Editorial: Cuando la discreción se demuestra clave en una negociación

Nadie la veía venir. Con todo el mundo preocupado por si finalmente el FC Barcelona acabará renovando con Qatar Airways o deberá renunciar un año a la publicidad en su camiseta, muy pocos pararon a pensar sobre cómo marchaba la negociación para renovar el contrato con Nike. Y, a diferencia de lo que ha sucedido y sigue sucediendo en torno a la relación con la aerolínea, tampoco desde las oficinas del Camp Nou se lanzaba ningún mensaje interesado.

En esta ocasión sí ha predominado la discreción que reclaman desde algunos sectores de la junta directiva a la hora de tratar estas cuestiones, detractores del ruido que se genera y que incluso pueden hacer peligrar un acuerdo. En el caso de Nike, no fue hasta el martes que algunos medios empezaron a anunciar que la renovación estaba al caer, en el único atisbo de ruido en torno a una firma que se produjo el viernes de madrugada, quien sabe si vía Skype, en lo que supone la confirmación de que sin locutar el minuto a minuto de las negociaciones en el club se trabaja mejor.

Se trata probablemente de la mejor noticia que recibe Josep Maria Bartomeu en muchos meses, pero no deja de sorprender lo bien que se ha manejado una negociación y lo torpemente que se avanza en la que concierne a la de la publicidad en la camiseta. Lejos de visitas discretas, cada viaje a Doha se ha publicado en los medios, como aquel improvisado cuando una filial de Qatar Airways firmó con el Bayern de Múnich. O sobre la supuesta existencia de dos alternativas a la aerolínea sin que se den más datos sobre ellas.

Mientras se espera al desenlace sobre el patrocinio principal, si llega antes del verano, hay que aplaudir al departamento comercial del Barça por la discreción en torno a una negociación que, a la espera de lo que firme Adidas con el Real Madrid, convierte a la camiseta blaugrana en la más valiosa del mundo. Es el primer logro relevante de Bartomeu desde que fue ratificado por las urnas, pero el reto es mayor: facturar 1.000 millones de euros en 2021. El primer escalón ya lo ha subido.