Fitness

Turismo deportivo 2.0: los gimnasios hacen su reserva en el hotel

Ofrecer el servicio de entrenamiento en los complejos vacacionales se ha convertido en un must para aquellas cadenas que desean contar con la categoría de cuatro o cinco estrellas.

Patricia López

25 jul 2019 - 04:57

Ofrecer el servicio de gimnasio en el hotel se ha convertido en un must para aquellas cadenas que desean contar con la categoría de cuatro o cinco estrellas.

 

 

En los últimos años, la oferta de fitness y bienestar en los hoteles ha ido ganando relevancia en el abanico de servicios de este tipo de establecimientos, aunque tanto las cadenas hoteleras como los fabricantes de equipamiento aseguran que continúa siendo un servicio poco prioritario para este negocio, ya que se estima que las principales hoteleras promedian alrededor de 25 accesos diarios por gimnasio.

 

Hacer que el huésped se sienta en el hotel como si estuviera en su casa y, a poder ser, incluso mejor. Ese es el objetivo de numerosas cadenas hoteleras y de gimnasios, que en su afán por cumplir con esta premisa han ampliado la oferta de servicios de su instalación y han lanzado guiños al wellness y el fitness.

 

El paradigma es la estadounidense Equinox, que tras posicionarse como cadena premium ha empezado a construir hoteles y a vender packs de turismo de aventuras con el objetivo de llevar la experiencia hotelera y de wellness más allá. En España, Metropolitan comparte accionistas con NH, lo que desde sus orígenes le ha llevado a interiorizar un know-how y un tipo de servicio muy vinculado al que se ofrece en los hoteles. De hecho, opera centros junto a este tipo de complejos.

 

 

 

 

Las cadenas hoteleras también han ampliado el espacio que dedican a su gimnasio, aunque admiten que no es un servicio prioritario.  El informe Cornell Center For Hospitality Research apunta que en Estados Unidos el 46% de los huéspedes afirmaban querer utilizar el área de fitness, aunque sólo el 22% asegura haber entrenado. En España, Enric Almiñana, director de compras de ABBA Hoteles, asegura que registran aproximadamente veinticinco accesos diarios de media. “Lo ofrecemos porque para el cliente es un factor de decisión relevante”, justifica.

 

Tras la crisis económica, las hoteleras empezaron a dar mayor relevancia a este tipo de servicio, y el motivo es que muchas viraron hacia el Caribe porque en España se redujo el negocio. “Allí, el perfil de clientes es más estadounidense y da más importancia al gimnasio; esa es la tendencia que ahora está llegando aquí”, afirma Alejandro Hernández, director de la división de hospitality, home y corporate de Johnson Health Tech en España, compañía que equipa los gimnasios de Ritz-Carlton y Four Seasons.

 

El directivo afirma que aunque el espacio de fitness haya ganado importancia, en un complejo hotelero continúa siendo un servicio secundario. “Antes, muchas instalaciones lo ponían porque es un must para tener la categoría de hotel de cuatro estrellas, pero no se le daba al usuario un valor añadido en el servicio de entrenamiento”, apunta. En cambio, ahora las compañías buscan el asesoramiento de los fabricantes y de gestoras deportivas para ofrecer ese plus. El director de márketing de BH Fitness, Koldo Akordarrementería, afirma que el espacio ha pasado de  “sótanos a gimnasios con equipamiento de gama alta”.

 

 

 

 

El perfil de usuario no suele ser el del atleta profesional, sino el gran público que viaja por otros motivos, lo que no impide a los hoteles forjar buenas relaciones con clubes profesionales que realizan las pretemporadas en el Pirineo o Andorra. “Estamos cerca del estadio; el servicio de gimnasio y gastronomía conoce a los equipos y saben qué necesitan”, explica Almiñana. El Maratón de Valencia, por su parte, ha creado una plataforma turística que selecciona alojamientos y restaurantes a medida para los corredores. “Se les piden condiciones básicas para que el corredor se sienta cómodo, como el acceso al gimnasio o hacer check-out más tarde sin pagar más”, explica Juan Miguel Gómez, director de proyectos de la Fundación Trinidad Alfonso.

 

Desde BH Fitness apuntan a que el gimnasio lleva aparejado un plus de responsabilidad. “Los hoteles nos dicen que antes tenían una habitación que le generaba ingresos y ahora están obligados a tener una zona de fitness que, si no está bien atendida, puede ser objeto de quejas”, indica el directivo. De ahí que  algunos complejos hayan recurrido a una gestora especializada que satisface uno de los reclamos de los hoteles: rentabilizar el espacio.

 

Ofrecemos suits con entrenamiento personal incluido en algunos hoteles y les optimizamos el gimnasio, que solía ser una zona abandonada”, señala Ruben Pina, director de Capitán Nemo, la empresa presta estos servicios en los hoteles Hard Rock y Usuhaia de Ibiza. Otra alternativa es la fitness room, que fabricantes como Technogym y Life Fitness ofrecen para subir el gimnasio a la habitación. “Es una solución para los hoteles sin espacio que quieren ofrecer ese servicio y darle más intimidad para entrenar”, justifica Jaume Pou, responsable de hospitality de Life Fitness en España.

 

¿Cómo afecta el mayor interés de los hoteles en ofrecer este servicio a las cadenas de gimnasios? Los directivos reconocen que su main target son los clientes recurrentes que pagan el abono, pero algunos no han dejado escapar la oportunidad de hacer negocio con el turista o usuarios puntuales, que en el caso de los clubes más céntricos de Duet Fit suponen un 12% de su clientela. Synergym, por su parte, vende abonos mensuales para captar al turista. “Ayudan en una época del año en que los clubes reducen su clientela”, reconoce Jordi Bella, director general.