Opinión
Cambios en la gobernanza del fútbol español
3 oct 2016
Todo país tiene muy bien definidos sus calendarios políticos, no así el fútbol, que afectado por los casos de corrupción ha convertido 2016 en su gran año electoral. Primero fue la Fifa, después la Uefa y, ahora en España, también se producirá la llamada a las urnas en La Liga, cuyo candidato a la reelección, Javier Tebas, ha adelantado los comicios siete meses, y en la Real Federación Española de Fútbol (Rfef), si es que de una vez por todas cumple con la legislación en su reglamento electoral.
En los dos organismos internacionales se ha producido una revolución tranquila, con caras relativamente nuevas (Gianni Infantino es un veterano de la gestión de este deporte entre bastidores) y una idéntica promesa: situar el fútbol en el foco y abandonar antiguos tics del pasado. Nada que no haya sucedido en el sistema tradicional de partidos en política, donde las formaciones existentes (véase candidatos) han tenido que lidiar con nuevas candidaturas que hacen bandera de la transparencia y el acercamiento a los "problemas reales" de la gente/aficionado.
Un escenario que también se está dando en los dos órganos rectores del fútbol español. En la Federación, Ángel María Villar reclamará mantener el puesto que ha conservado durante tres décadas en una votación en la que se enfrentará a Jorge Pérez, otro veterano que sí se ha rodeado de gente joven y promete nuevas formas de gobernanza y recuperar la sintonía con el Gobierno y La Liga. En la patronal, Javier Tebas se enfrenta al expresidente de la SD Eibar Alex Aranzábal, que ha impugnado el proceso por considerar que no se está favoreciendo una candidatura alternativa.
En el ente federativo aún no ha arrancado la campaña, por lo que poco puede decirse, pero en la asociación de clubes se ha puesto la maquinaria en marcha y ya sabemos que no será un proceso de guante blanco. A ello no ayudan ni la afirmación de Tebas de que su rival "no tiene ni carácter ni experiencia", ni los mensajes de Aranzábal dando a entender que La Liga está secuestrada y es un cortijo en el que solo manda su rival y en el que no se quieren dar cabida a voces nuevas.
Si no logra los avales antes del martes, el eibarrés deberá asumir que la política (y las elecciones a la patronal, no nos engañemos, lo son) es un juego para el que siempre hay que estar preparado. Pero, en cualquier caso, Tebas no debería obviar que el debate planteado por su rival es necesario que sea abordado, aunque no con la simplicidad de los mensajes que se olvidan de que la situación del fútbol español hace cuatro años hacía inviable cualquier política para equipararse a la Premier League o la Bundesliga.
Desde aquí no reclamamos un tíquet electoral Tebas-Aranzábal, sino que pase lo que pase este martes no se eluda el debate, básico el avance de cualquier sociedad u organización a partir de la confrontación de ideas. En los comicios, pero también a la hora de recuperar la sintonía entre todos los estamentos del fútbol nacional. Hace falta carácter, sí, pero en una sociedad tan mediática también importan las formas y este deporte exige mostrar más cohesión corporativa al resto del país para seguir creciendo.
Y, consolidado el control económico y apuntalado el saneamiento de los clubes con el nuevo contrato audiovisual, el siguiente reto no sólo debe ser la internacionalización, sino también la reconexión con los aficionados. Ya no son la fuente de ingresos más importante, pero siguen siendo la esencia del fútbol en directo y los que seguirán ahí cuando vayan mal dadas.
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