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Observatorio del Deporte en España: el club social salta a la alta competición

Ejecutivos del Barça, la Santboiana, CET10 y Egara, entre otros, debaten sobre la lucha por preservar la identidad de club al servicio del socio sin renunciar a competir en la élite del deporte.

Palco23

16 mar 2018 - 04:56

Observatorio del Deporte en España: el club social salta a la alta competición

 

 

El FC Barcelona no va a renunciar a la singularidad social del club en pro del rendimiento deportivo porque no queremos perder la capacidad de decidir socialmente el futuro de la institución”. Con esta idea transmitida por Pere Jansà, director del área social del Barça, arrancó la quinta sesión del Observatorio del Deporte, que se celebró ayer en Barcelona bajo el título El club social salta a la alta competición.

 

En el observatorio, que cuenta con el patrocinio de Technogym, participaron los directivos de distintos clubes sociales como el Egara, el Barça, el Real Club de Tenis de Barcelona, la UE Santboiana de rugby y el Club Natació Atlètic Barceloneta, junto a la gestora de instalaciones Cet10, el centro de fitness del Rafa Nadal Sport Centre, las federaciones catalanes de tenis y baloncesto y la consultora Johan Cruyff Institute. Todos ellos admitieron que sus socios no aceptarían sacrificar la viabilidad económica del club, ni reducir los servicios, a cambio de dar un salto cualitativo en el ámbito competitivo.

 

La mesa redonda se inició con la intervención de Jansà, directivo de uno los clubes deportivos y sociales más grandes del mundo junto al Real Madrid y el FC Bayern de Munich. “La entidad sigue teniendo esa vocación social con la que nació, pero los ingresos procedentes de los socios han pasado de representar un 50% en los años setenta a significar un 6% de la facturación”, apuntó Jansà. “Seguimos teniendo vocación social, pero queremos que el socio sea un beneficiario de nuestra capacidad de crecer, no un ayudante”, subrayó.

 

 

 

 

La otra cara de la moneda la representan clubes como el Natació Atlètic Barceloneta, cuyos ingresos dependen en un 90% de la aportación societaria. A pesar de ello, el grado de involucración de sus accionistas en el día a día de la gestión deportiva es distinta a la del Barça o la UE Santboiana. “Dependemos del atonomomecenazgo; el socio da la estabilidad al club, pero la mayoría no se involucra en el deporte de élite. Son socios que se han convertido en usuarios de la instalación”, definió Julián García, presidente de la entidad.

 

Pol Amat, ex deportista olímpico y gerente del Club Egara, admitió que “el tema social está por delante del deportivo, ya que toda decisión pasa por la asamblea y dependemos de los socios, que generan entre un 60% y un 70% de la facturación”. En esa lucha por fidelizar al asociado, Amat destacó el valor de la diferenciación a base de “ser competitivos en hockey y otros deportes, pero también ofrecer formación y educación a los más jóvenes”.

 

La UE Santboiana también es un club social, pero ha diversificado la procedencia de los ingresos y, en la actualidad, los socios ya no representan el 80% de su cifra de negocio, como ocurría años atrás. “Nos financiamos a través de cinco pilares, como son los socios, los recursos propios, los patrocinadores, el Ayuntamiento y el beneficio que sacamos del complejo deportivo que dirigimos y que es de titularidad privada”, explicó Ricardo Martínez, director técnico.

 

 

 

 

La diversificación de los ingresos ha obligado a la entidad a “dejar de ser un club amateur en el que lo único que preocupaba era el deporte, a ser una organización que gestiona instalaciones y el área deportiva”. El directivo admitió que, a diferencia de lo que ocurre en el Barceloneta, “a un socio no le puedes decir que el equipo no es competitivo; exigen que lo sea”. La cantera se ha convertido en un pilar fundamental para que el club social dé el salto a la alta competición. Sin ir más lejos, la Santboiana y el Egara ganaron las últimas Copa del Rey con un equipo plagado de canteranos.

 

Una de las instituciones que más se ha volcado con la promoción del deporte base ha sido CET10, que se vio obligado a gestionar instalaciones municipales para encontrar “el equilibrio financiero que permitiera dar viabilidad al proyecto de la promoción deportiva en las escuelas”, comentó el presidente, Carles Meilan.

 

La organización se aleja del alto nivel, motivo por el que no cuenta con equipos sénior, pero asegura que esa decisión les hace perder “el componente mediático que aporta competir a ese nivel”. El plus está en que esta actividad “no nos genera presión, salvo por la que suscitan los familiares en la etapa de formación de sus hijos”.

 

 

 

 

Más allá de la formación de talento, el Real Club de Tenis de Barcelona tiene la particularidad de que su mayor salto a la élite lo dio a través de la organización del Open Banc Sabadell, considerado el segundo mejor torneo de la categoría ATP 500. “Somos un club social que organiza un torneo de alto nivel, pero no nos libramos de que es el socio el que decide. Nos preguntamos si siempre continuarán mostrándose dispuestos a argumentar las derramas”, apuntó Albert Agustí, que preside el único club de tenis del mundo que organiza un torneo de alto nivel.

 

Rafa Nadal fue uno de los jugadores que se formó en esa entidad y el tenista que más veces ha ganado el torneo. Hace un año y medio inauguró el complejo Rafa Nadal Sport Centre, que además de tener academia de tenis y residencia, cuenta con un centro de fitness abierto a toda la ciudadanía de Manacor.

 

“Estamos creando nuestra oferta desde la base pero, tras detectar que nuestros socios son muy competitivos, hemos decidido crear una escuela de natación y un club de triatlón para buscar nuestro lugar en el área competitiva”, explicó Mayte Fernández, directora de Sport Time. El proyecto está en fase de creación de cantera.

 

 

 

 

Uno de los organismos en los que los clubes deportivos intentan apoyarse son las federaciones, que en su día invirtieron en construir y gestionar instalaciones. De ahí que algunas hayan abandonado esta línea de negocio. Es el ejemplo de la Federación Catalana de Tenis, presidida por Jordi Tomayo, que señaló que uno de los motivos por los que está dejando de explotar estos activos es para “no hacer competencia a los clubes”.

 

Para el directivo, “las federaciones no sólo están para organizar competiciones, sino también para generar valor y retorno a los clubes”. Es algo que también comentó Joan Fa, presidente de la Federación Catalana de Baloncesto, al advertir de que “falta formación de directivos” para profesionalizar. La entidad ha decidido ponerse al día y elaborar un plan estratégico, crear un departamento financiero y mejorar el servicio a los clubes.

 

En esa búsqueda por dar el salto competitivo, la tecnología aspira a ocupar un papel fundamental. El director de ventas de Health corporate and performance de Technogym, Jordi Mallofré, aseguró el fabricante italiano tiene “un largo viaje junto con los clubes deportivos y sociales para mejorar el engagement”. Es una visión que compartió Cinto Ajram, profesor de Johan Cruyff Institute, al manifestar que “el negocio digital es una nueva línea de negocio que abre la puerta de entrada a nuevos ingresos, y la clave suele estar en comunicar bien, usando la tecnología como medio. Hay que apoyarse en ella para conseguir retorno”.