeu, gran valedor del acuerdo con Qatar Airways, ha dejado entrever que se buscará una alternativa para romper con el emirato. El objetivo de todos, igualar al Manchester United y lograr unos 160 millones por temporada por ambos activos, frente a los 90 millones actuales.
Para ello, el Barça deberá acelerar su estrategia de internacionalización e incrementar su base de aficionados en todos los continentes, que al final es lo que sitúa a los Red Devils como líderes en ingresos comerciales. La apertura de oficinas en EEUU, América Latina y Asia se antoja indispensable para estrechar lazos con marcas locales que ayuden a extender la marca, pero también la extensión de tiendas oficiales o puntos de venta propios en centros comerciales.
Poco más se podrá hacer por la vía de los ingresos, estancados en el área de socios por el compromiso de no subir cuotas y en el área de televisión ante el nuevo escenario de La Liga. Está por ver también qué sucederá con los atípicos por los traspasos de jugadores, y que en los últimos tres años han ayudado a cuadrar las cuentas.
Por el gasto, no descubriremos nada que no haya advertido reiteradamente la comisión económica del Barça y que en la última memoria económica vuelve a evidenciarse: el descontrol de la masa salarial deportiva, que ya ha alcanzado el 73% de todos los ingresos, cuatro puntos más que hace un año. Aquí está el reto, en saber contener el incremento del gasto en nóminas en un entorno inflacionista, o en saber compensarlo con un ritmo de crecimiento de los ingresos mucho mayor.
No será fácil, y conjugar los intereses económicos con los deportivos no siempre es sencillo. Pero por eso más de la mitad de los socios que han ido a votar han elegido a Bartomeu nuevo presidente blaugrana. Porque ven en él a la persona idónea para tomar el timón de los próximos seis años para garantizar el cumplimiento de todos estos objetivos.
Los carpetazos judiciales
Aquí hemos expuesto algunas de las ideas que pueden ayudar al club en el camino de Bartomeu hacia 2021, pero no olvidemos de algunos escollos judiciales que aún no han desaparecido. El caso Neymar sigue vivo, aunque ha pasado de la Audiencia Nacional a los Juzgados de Barcelona, pero ni mucho menos ha terminado y está por ver qué impacto económico tendrá en las cuentas si al final se culpa al club por algunos de los delitos que se le imputan.
En cuanto a la acción social de responsabilidad, por la que se reclaman 54 millones a la última junta de Laporta, Bartomeu ya ha avisado que propondrá en la asamblea de compromisarios no ejecutar la sentencia en caso de que sea favorable tras el recurso presentado en la Audiencia Provincial. Y esa sería una decisión acertada, primero porque ya ha quedado claro que el socio está dispuesto a llevar a los tribunales si alguien provoca pérdidas aunque sea tras una reformulación de cuentas; y, segundo, porque sería un paso para pacificar lo que se ha evidenciado hoy: la polarización del socio barcelonista entre dos opciones.
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