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Élite y escolarización: el ‘dobles’ que convirtió a España en núcleo de las academias de tenis

Climatología, excelencia deportiva, formación académica y la oferta de becas universitarias para Estados Unidos son las claves del éxito de las escuelas de tenis más prestigiosas de España.

Patricia López

13 jul 2017 - 04:58

 

En Bradenton, una ciudad del Oeste de Florida, se levanta el complejo IMG Academy, la escuela de tenis más célebre del mundo. Fundada por Nick Bollettieri en 1978, por sus pistas han pasado algunos de los mejores tenistas de la historia, como Andre Agassi, Serena Williams y Maria Sharapova. Al otro lado del Atlántico, la arcilla se abre paso en todas las academias de tenis que, a diferencia de la IMG, no cuentan con el apoyo de ningún grupo inversor ni agencia deportiva a sus espaldas.

 

En España, las academias más prestigiosas llevan el nombre de extenistas reconocidos que, a base de formar talento, han convertido sus centros en algunos de los más prestigiosos del mundo. La Academia Bruguera, la Equelite de Juan Carlos Ferrero, la Sánchez-Casal y, la última en llegar, la Rafa Nadal Academy, son reconocidas a nivel global y encabezan una larga lista de escuelas que, año tras año, atraen a jóvenes jugadores de cualquier punto del planeta dispuestos respirar tenis con un objetivo común: convertirse en jugador profesional.

 

El ciclo tenístico y académico suele durar siete temporadas, desde los doce años hasta los diecisiete años, no todos los jugadores completan ese periodo. La inversión en los complejos que llevan el nombre de Juan Carlos Ferrero, Bruguera o Rafa Nadal, cuyo modelo de entrenamiento está diseñado por Toni Nadal, oscila entre 35.000 euros y 56.000 euros al año, con residencia, dietas y formación académica incluida.

 

 

“Somos una academia orientada a la profesionalización y nuestro objetivo principal es aportar a los jugadores la formación necesaria para que lleguen a estar entre los cien mejores tenistas del mundo”, explica Roberto Hernández, director de la Bruguera Academy, una de las más longevas del país. El centro ha formado a Sergi Bruguera, Jordi Arrese o Garbiñe Muguruza, que llegó a Barcelona a los seis años para entrenar allí.

 

Si el alto rendimiento es el principal rasgo característico de este tipo de escuelas, el segundo es la internacionalización. El 97% de los tenistas que optan por el programa anual de Bruguera, que incluye pensión completa y formación académica, son extranjeros, mientras el 95% de los tenistas inscritos en la Rafa Nadal Academy son de fuera de España.

 

“Este años hemos tenido treinta nacionalidades distintas, especialmente de Reino Unido porque es un mercado cercano y maduro”, indica Víctor Barreira, director general del Rafa Nadal Sports Center, sobre una instalación que, un año después de su puesta en marcha, ya se ha convertido en un importante polo de atracción de talento internacional. Tanto es así que para el próximo año prevén reunir a jugadores y jugadoras en formación procedentes de cuarenta países.

 

 

“Hemos tenido que limitar el acceso a 140 plazas porque creemos que es el número de jugadores ideal para ofrecerles la mejor formación. Ahora que hay lista de espera, los tenistas deben superar una fase de selección”, indica Barreira sobre la exclusividad, una cualidad que comparten con los centros Sánchez-Casal, Equelite, Bruguera y Pro AB Tennis.

 

Otra razón común, es que todas ellas están a lo largo del Corredor del Mediterráneo y en las Baleares. “Es la región donde, tradicionalmente, ha destacado más el tenis porque el clima acompaña y permite jugar en tierra batida, una superficie ideal para la formación de tenistas porque permite juegos más largos y con más intercambios”, explica Daniel Muñoz, director de comunicación de la Academia Sánchez-Casal.

 

“Estas condiciones favorecen la atracción de talento de otras zonas y países”, explica sobre un centro en el que se entrenó Andy Murray. El actual número uno del mundo llegó a Barcelona a los quince años y pasó las dos temporadas previas a su profesionalización entrenando bajo la batuta de Emilio Sánchez Vicario. A punto de cumplir su trigésimo aniversario, el centro es una referencia a nivel mundial que le ha llevado a abrir una sede en Miami y a replicar el modelo en Nanjing (China).

 

 

Las principales academias y clubes españoles orientados al alto rendimiento operan bajo dos modelos: aquellas que ofrecen una formación integral con alojamiento y acceso a un centro de estudios con un currículo adaptado a los deportistas de élite, y aquellos clubes que limitan su operativa la formación puramente deportiva, por lo que no cuentan ni con residencia ni con escuela.

