RTVE vuelve a cifras récord de gasto en emisiones deportivas con los JJOO y La Liga

Radio y Televisión Española (RTVE) volverá a tener esta temporada un papel determinante en la industria del deporte. Tras varios años renunciando a importantes contratos audiovisuales, como la MotoGP, la final de la Copa del Rey y, ahora, la Champions League, la corporación pública elevará su techo de gasto para 2016 con el objetivo de afrontar los costes asociados a la retransmisión de los Juegos Olímpicos de Río y la emisión en exclusiva de un partido de Primera División cada jornada junto a todos los resúmenes.

En total, el ente gastará 974 millones de euros el próximo año, un incremento del 2,7% interanual. De ellos, cerca de 80 millones corresponden sólo a los dos citados activos, a los que habría que añadir los 7 millones de euros de los que dispone para comprar los derechos de eventos con audiencias minoritarias, como el bádminton, el atletismo o la natación, gracias al acuerdo de patrocinio firmado con Loterías y Apuestas del Estado (LAE) y que evitó el cierre de Teledeporte, el canal temático para este tipo de retransmisiones.

La cita olímpica de Brasil no sólo ha animado al Gobierno a incrementar el gasto del Consejo Superior de Deportes (CSD), con el objetivo de financiar las becas de los deportistas de élite. RTVE ya sabe que deberá realizar un gasto adicional de 56 millones de euros respecto a 2015, con el objetivo de pagar por los derechos audiovisuales de uno de los eventos más seguidos del mundo y asumir los costes operativos, tanto de personal como de equipos técnicos.

La corporación pública considera que esta importante inversión en derechos deportivos y explotación de los mismos deriva del "cumplimiento de todos sus compromisos de servicio público". Eso sí, el equipo directivo que dirige José Antonio Sánchez ha logrado rebajar considerablemente la factura respecto a los 70,5 millones de euros que finalmente se gastaron en la cobertura de los Juegos Olímpicos celebrados en Londres en 2012.

En cualquier caso, se trata de los últimos JJOO que la televisión pública podrá ofrecer en exclusiva, ya que el Comité Olímpico Internacional (COI) ha alcanzado un histórico acuerdo con Eurosport para venderle todos los derechos en gran parte de Europa entre 2018 y 2024, limitando a sólo 200 horas las emisiones en abierto. Es decir, que la cadena pública sólo podrá optar a una sublicencia para emitir determinadas pruebas y poco más.

En cualquier caso, a los mencionados 56 millones que RTVE destinará el próximo año a cubrir las pruebas en Río, también hay que añadir el coste de la compra de todos los partidos en abierto de La Liga y Copa del Rey (excepto la final), así como los resúmenes en exclusiva de todos los partidos. Fuentes de la industria señalan que la corporación abonará entre 20 millones y 30 millones de euros a la patronal de clubes por esta temporada, en un movimiento que permitirá dar un fuerte impulso a las audiencias de Teledeporte y a La1.

Los 7 millones aportados por LAE a la televisión pública, que servirán para sufragar la mitad de los costes de Teledeporte, se enmarcan en el proyecto de patrocinios culturales y deportivos que ha puesto en marcha. Con ellos, se sufraga la compra de derechos como los mundiales de atletismo al aire libre que se celebran estos días en Pekín (China), el Europeo de hockey hierba, o las distintas competiciones de natación, patinaje, bádminton y torneos de tenis de perfil bajo, así como La Vuelta o El Tour.

En total se esperan 20 millones por este tipo de acuerdos (también se incluyen programas como Master Chef o Saber y Ganar), aunque la cifra podría incrementarse si se encuentra un gran patrocinador para Estadio1, el programa que ha arrancado este fin de semana en La1 y que dispone de todos los resúmenes de los partidos de Primera División en exclusiva.

Precisamente este último acuerdo entre RTVE y La Liga ha sentado muy mal a Mediaset, consciente del impacto negativo que tendrá sobre su noticiario de deportes. La cadena presidida por Paolo Vasile ya se mostró molesta con el ente público, después de que a principios del año pasado pagó unos 35 millones a través de la Uefa para asegurarse los partidos clasificatorios para la Eurocopa de Francia de 2016 y para el Mundial de Rusia de 2018 (una veintena de partidos en cuatro años).

Ello, después de que en 2012 dejara vencer el contrato con la Real Federación Española de Fútbol (Rfef), por el que había estado pagando desde 2009 entre 40 millones y 50 millones de euros anuales, en función del número de partidos oficiales y amistosos de la Selección y la Sub'21.

RTVE sí renunció a la retransmisión de todos los amistosos de La Roja, la final de la Copa del Rey y los dos partidos de la Supercopa de España, en una subasta donde Mediaset se impuso a Atresmedia con una oferta de algo más de 20 millones de euros por temporada entre 2015 y 2018. El grupo que controla a Telecinco y Cuatro también le arrebató la MotoGP, por la que la televisión pública había estado invirtiendo en torno a 28 millones de euros anuales entre el pago de los derechos a Dorna y los costes asociados a la cobertura, según las auditorías hechas públicas por el Ministerio de Hacienda.

La corporación pública también renunció ya en 2013 a seguir con las emisiones de Roland Garros, el torneo en el que Rafa Nadal era el gran dominador y que suponía un coste superior a los cinco millones de euros. Al mismo tiempo, se decidió no renovar el contrato con la Euroliga, que suponía unos seis millones por temporada, y sólo mantuvo el vinculado a la ACB y que apenas le cuesta 480.000 euros, según los presupuestos de RTVE. Ya por último, a mediados del pasado verano decidió no pujar por la Champions League para el ciclo 2015-2018, después de pagar 35 millones por temporada en el anterior periodo.

Y está por ver si podrán seguir manteniendo el baloncesto a partir de la próxima temporada. Como ya avanzó Palco23, la ACB está planteando un nuevo modelo televisivo que combine las emisiones en abierto con las de pago, o incluso emitir únicamente en plataformas como Movistar+ como ya hace la Asobal para maximizar sus ingresos o al menos reducir los costes de producción de los mismos.