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AQA completa el giro: vuelve a beneficios, reduce su deuda y prevé facturar 9,5 millones en 2018

La compañía celebra su vigésimo aniversario volviendo a la rentabilidad. La venta de activos y la reducción de los costes le han llevado a liquidar la deuda financiera, pasando de 15 millones a sólo dos millones en cinco años.

P. López

10 sep 2018 - 04:59

AQA facturó 10 millones de euros en 2017 y, aunque no tiene programada ninguna apertura, está explorando opciones por la vía pública y privada

 

 

AQA retoma el pulso. La cadena de gimnasios controlada por Gaia Gestión Deportiva abre una nueva etapa de crecimiento tras sanear sus cuentas y volver a jugar en el terreno de juego de la rentabilidad. Según ha podido saber Palco23la compañía gallega cerró 2017 con una facturación de 10 millones de euros, un beneficio de 400.000 euros y un ebitda contable de 1,8 millones de euros. Tras varios ejercicios encadenando pérdidas, la empresa ha dejado atrás los números rojos y confía en seguir siendo rentable de ahora en adelante.

 

El foco de la empresa no es ser la más grande, sino la más rentable”, explica el director general, Marcos Fernández, a este diario. En los últimos años ha ido dando pasos en esta dirección, y reducir la deuda financiera ha sido una de las paradas obligatorias en el itinerario. En 2012, la compañía tenía una deuda de 15 millones de euros que ha reducido a tan solo dos millones a través de la venta de activos y la liquidación de contratos.

 

No se han realizado quitas ni se ha reestructurado la deuda, pero sí la compañía: se han dejado de operar varios centros deportivos, con la reducción de personal que eso ha significado para AQA. “En 2012 integrábamos en cuentas catorce centros deportivos, y en 2017 cuatro instalaciones, pero el ebitda de cada complejo se ha doblado hasta 276.000 euros en cada uno”, desgrana el directivo.

 

 

 

 

En la actualidad, AQA gestiona una red de cuatro instalaciones, a las se podrían sumar los Centros de Complexos Coruña, una red de tres complejos que venía operando la empresa hasta este año. Ahora que la concesión ha finalizado, Gaia está a la espera de que salgan los pliegos con el fin de presentarse al concurso si las condiciones encajan con lo que la gestora está dispuesta a ofrecer. Hasta entonces, seguirá prestando el servicio.

 

La compañía, que se vio afectada por la crisis económica, la derivada caída del número de abonados y el alza de la competencia que ofrecía tarifas más económicas, ha decidido volcarse con el modelo concesional. Todas sus instalaciones son municipales, aunque no descarta la opción de diversificar y abrir instalaciones privadas. Desde la cadena aseguran que no hay prisa para ello y que se están centrando en la gestión del día a día, aunque están explorando distintas opciones públicas y privadas.

 

Las previsiones para 2018 pasan por facturar en torno a 9,5 millones de euros y anotarse un crecimiento del 3%. “No tenemos nuevas aperturas y dejamos de operar en Málaga, así que mantendremos nuestro negocio pero seremos rentables”, afirma. La previsión es cerrar el ejercicio con un ebitda de 1,3 millones y una deuda financiera de 1,4 millones. Además, durante este año se continuarán realizando mejoras en las instalaciones de Madrid, Valencia y Ourense, con una inversión de 1,1 millones de euros. En total, da servicio a 33.000 abonados.

 

 

 

 

Gaia se ha centrado en habilitar nuevos espacios, cambiar el equipamiento con las marcas Matrix, Precoy y Technogym, renovar las zonas de aguas y mejorar los sistemas y procesos internos con el apoyo de la tecnología. “Tenemos muchos datos y tomamos decisiones todas las semanas, y eso ha tenido un impacto positivo en el número de abonados y en la fidelidad de los socios”, señala.

 

De cara al futuro, Gaia no cierra la puerta a la entrada de nuevos inversores. En 2016, Fernández adquirió el 60% de las acciones de la empresa a Llorente Concesiones, la compañía que controlaba Gaia, la empresa matriz de la que depende AQA. Tras esta compraventa, el directivo elevó su paquete accionarial del 10% al 70%, mientras que el 30% restante está controlado por un fondo de capital riesgo participado por el Banco Santander, Enisa y Sepides.

 

“Después de una restructuración importante, queremos salir fortalecidos. Ahora la empresa, ya saneada, es muy atractiva”, comenta, al admitir que “estamos en una posición muy buena y abiertos a algún inversor o fondo que pueda acompañarnos para desarrollar proyectos nuevos. Pero no tenemos prisa”, incide. Por donde el ejecutivo tiene claro que no pasa el futuro es por la venta de la empresa a otra cadena.