Fitness

Dinámica, abierta y conectada: la sala de ‘fitness’ cambia de piel para mejorar la experiencia del cliente

Las cadenas de gimnasios están reconvirtiendo la tradicional sala de entrenamiento en un espacio abierto en el que las actividades dirigidas en grupos reducidos se convierten en el epicentro de la oferta experiencial del club. 

Patricia López

12 jul 2019 - 04:57

Dinámica, abierta y conectada: la sala de ‘fitness’ cambia de piel para mejorar la experiencia del cliente

 

 

La industria del fitness  ha cambiado de piel en los últimos diez años. El gimnasio actual no tiene nada que ver con el de los años ochenta, que acostumbraba a situarse en sótanos pagados de barras y discos de pesas para la musculación. Con el tiempo fueron ganando espacio las máquinas de cardio y las salas de actividades dirigidas, pero en la actualidad se ha dado un paso más: el centro deportivo ha iniciado un proceso de transformación tecnológica y de servicio en busca de la mejor experiencia de un cliente más heterogéneo que nunca. Brindar el abanico más amplio de opciones se ha convertido en una obligación.

 

“Antes la sala de fitness estaba poco acondicionada, tenía mucho hierro, no había tecnología ni se dirigía al público femenino; ahora hay más sofisticación, se trabaja el márketing olfativo, de luz y música, y la tecnología ha ganado relevancia”, asegura Roberto Ramos, consejero delegado y socio fundador de Serviocio-BeOne.

 

Durante las últimas dos décadas, las instalaciones han reubicado espacios, y la tendencia del momento es habilitar estudios abiertos en los que se organicen actividades dirigidas de corta duración para grupos reducidos. Viva Gym está inmerso en este cambio que busca abrazar tendencias como el entrenamiento funcional y el Hiit, una zona que convive la de musculación y cardio. “En nuestros inicios contábamos con espacios de entreno individual, pero hemos decidido hacer un rebranding de nuestras zonas funcionales para que sean más amplias, luminosas y con un estilo diferente”, describe Daniel Galindo, director regional de Viva Gym.

 

 

 

 

Claror también ha invertido en modernizar su sala con la visión de convertirla en un parque temático del fitness, con diferentes estaciones donde realizar entrenamientos específicos. La idea es integrar el concepto boutique, “crear subespacios en la sala para dinamizarla con actividades dirigidas exprés”, enumera Olga López, directora de calidad deportiva e innovación de Claror. Esto supone un cambio de paradigma, ya que la sala tradicional pensada para el entrenamiento individual está convirtiéndose en un espacio concebido para el entrenamiento grupal y la interacción.

 

Es algo que también han empezado a incorporar CET10 y O2 Centro Wellness, que está invirtiendo medio millón de euros en cada club. “El modelo de sala tradicional desaparece y da paso  a un espacio abierto en el que los clientes pueden entrenar por su cuenta o participando en dinamizaciones dirigidas por un instructor”, explica Francesc Gabara, director general de O2 Centro Wellness. El directivo insiste que tras esta apuesta está el objetivo de que “todo tipo de cliente tenga su espacio donde entrenar, amenizar su experiencia y describirle otras maneras de entrenar que no conocía”.

 

Los directivos aseguran que la conectividad del equipamiento ha permitido la gamificación. Ahora, los clientes pueden competir entre ellos mientras participan en una clase de cycling o de remo mientras monitorizan su actividad y retan a otros socios. Toda esa información se plasma en las pantallas de la instalación y en la app corporativa, que en algunos casos también permite registrar el ejercicio que se hace fuera del gimnasio.

 

 

 

 

No es una tendencia que sólo se dé en España. La brasileña Bioritmo ha dado un giro a su instalación tipo para mejorar la experiencia de su cliente. “Era una cadena tradicional que tenía que cambiar porque el mercado está evolucionando”, explica director de infraestructuras del grupo brasileño, Thiago Somera. Esa evolución ha exigido de “un cambio en la manera de entender el gimnasio; ahora nuestro club es como un centro comercial con seis microgimnasios distintos especializados en Hiit, cross-training, yoga o ciclo-indoor”, añade.

 

Otro ejemplo es Duet Fit, que ha habilitado un corner de eSports en uno de sus gimnasios con el fin de combinar esa disciplina con el deporte tradicional. “Es un club en el que no hay barreras ni espacios sectorizados”, argumenta Manuel López director de operaciones. El directivo cree que la integración de los boutique está dando forma a esa idea de gimnasio inspirada en un centro comercial.

 

A su vez, esta realidad está condicionando la búsqueda de locales y el modo en que se reparten las áreas de entrenamiento. Por ejemplo, Duet Fit empezó dedicando una sala específica al cycling, y ahora, en sus aperturas más recientes, le dedica un espacio más reducido y abierto en la misma sala de fitness. “Ahora tienes que ser más selectivo en la búsqueda del local, ser más creativo a la hora de distribuir las actividades y el equipamiento”.

 

 

 

 

Máquinas con conectividad, integración de boutiques, sala de fitness abierta y dinámica… Son las ideas más repetidas por los directivos de las cadenas que se han aventurado a participar de esta transformación. Sin embargo, la base de esa estrategia va más allá del equipamiento, y tiene que ver con aspectos intangibles.

 

“Las luces, la música, el olor de la sala son factores que contribuyen a crear una experiencia que puede ser mala para algunos y buena para otros; de ahí que lo más importante sea escuchar al cliente”, asegura José Teixeira, director de experiencia al cliente en la lusa Solinca Health & Fitness. En ese camino, segmentar la oferta de actividades en los centros contribuiría a dar un servicio más diverso que permita conectar y satisfacer a una mayor variedad de clientes.

 

¿Cómo se han adaptado los fabricantes de equipamiento a este nuevo contexto?


Las compañías que fabrican y comercializa máquinas de entrenamiento han reflexionado sobre su línea de producto, y en los últimos años han empezado a vender máquinas con conectividad. BH Fitness ha estrenado una línea de equipamiento que permite la conexión a Internet, mientras que Life Fitness ha desarrollado un modelo de clase de ciclo-indoor en la que las bicicletas están conectadas y brindan una experiencia digital. La italiana Technogym ha presentado Club 4.0, un concepto de centro que se divide en varias zonas especializadas en un tipo de sesión dirigida. Este concepto se apoya en la plataforma digital MyWellness para conectar el entrenamiento al perfil de cada abonado.