Entorno

Organizar o ganar: ¿Cuándo da más dinero un Mundial de Baloncesto?

La consecución del Mundial de baloncesto y el Eurobasket femenino sellan un año dorado para el baloncesto español, que busca incrementar su negocio e incrementar la práctica de este deporte en el país.

Patricia López

17 sep 2019 - 05:00

Organizar o ganar: ¿cuándo da más dinero un Mundial de Baloncesto?

 

 

España se ha proclamado campeona del Mundial de Baloncesto masculino por segunda vez en la historia. Ahora, no son pocas las voces que se preguntan cómo afectará este éxito deportivo al desarrollo de la disciplina; ¿aumentará el número de jugadores? ¿La FEB dará un impulso a sus ingresos por patrocinio? ¿Seguirá peleando por ser uno de los países más influyentes en la federación internacional? Tras un éxito deportivo de tal magnitud, llega el momento de rentabilizar un título que no ha sido flor de un día, sino fruto de años de trabajo. Y precisamente para garantizar el futuro y hacerlo sostenible, los éxitos de hoy deben ser las semillas de lo que está por venir en un negocio que mueve más de 15 millones de ingresos propios al año.

 

Tras el oro de Saitama en 2006, la Selección Española absoluta ganó relevancia para las marcas y la Federación Española de Baloncesto (FEB) sacó partido comercial. Sin ir más lejos, en 2006 la FEB contaba con el apoyo de 15 empresas, entre patrocinadores y proveedores, una cifra que en 2007 se elevó a 17 compañías, mientras que en 2008 fueron 24 las marcas que apoyaron al baloncesto español.

 

Un contexto económico favorable y los buenos resultados contribuyeron a que, un año después de ganar el Mundial, la FEB contara con un presupuesto récord de 35,43 millones de euros, más del doble que el año anterior. Pero el motivo principal no fue la consecución del Mundial, sino la organización en España del Eurobasket, lo que contribuyó a triplicar los ingresos propios hasta 31,2 millones de euros.

 

 

 

 

El otro precedente fue la celebración del Mundial de 2014 en España. Ese año, la FEB registró unos ingresos propios de 43,8 millones de euros, de los cuales 25,1 millones se atribuyeron a la organización del Mundial, según los datos del ente regulador. La venta de entradas y de patrocinadores fueron clave y pusieron sobre la mesa una realidad: albergar el Mundial genera más negocio que ganarlo.

 

De hecho, fuentes de la Fiba aseguran a Palco23 que ganar el mundial no se recompensa con un premio económico. “Damos apoyo a las federaciones cubriendo los costes de organización y participación de un equipo nacional, pero no tenemos ningún prize money como sí ocurre en la Basketball Champions League”, afirman.

 

Dicho de otra manera: la reactivación de ingresos de la FEB tras el reciente oro de Pekín no vendrá dado por el campeonato del Mundo, sino por la capacidad de la federación de generar ventas vía eventos deportivos, patrocinio, derechos audiovisuales y merchandising. Y en ese camino está el presidente de la FEB, Jorge Garbajosa, que afirma querer traer algún evento de baloncesto a España en 2020, mientras prepara la candidatura conjunta para el Eurobasket femenino de 2021 con Francia.

 

Sin ir más lejos, los ingresos por patrocinio no se activaron inmediatamente después del Mundial de 2006. Fue entre 2008 y 2012 que se promediaron unas ventas de 16,6 millones de euros, mientras que entre 2015 y 2017 la media fue de 13 millones pese a que la Selección ganó el Eurobasket y se colgó el bronce en los Juegos de Río 2016.

 

Por ello, generar vías de negocio y conectar con las nuevas generaciones se antoja vital, especialmente si se tienen en cuenta los precedentes: entre 2008 y 2010 se superaron los veinte patrocinadores y proveedores, una cifra que en los últimos años se ha reducido. El boom del patrocinio fue real, pero la fiebre del Mundial de 2006 no fue eterna, y la crisis económica mermó el interés de las marcas hasta el punto que la FEB cuenta con 17 espónsors, proveedores y colaboradores en 2019, siete menos que en 2008.

 

 

 

 

Entre ellas se encuentran Endesa y CaixaBank, como socios principales y presentes en la equipación de juego; Nike, como socio técnico; e Iberia, Santalucía, Finisher y DIA, que se han sumado en el ciclo olímpico actual. Por el camino se han perdido apoyos como Adecco, que se convirtió en patrocinador de la FEB tras el Oro de Japón y acompañó al organismo hasta 2014, el mismo año en que San Miguel dejó de ser patrocinador principal de la federación tras una década.

 

Eso sí: los ingresos propios de la FEB no han caído, al contrario; los ha mejorado y ha reducido la dependencia de las subvenciones del Consejo Superior de Deportes (CSD). Si en 2010 el CSD aportaba el 17,5% de los recursos, en 2018 sumó un 13%, pese a que el número de marcas ha caído. Que este porcentaje se siga reduciendo depende de la capacidad de negociación de la FEB, pues los resultados están sobre la mesa: por primera vez en la historia, la selección masculina y femenina se han colgado el oro en un mismo año, con el Mundial masculino de China y el Eurobasket femenino de Serbia.

 

¿Cómo afectará el buen momento que vive el baloncesto español al número de practicantes? Los números reflejan que los éxitos deportivos ayudan a impulsar el número de licencias. En 2007 las fichas se elevaron un 7,5% interanual y fueron subiendo año a año hasta alcanzar máximos históricos en 2012, con 407.728 fichas. Fue el año en que España logró la plata olímpica ante el Redeem Team de Estados Unidos, formado por las mayores estrellas del siglo XXI. “Necesitamos cuatro cuartos para poder ganar a España, y eso que teníamos un grandísimo equipo”, ha recordado Kobe Bryant, estrella de esa generación. Fue, también, el resultado de décadas de inversión en talento, tanto en la cancha como en los banquillos.

 

Los Juegos de Londres 2012 rompieron con esta tendencia positiva y, desde entonces, el número de federados ha caído un 5,8%. En 2016 se logró cortar la racha negativa y el avance en tres años ha sido del 10,9%, gracias al baloncesto femenino. Las licencias de mujeres son el motivo de esta evolución, ya que han crecido un 22,9% en los dos últimos años, por un 5,2%  en el caso de las masculinas. No es coincidencia que sea así: la selección femenina lleva siete años consecutivos subiéndose al podio olímpico, mundial o europeo.

 

En este escenario, la FEB busca mantener su posición de referencia en la federación internacional, en el que Garbajosa ya ocupa un cargo relevante como miembro del comité ejecutivo de la Fiba hasta 2023. Son cuatro años para fortalecer los pilares del baloncesto como actividad deportiva y de entretenimiento y, si la dirección responde como lo han hecho los jugadores y jugadoras sobre el parquet, todo apunta a que España continuará jugando un papel clave en este ecosistema.