 

La Bruguera y la Sánchez-Casal fueron pioneras en Europa como academias que concentraban en una misma instalación la formación tenística y académica, una fórmula que el centro de Rafa Nadal ha llevado al máximo exponente al concentrar las pistas, una residencia de jugadores y otra de adultos destinada a las familias, el gimnasio, la clínica deportiva y el museo del jugador en una misma instalación.

 

 

A día de hoy, la Juan Carlos Ferrero Equelite también ofrece el servicio de escolarización. “Nuestro modelo es mixto porque cuando empezamos hace más de 25 años éramos un club. Ahora somos una academia de alto rendimiento, pero ofrecemos un programa académico porque llegar a la élite es muy complicado”, detalla Iñaki Etxegia, director de márketing de la academia dirigida por Juan Carlos Ferrero, la primera del país en adaptar la tecnología playsight, sistema de vídeo-análisis inteligente parecido al ojo de halcón, que mide desde la fuerza y los movimientos del tenista hasta la altura de peloteo respecto a la red.

 

La escolarización cada vez gana más importancia en este tipo de instalaciones en las que, aunque se respira tenis por los cuatro costados, el deporte no lo es todo. De hecho, para muchos el tenis se convierte en un puente para llegar a Estados Unidos, donde siguen desarrollando su carrera, especialmente desde la perspectiva de los estudios. “Los que no llegan a la élite se decantan por la otra vertiente, que es la de las becas universitarias. Allí siguen jugando y estudian en universidades de primer nivel”, explica el director de Bruguera Academy sobre una alternativa que año tras año gana adeptos.

 

 

De ahí que todas las academias que ofrecen un programa de estudios lo hagan bajo el modelo norteamericano o británico, e incluso lleguen a acuerdo con empresas que guían a los estudiantes en el proceso para solicitar una beca para Estados Unidos. Es el caso de Equelite, con AGN Sport y la sevillana NetSport Tennis Academy, que trabaja con DecoaSport.

 

A medio camino entre la academia de formación integral y un centro de alto rendimiento está Pro AB. En sus instalaciones entrenan desde profesionales como Carla Suárez, Marcel Granollers y Paula Badosa, hasta jóvenes con potencial, pasando por tenistas que buscan el mero entretenimiento. A diferencia de las academias mencionadas, ésta utiliza las pistas de tierra batida que opera el barcelonés Club Deportivos Hispano Francés, pero tiene acuerdos con la federación catalana y el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat para que sus jugadores entren en otro tipo de superficies.

 

 

Creada por los entrenadores Josep María Arenas y Xavier Budó en el año 2000, el centro es el paradigma de modelo mixto. “Ofrecemos la vertiente academia y la vertiente club, de modo que los deportistas pueden entrenar con nosotros para perfeccionar pero a su vez competir bajo el respaldo de un club”, indica Arenas. Este es, precisamente, el valor que tratan de señalar desde el emblemático Tenis de Barcelona, un club privado reconocido por contar con socios como Rafa Nadal, Feliciano López, Roberto Bautista y Albert Ramos, entre otros.

 

“Hay academias que no tienen un club y centran su operativa en preparar a los jugadores para competir de manera individual. Nosotros creemos que el apoyo de un club le aporta el plus del prestigio que les ayuda a conseguir patrocinadores y les permite competir como equipo en campeonatos de España, algo que desde una academia no pueden hacer porque juegan individualmente”, describe Xavier Gonzàlvez, portavoz del Tenis de Barcelona, sobre el valor diferencial de estar afiliado a un club.

 

 

Gonzàlvez afirma que un club no es competencia de una academia, puesto que “tenemos abonados que, a su vez, acuden a una academia y la relación entre ambas entidades es buena porque se crean sinergias”, indica. De hecho, Rafa Nadal se vinculó la Tenis de Barcelona a los 11 años y, hoy día, su academia guarda “una relación inmejorable con el club”, señala.

 

“Nuestro concepto se basa en la transversalidad entre deporte, educación, ocio y salud, que es la clave de nuestro éxito”, comenta Víctor Barreira. “Son cuatro conceptos que están muy interrelacionados y que se retroalimentan, de modo que aquí los tenistas conviven y se forman de manera integral, pudiendo tener a su familia viviendo en la residencia de adultos”, incide. De hecho, la familia también puede solicitar un plan de entrenamiento enfocado al deporte que deseen, así como un seguimiento médico y nutricional, mientras sus hijos entrenan.

 

El desarrollo de las academias Bruguera, Sánchez-Casal y Equelite marcaron el camino de un modelo de éxito en el que incluso centros especializados del otro lado del Atlántico se ven reflejados. “Estamos en contacto con los mejores profesionales del sector y del circuito, y eso hace que estemos al día de todo. No tenemos la referencia, somos la referencia. Estados Unidos está adaptando la metodología de juego”, apunta el director de la Academia Bruguera.