Entorno

Tras Hillsborough y el 11-S, el Covid-19: la nueva transformación del recinto deportivo

Las últimas tragedias provocaron cambios en la seguridad y el aforo de los recintos, mientras que ahora todo apunta hacia una mayor digitalización que evite el contacto físico e intensificación en la higiene.

Marc Menchén

27 abr 2020 - 05:00

Tras Hillborough y el 11-S, el Covid-19: la nueva transformación del recinto deportivo

 

 

La historia de los recintos deportivos ha venido muy marcada por distintas tragedias que obligaron a replantear el diseño de unas instalaciones que periódicamente reúnen a tantas personas como las que podrían vivir en una gran ciudad. La tragedia de Hillsborough de 1989 obligó a poner fin a las gradas de pie y los atentados del 11-S del 2001 a reforzar las medidas de seguridad. Pero, ¿qué transformaciones derivarán de la crisis del Covid-19?

 

Los expertos coinciden en señalar que hay que diferenciar muy bien entre las medidas que serán temporales con aquellas que habrá que adoptar a medio y largo plazo, con tal de no hacer inversiones absurdas. “Esta pandemia es algo que activará ciertos resortes para mejorar”, apunta César Azcárate, arquitecto de Idom, que diseñó el nuevo San Mamés y quien advierte de no volverse locos con instaurar medidas estructurales que, una vez controlada la pandemia, dejarían de ser necesarias.

 

Un ejemplo claro es el del aforo. Mark Fenwick, padre del RCDE Stadium, considera que las medidas sanitarias apuntan a que se “obligará a estadios y otras áreas deportivas a espaciar y ampliar los espacios destinados al público, como ya ocurrió, de forma gradual y sin trauma, cuando se eliminaron las áreas donde los aficionados veían los partidos de pie y se sustituyeron por asientos más confortables”. Según sus cálculos, esa reducción será de hasta el 15%, ya que también harían falta zonas para personas de riesgo, como en su día se hizo con la habilitación de zonas para discapacitados.

 

 

 

 

El interrogante es si este descenso de la capacidad se impondrá de forma estructural, con un aumento de la separación de asientos obligado por ley, o si bien se podrá sortear temporalmente con el uso de las butacas vacías como separado. Todo, a la espera de una vacuna que, en principio, permitiría recuperar la normalidad en términos de distanciamiento social, disipar el miedo de los aficionados y evitar costosas inversiones en la reconfiguración del aforo.

 

Para afrontar este escenario, 3D Digital Venue ha creado una herramienta para, mediante el uso de algoritmos, “ubicar a sus clientes en el recinto manteniendo las distancias de seguridad recomendadas por las instituciones sanitarias”. “Los responsables del recinto pueden acceder a una reconstrucción virtual y realizar, de forma visual e interactiva, diferentes tipos de simulaciones”, añade la empresa barcelonesa.

 

Esta herramienta puede ser clave para los clubes, que en recintos que normalmente superan los 10.000 espectadores deberán ingeniárselas para dar cabida al máximo de personas posibles respetando la distancia de 1,5 metros por persona. “Tiene la capacidad de proponer nuevas disposiciones de asientos para los recintos, respetando las recomendaciones de seguridad”, aseguran.

 

Azcárate, que considera que la reducción de aforos sólo será a corto plazo y no ve razones para un cambio estructural, sí apunta a las zonas comunes, especialmente las de hospitality. “Cualquier edificio, incluidos recintos deportivos, van a tener que aguantar condiciones nuevas de limpieza y desinfección, así como asegurar una mayor calidad del aire”. “En un campo de fútbol siempre fue buena porque está abierto, pero no en el pabellón, y cada vez hay más metros cuadrados que son cerrados, como las zonas VIP”.

 

 

 

 

Esto se extiende a los materiales, pues ambos arquitectos aluden a la búsqueda de materiales que puedan evolucionar y sean fuente de desinfección. “Será primordial el uso de materiales saludables y también de superficies fáciles de limpiar y desinfectar para mantener a raya al virus”, remata Fenwick. Ninguno de ellos olvida a la inversión que será necesaria especialmente en los lavabos, fuente tradicional de crítica de los asistentes a cualquier espectáculo deportivo.

 

El responsable de Idom considera que “serán inversiones accesibles”, incluidas las tecnologías de acceso a los estadios enfocadas a reducir al mínimo los puntos de contacto, como medidores de temperatura automáticas o el uso de tornos que den acceso con el uso del teléfono móvil gracias a los códigos QR. “Como ocurrió con los controles de seguridad raíz de los atentados del 11-S, será necesaria la reorganización de las áreas de acceso”, apuntan desde Fenwick Iribarren, que añade el uso de reconocimiento facial vinculado a la base de datos sanitarios para evitar la entrada de personas de riesgo.

