Fitness

El entreno virtual, ¿riesgo u oportunidad para los gimnasios?

Los operadores se preparan para hacer frente a la aparición de fenómenos como Peloton y el segmento de fitness de Apple o Fitbit, con el deseo de poner en valor el componente de socialización del club.

Patricia López

6 feb 2018 - 04:57

El entreno virtual, ¿riesgo u oportunidad para los gimnasios?

 

 

En los últimos meses, Apple ha reforzado su apuesta por el fitness con la puesta a la venta de un kit para el gimnasio, Peloton cerró una ronda de 325 millones de dólares para relanzar su negocio de bicicletas estáticas para el hogar y Fitbit ha presentado a su entrenador personal virtual. La aparición de estos fenómenos ha deslocalizado el espacio donde se realiza actividad física, trascendiendo al gimnasio y colándose en el salón de casa.

 

En este contexto, las cadenas reivindican el papel socializador que juega el club. Aunque algunos de los directivos consultados admiten que en un futuro derribarán la barrera del gimnasio tradicional, hoy día la mayoría limita su oferta virtual a las cuatro paredes del centro. Así se desprende de las valoraciones recogidas por Palco23 para la serie de reportajes sobre el presente y futuro del gimnasio, patrocinada por el fabricante nacional de equipamiento BH.

 

“En el corto plazo este tipo de entrenamiento desde el hogar no lo planteamos como una posibilidad. Es más probable que gigantes como Google o Amazon trabajen líneas de negocio basadas en el gimnasio virtual, antes de que las cadenas podamos competir en ese segmento”, subrayan desde Supera. Es un nicho que sí han explotado otras marcas de ropa y tecnología cuyo core business no es la prescripción física, pero que han aprovechado la demanda insatisfecha para atacar al público que no tiene tiempo de asistir al centro de forma presencial.

 

 

 

 

Nike y Under Armour han lanzado sus propias apps de entrenamiento, Fitbit ha presentado su entrenador personal online y Polar cuenta con una plataforma de monitorización y seguimiento del entrenamiento. Incluso algunos fabricantes se han decidido a dar el paso. En Estados Unidos, Peloton ha lanzado una bicicleta conectada a una pantalla que permite visualizar a tiempo real o bajo demanda vídeos de clases dirigidas. La compañía ha despertado el interés de los fondos de inversión, que desde 2015 han invertido 445 millones de dólares para relanzar su negocio.

 

La irrupción de este tipo de plataformas para entrenar desde el salón de casa ha provocado un periodo de reflexión por parte de los directivos del sector. “Hay plataformas que sin tener ni un solo club ofrecen programas de entrenamiento a miles de suscriptores. ¿Y si el gimnasio del mañana es como Airbnb, que es la empresa de alojamiento más grande del mundo sin tener ninguno hotel en propiedad?”, se pregunta Rafael Cecilio, presidente de DreamFit.

 

Por su parte, Sergio Pellón, director general de Metropolitan, defiende que el trato humano va a seguir siendo uno de los vectores de diferenciación más importantes para la cadena. “El socio viene al club a desconectar y a relacionarse”, defiende.

 

 

 

Se trata de una apuesta que tradicionalmente ha estado vinculada al club low cost, aunque con el paso de los años la ha adoptado también el segmento medio. “El entrenamiento virtual y por streaming va a existir, pero será un complemento al entreno presencial por el componente de humanización y relación que aporta el gimnasio”, recalca Gisel Swedzky, directora técnica de DreamFit.

 

Es una visión que comparte el director técnico de Duet, Daniel Serrano, al manifestar que “no vamos hacia un gimnasio en el que los abonados que no asistan al club entrenen mediante sesiones desde casa”. Con todo, y pese a que “el centro seguirá siendo la opción preferida”, la cadena se está planteando habilitar un sistema de clases dirigido a aquellos clientes que no puedan acudir al club. “Hay actividades que las haremos a tiempo real entre diferentes clubes y que podrán seguirse por streaming”, comenta.

 

En este contexto, ¿de qué modo las cadenas de gimnasios están aprovechando las oportunidades que permite el entrenamiento virtual? Desde Santagadea Sport aseguran que “el coste de las actividades es una inversión mínima y desde nuestra perspectiva muy rentable”. ¿El motivo? Desembolso limitado a cambio de “cubrir horas valle de poca asistencia, realizar actividades durante todo el día y optimizar la utilización de los espacios de la instalación”, asegura Serrano.

 

 

 

 

Esta fórmula ayuda a evitar la concentración de usuarios cuando sí se ofrece sesiones presenciales y “nos permite llegar allí donde la demanda no justificaba el coste de un técnico”, asegura un portavoz de Supera. DreamFit fue, junto a McFit, una de las primeras cadenas en apostar por el entrenamiento virtual. “La inversión depende de los metros cuadrados, pero normalmente oscilan entre 30 metros y 50 metros cuadrados y entre los 20.000 euros y los 30.000 euros por espacio”, detalla Swedzky. Este coste, que no incluye el desembolso en equipamiento, corresponde a la insonorización de la sala, la iluminación led, la ventilación, la pantalla y el software.

 

Las cadenas consultadas admiten que el ratio inversión retorno es uno de los motivos por los que han decidido adoptar este sistema. Por ejemplo, el Grupo Duet no realiza un desembolso tan alto. “La inversión inicial y a posteriori es baja, ya que habilitamos una pantalla, un proyector y los programas de las sesiones con una inversión que no supera los 2.000 euros”, comenta Daniel Serrano. Además, las sesiones de cycling se renuevan cada trimestre, lo que supone un coste aproximado de entre 200 euros y 300 euros.

 

McFit ha sido la que ha ido más allá en su oferta de sesiones virtuales: destinó 10 millones de euros en Cyberobics, el sistema de vídeos con sesiones dirigidas que utiliza su red de 280 centros en Europa. La tasa de utilización de esta plataforma ha sido lo suficientemente elevada como para que la cadena alemana abriera un club en Berlín centrado en el entrenamiento virtual, sin máquinas de fitness. Además, el año pasado cerró un acuerdo con la estadounidense Wexer para incorporar sus sesiones de Cyberobics a su biblioteca de vídeos, de modo que cualquier usuario suscrito a Wexer puede utilizar sus contenidos desde casa.

 

 

 

 

Son pasos adelante que ya han dado otras compañías, convencidas de que había un nicho de mercado inexplorado. De hecho, en los últimos años han surgido modelos al calor del tiempo es oro que han fortalecido su volumen de clientes a base de ofrecer la flexibilidad que la parrilla de entrenamiento del gym no brinda. Se trata de apps españolas Mammoth Hunters e Ictiva, que ofrecen programas de entrenamiento a través de vídeos para practicar deporte en cualquier lugar.

 

Sin embargo, según Ihrsa las cadenas aún tienen una ventaja competitiva: sus instalaciones y el equipo. “Las compañías pueden crear abonos digitales, grabar las clases desde sus clubes, interactuar con quienes se ejercitan en casa y crear abonos digitales en los que la geografía ya no es un problema”, comentó Bryan O'Rourke presidente del Fitness Technology Council en Estados Unidos, a Ihrsa.

 

Es algo que las compañías estadounidenses ya están trabajando. Gold’s Gym y Crunch Fitness han desarrollado sus plataformas de entrenamiento virtual, de pago adicional a la cuota, que permite diversificar la procedencia de los ingresos y retener a aquel grupo de clientes que no tiene tiempo de ir al gym