Entorno

Ramón Llopis (UV): “El confinamiento afectará más a la condición de practicante deportivo que a la del fan”

El doctor en Sociología y profesor titular de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universitat de València afirma que el Covid-19 hará cambiar los valores de la sociedad, aunque no de manera radical.

Patricia López

30 abr 2020 - 04:58

Ramón Llopis: “Las cadenas tendrán que espabilar porque la oferta online y gratuita es amplia y los hábitos cambian”

 

 

Ramón Llopis es uno de los investigadores que, desde 2005, participa en el análisis de la Encuesta Nacional de Hábitos Deportivos. Doctor en Sociología y profesor titular de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universitat de València, en los últimos años ha centrado su investigación en el campo de la sociología de la cultura, el deporte y el ocio, estudiando también las relaciones entre consumo, estructura y cambio social. Variables que hoy son claves para entender cómo el cierre de gimnasios, el auge del entreno en el hogar y el miedo al contacto físico y las aglomeraciones pueden transformar la industria del deporte.

 

Pregunta: ¿Dónde puede sufrir más la industria deportiva a causa del Covid-19?

Respuesta: El problema principal para la industria es la reducción de su negocio, y el segundo es la pérdida de los hábitos deportivos que tenía la sociedad previos al confinamiento. La repercusión más inmediata ha afectado a los gimnasios, que han frenado en seco su actividad, aunque muchos continúan prestando servicios online. El tema de los hábitos de las personas es un aspecto central, porque en gran medida esta industria se basa en que la población, de manera consciente y por la relevancia que tiene el ejercicio en su salud, ha ido desarrollando unos hábitos de vida más activos físicamente. Siempre que hay un parón de la actividad, los hábitos pueden cambiar.

 

P: ¿Cree que el confinamiento ha provocado que parte de la sociedad vea la práctica de ejercicio como una necesidad y un bien para su bienestar?

R.: El confinamiento nos ha obligado a parar. Creo que, al estar inactivos, todos somos más conscientes de las necesidades que tenemos de actividad física, tanto por parte de aquellos que hacen deporte como aquellos que no. En ese sentido, la gente sí puede haber más conciencia de la importancia de esta actividad.

 

 

 

 

P: Entonces, ¿cree que la sociedad le va a dar más importancia al deporte a partir de ahora?

R.: Hay que hacer estudios científicos, pero, por lo que he observado, me da la sensación de que el boom de las primeras semanas, en las que hubo una gran difusión de rutinas deportivas y se agotó el equipamiento de fitness en distribuidores, ahora ha frenado. Percibo que no ha tenido una gran continuidad, quizás porque no ha habido una verdadera adherencia de las personas.

 

P: Lo que dicen los gimnasios es que la actividad presencial y en grupo genera más engagement

R.: Es más complicado mantener esa adherencia si no practicas deporte de manera social, que es la que más compromiso genera. Quizás es porque estás más expuesto a los demás y tienes ese contacto con el resto que te anima a mantener el hábito.

 

P: El confinamiento ha dado pie al entrenamiento desde el hogar.  Cuando todo acabe, ¿la gente volverá a sus gimnasios o se dará de baja para continuar con sesiones online?

R.: Es una de las preguntas clave. Después de cualquier crisis, hay cosas que llegan para quedarse y otras que desaparecen. Por ejemplo, muchas universidades no habían hecho la transición digital al ritmo que ya lo permiten las tecnologías, y las exigencias del contexto han provocado que se pongan a ello. Creo que cuando todo vuelva a la normalidad, las cosas no serán iguales, porque hemos aprendido de otra manera y todo ello servirá como mecanismo acelerador hacia el ecosistema digital. Los centros puramente presenciales van a tener que prestar servicio virtual sin dejar de lado lo presencial, que va a seguir siendo importante, especialmente en la cultura española.

 

P: Jamás tanta gente pasó tanto tiempo en casa. Este contexto de confinamiento y de posterior crisis económica, ¿cómo puede transformar los hábitos de consumo del fan deportivo y de los clientes?