 

Es algo que existe, pues NEC e Intel iban a estrenar en Tokio 2020 un sistema de reconocimiento facial que permitiría confirmar en tiempo real la identidad del personal acreditado cuando accedieran a los recintos, como son atletas, patrocinadores, periodistas o voluntarios. Ahora, esa tecnología podría acabar introduciéndose de forma generalizada en los accesos a los recintos.

 

Los arquitectos, al igual que los clubes, consideran que la gran transformación que puede traer esta crisis es la tecnológica, y por lo tanto una aceleración de iniciativas que se estaban lanzando con cuentagotas y que ahora podrían ser obligatorias. Es la cacareada idea de los smart stadiums y la consolidación del cashlesscomo forma de vida dentro de un recinto deportivo.

 

 

 

 

Nate Appleman, director del despacho de arquitectura HOK, que se encargará del nuevo Palau Blaugrana, considera que la clave será “hacer preguntas sobre los puntos de contacto dentro de sus instalaciones, y cómo el comportamiento humano podría cambiar a raíz del Covid-19; esto podría afectar a todo, desde cómo están diseñados los baños públicos hasta cómo pensamos sobre el servicio de alimentos y bebidas”.

 

Fenwick también considera que puede acabar por imponerse “los accesos sin puertas o con puertas de apertura automática, la activación de las luces por sistemas de detección infrarrojo, los inodoros de autodescarga y los dispensadores automáticos de jabón”. En cuanto a la restauración, Azcárate anticipa la introducción definitiva de las aplicaciones para pedir online la comida durante el partido e incluso el reparto en el propio asiento.

 

“Es una forma de evitar aglomeraciones y colas, pues se podrían racionalizar las entregas”, señala. Es algo en lo que Aramark viene trabajando desde hace tiempo con varios clubes de LaLiga, y es una de las claves del pionero acuerdo entre CaixaBank y el Espanyol de Barcelona para que el RCDE Stadium sea el primer estadio cashless de España.

 

Si hay un club que ha llevado al extremo la eliminación del efectivo es el Tottenham Hotspur, que no permite pagar con billetes y monedas en su nuevo estadio. En su lugar, se ha fomentado el pago con el móvil, tarjeta de crédito contactless o tarjetas prepago que se pueden adquirir dentro del nuevo estadio. “Incrementará la velocidad del servicio”, defiende la entidad.

 

 

 

 

Los expertos consideran que la tecnología también puede ser determinante en el corto plazo, con el uso de megafonías específicas para recrear la atmósfera de un partido habitual, ruido de movimiento o sistemas LED que recreen los flashes habituales, etcétera, según Fran Carrasco, que está al frente de Molcaworld, una de las principales empresas de rebranding de recintos deportivos.

 

“Esperamos que no haya otra crisis como la del Covid-19 en el futuro. Pero si llegara, necesitamos formas de simular el ruido de la multitud dentro de las sedes para los atletas y contar con tecnología que mejore las experiencias virtuales de los espectadores”, argumenta Bill Johnson, del despacho de arquitectura HOK, en un post de la compañía.

 

En opinión de Carrasco, una de las fórmulas que mejor funcionará para compensar la pérdida de ingresos por taquilla y retener a los patrocinadores será convertir las gradas en un gran soporte publicitario. “Hay que integrar la marca de la competición y los clubes con mensajes, la imagen de los espónsors principales y animación dinámica con cierto movimiento; no queremos algo lineal y plano”, apunta.

 

El directivo, que ha participado en la modernización de estadios como Mestalla, Ramón Sánchez Pizjuán, Benito Villamarín o el Ciutat de València, aboga por “insertar en la grada el logo de los patrocinadores que hoy están en segunda U y necesitan visibilidad nacional e internacional, de forma que ese otro espacio podría destinarse a partners locales, por ejemplo.

 

Y, si hay un último punto en el que coinciden todos los arquitectos consultados, es que los futuros recintos ya no sólo deberán pensar en el entretenimiento a la hora de abordar su concepto multiusos. “Tiempos como este refuerzan que los diseñadores siempre necesitan pensar en cómo podemos crear soluciones de diseño que ayuden a la sociedad”, opinan en HOK.

 

El despacho es partidario  de pensar en que los recintos deportivos puedan convertirse en hospitales de campaña o centros logísticos durante una emergencia como la de las últimas semanas. “En China ya venían diseñando con estos parámetros”, recuerda Azcárate. “¿Por qué no pensar en que un palco VIP pueda reconfigurarse en una habitación de hospital si es necesario?”, se pregunta Fenwick.