Entorno

Villamayor (Tarragona 2018): “Hemos reducido el confeti y priorizado la inversión sostenible”

El concejal comisionado de los Juegos Mediterráneos 2018, Javier Villamayor, considera que la cita deportiva es el elemento catalizador para consolidar a la ciudad como uno de los principales destinos turísticos deportivos del ámbito nacional.

Patricia López

23 mar 2018 - 04:57

Villamayor: “Necesitábamos los Juegos para proyectar la ciudad en el exterior”

 

 

Han pasado seis años y medios desde que el Comité Internacional de los Juegos Mediterráneos escogió a Tarragona como sede y el comité organizador no puede decir que el camino haya sido sencillo. La celebración del evento estaba previsto para 2017 pero la falta de recursos y la inestabilidad política hicieron mella, obligando a posponer el certamen hasta 2018. Ahora, Tarragona afronta el reto de proyectarse internacionalmente. “Es una ciudad que siempre había pecado de no ser ambiciosa en su promoción exterior”, asegura el comisionado de los Juegos, Javier Villamayor.

 

Para el responsable, el comité organizador afronta el reto de finalizar las obras en curso, que le han llevado a construir un Palacio de los Deportes y una piscina olímpica, preparar la logística del evento y ser capaces de comunicar los cambios que se están llevando a cabo. “Somos una ciudad industrial, pero recientemente hemos empezado a proyectarnos como un destino turístico. Queremos aprovechar esta oportunidad”, incide.

 

Según el concejal de deportes, “Tarragona tiene las condiciones para ser una de las capitales del deporte nacional, pero necesitábamos un elemento catalizador como son los Juegos”. Para rentabilizar su impacto en el largo plazo, se ha desarrollado un plan de acción para que “después de los Juegos los actores turísticos de la región asistan a los foros internacionales con el objetivo de captar la atención y promocionar la ciudad como un destino turístico deportivo”.

 

 

 

 

El comisionado subraya que la Administración ha aportado el 81,4% del presupuesto de 70,25 millones de euros y ha remado de manera conjunta para hacer posible la cita. “Es cierto que la falta de presupuesto y de estabilidad política ha sido adversa, pero los gobierno español y catalán se han vuelto a unir en favor del deporte y la cultura”, comenta, sobre los dos organismos que más financiación han aportado.

 

En un contexto de ajustes presupuestarios, el comité organizador ha apostado por renovar su parque de instalaciones, utilizar la infraestructura hotelera de la región y apoyarse en los municipios de los alrededores para evitar disparar el gasto. “Hemos reducido el confeti y priorizado la inversión sostenible. De no haber sido así, no hubiéramos conseguido la financiación pública en un contexto de crisis económica”, afirma.

 

“Contamos con 16 sedes y complejos ya operativos que con total seguridad se seguirán utilizando”, explica sobre la necesidad de garantizar la sostenibilidad y el legado. “El Palacio de los Deportes lo utilizarán los clubes de la ciudad y seremos sede del Mundial de balonmano femenino de 2021; en cuanto a la piscina, el Club Natació Tàrraco la demandaba desde hacía tiempo”, afirma.

 

 

 

 

Una de las partidas que más se ha recortado respecto a otras ediciones ha sido el presupuesto operativo, que ronda los 25 millones de euros y cubre los costes laborales de la plantilla, los contratos de la ceremonia y los desplazamientos, entre otros. En Almería 2005 se destinó el doble a esta partida, con casi 58 millones de euros.

 

En un intento de mejorar el urbanismo de la ciudad aprovechando la cita, el comité organizador optó por ubicar el anillo mediterráneo en dos de los barrios más humildes de la ciudad. A falta de que finalizar las obras de la piscina olímpica, el resto de equipamientos están prácticamente finalizados y, según Villamayor, se ha planificado junto con “un discurso de alternativa saludable y de ocio vinculado al deporte; en una misma zona los ciudadanos dispondrán de zonas en verde, pista de atletismo, piscina y campo de rugby”, manifiesta.

 

En un momento en que ciudades como Roma, Hamburgo y Budaspest han abandonado la carrera olímpica porque sus ciudadanos votaron en contra de la albergar la cita, el concejal asegura que Tarragona no habría albergado los Juegos si la ciudadanía no lo hubiera visto con buenos ojos. “Prueba de su implicación es que esperábamos tener 3.500 voluntarios y ya hemos superado la cifra de 8.000 personas”, argumenta.