R: El impacto será menor porque la condición de consumidores de espectáculos deportivos no la estamos perdiendo pese a que se han suspendido las competiciones, ya que se sigue pudiendo ver deporte en casa, aunque sea con encuentros en diferido. Pero en la condición de practicantes deportivos cambia mucho.

 

 

 

 

P: ¿Cambiará la relación entre el fan y los ídolos?

R: Puede influir en la pasión que tenemos hacia algunos deportes y atletas. Probablemente, quizás, algunos astros del deporte no continúen siendo tan estrellas como lo eran antes del Covid-19. No encumbraremos tanto a los grandes deportistas como hemos hecho hasta ahora. No se perderá el fenómeno fan, pues esa pasión seguirá siendo definitoria de nuestra condición, pero quizás ya no sea tan intensa. Posiblemente reconozcamos mucho más a otros profesionales que, de manera más silenciosa, son héroes. Me pregunto si volveremos a aplaudir a los deportistas como hemos aplaudimos a los sanitarios. Probablemente ese valor cambie en las personas, porque, además, la sociedad se mueve y modifica sus valores a lo largo del tiempo. Pero serán pequeños cambios, no creo que cambiemos de manera radical.

 

P: Cuando acabe el confinamiento, ¿los consumidores habremos interiorizado que no necesitamos tanta ropa o que la experiencia de ver deporte también es rica si se hace desde el salón de casa?

R: Seguro. El proceso de transición al paradigma digital se va a acelerar, y aunque no se perderá por completo, sí que habrá más gente que puede hacer ejercicio en casa, comprar desde casa o ver deporte desde el hogar, porque lo ha hecho desde el confinamiento y se han dado cuenta de que pueden hacerlo. Otra cosa a tener en cuenta es que en la cultura mediterránea somos dados al grupo, y eso también va a actuar de obstáculo al desarrollo pleno del paradigma digital, que confío en que va a llegar.

 

P: ¿Puede ocurrir que los gimnasios pierdan fuelle?

R: Ese trasvase al paradigma digital no significa que los centros de fitness pierdan su carácter de referentes, pero se tendrán que espabilar porque la oferta online y gratuita es amplia y los hábitos cambian. Tendrán que hacer un esfuerzo de desarrollo de producto y servicio, de cómo dar valor añadido y sortear todas esas posibilidades que ya existen en el entorno digital. Como aún no hay una vacuna contra el Covid-19 ni un nivel de inmunidad elevado, la desescalada va a ser gradual. Todas aquellas actividades que se concentraban en un único espacio, no lo van a tener nada fácil.

 

P: ¿Cómo cree que cambiará esta situación a la experiencia que vivan los fans en los estadios?

R: Tardaremos mucho en ver ese contacto en los estadios. Cuando estemos seguros de que podemos volver a esas situaciones volveremos de manera eufórica, porque le daremos un gran valor a hacer lo que siempre habíamos podido hacer. Intuyo que, cuando se pueda hacer, es posible que reivindiquemos esas actividades como ejercicio de nuestra propia identidad y haya un momento de efervescencia colectiva. Pero el ecosistema digital habrá seguido trabajándose durante el parón, de modo que si ya antes del Covid-19 ya hablábamos de escenarios mixtos, de experiencia presencial y digital en los recintos deportivos, ahora ese proceso se va a acerar.

 

P: Calidad-precio, cercanía al cliente, sostenibilidad… ¿Qué va a valorar más el fan, el cliente de gimnasios o consumidor del producto o servicio que le ofrezca una empresa?

R: En el corto plazo lo que creo que va a valorar más es que cuando acuda a las posibilidades de contagio sean cero. Si la oferta es verdaderamente creíble y respeta lo exigido por las autoridades sanitarias, lo valorarán. La seguridad que le das al cliente o abonado es lo más importante para recuperar la demanda.