Entorno

Más gimnasios y menos ‘ticketing’: ¿cómo ha cambiado la cesta deportiva de los españoles en la última década?

Pese al frenazo del último año, el gasto en la participación en eventos deportivos y en la cuota que se paga en las cadenas de fitness se ha disparado un 42,8% entre 2009 y 2018, hasta 3.584 millones de euros, mientras que la inversión en equipamiento ha igualado el de la compra de entradas.

Álvaro Carretero

16 dic 2019 - 04:58

Pese al frenazo del último año, el gasto en la participación en eventos deportivos y en la cuota que se paga en las cadenas de fitness se ha disparado un 42,8% entre 2009 y 2018, hasta 3.584 millones de euros, mientras que la inversión en equipamiento ha igualado el de la compra de entradas.

 

 

¿Cómo llenan los españoles su cesta deportiva? Seguramente, las primeras imágenes que vienen a la cabeza son unas zapatillas de running o de algún otro deporte, como el fútbol o el baloncesto. Sin embargo, la compra de equipamiento tiene un papel secundario en el gasto de los consumidores, que priorizan la participación en eventos deportivos y el pago de una cuota en un gimnasio e, incluso, la compra de entradas para disfrutar de algún partido. Aunque no siempre ha sido así en los últimos diez años.

 

Los españoles gastaron 5.557 millones de euros en 2018 en deporte, el segundo mejor registro de la década y un 22,8% más que hace diez años, pese al descenso del 2,6% que sufrió respecto a 2017. Traducido en cifras, la ciudadanía invirtió mil millones de euros más que hace una década, con un gasto medio de 120 euros por persona, según el índice elaborado por Palco23 a partir de los últimos datos suministrados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

 

El techo de gasto se fijó en 2017, cuando se alcanzó la cifra récord de 5.711 millones de euros. Después de sumar tres años consecutivos al alza, dos de ellos con un ritmo de crecimiento de doble dígito, el año pasado se frenó la tendencia positiva. Ahora bien, ¿ha ganado peso el deporte en la cesta de la compra de los españoles?

 

El gasto en esta actividad equivale al 1% del total en el gasto total de los españoles, lo que supone apenas dos décimas más que hace una década. Es decir que, pese al fuerte incremento del gasto en los últimos diez años, su relevancia en la cesta de la compra de los españoles apenas ha variado.

 

 

 

 

Aun así, el gasto en la participación en eventos deportivos y el consumo de servicios recreativos, donde se incluyen las carreras populares y las cuotas de los gimnasios, ha ascendido un 42,8% entre 2009 y 2018, hasta 3.584 millones de euros. Es decir, equivale al 64,5% del gasto total, 192 euros por hogar y 77,4 euros por persona.

 

Las principales pruebas, como el Maratón de Valencia, siguen registrando récords anuales, cubriendo los más de 25.000 dorsales que ofertan. Ahora bien, los corredores internacionales cada vez tienen más peso, y en la edición celebrada el pasado fin de semana alcanzaron el 39% de los runners. También ha ayudado el despegue de los triatlones, el medio maratón, el trail running y otras pruebas de resistencia, que se han consolidado en ciudades como Vitoria, Tenerife, Barcelona y Palma de Mallorca.

 

La popularización de este tipo de carreras es está marcando la evolución del sector: “Hace diez años correr un maratón era la meta de cualquier atleta, pero hoy ya no atrae de igual forma a la audiencia potencial y tampoco se ha sabido adaptar a las nuevas tendencias de los atletas”, destacaba el informe The State of Running 2019, elaborado por RunRepeat.com y la Federación Internacional de Atletismo (Iaaf).

 

 

 

 

En cuanto al fitness, en España había 5,3 millones de abonados a cierre de 2018, con una tasa de penetración del 11,4%. Además, se estima que en el país había 4.315 personas físicamente activas por cada gimnasio abierto, según se desprende del informe European Healt & Fitness Market 2019, elaborado por EuropeActive y Deloitte. En este sentido, cabe destacar que el sector ha atravesado por una reducción del precio medio por la irrupción del low cost.

 

El gasto en centros deportivos ha desplazado el peso que tradicionalmente habían tenido los deportes de equipo, relegados ahora a un segundo plano. En España había 3,8 millones de federados en 2018, según datos del Consejo Superior de Deportes (CSD), de los que el fútbol aporta casi un tercio de las licencias.

 

El modelo actual, muy dependiente de la participación en eventos de running, denota síntomas de asentamiento tras el boom inicial, aunque las principales marcas especializadas ya habían vaticinado el estancamiento en este sector en España. Asics ha trazado un plan estratégico que confiere al pádel el papel de motor de las ventas, mientras que Mizuno ha tratado de diversificar a través de nuevos deportes y del acercamiento a la moda urbana, al igual que hizo New Balance hace ya un lustro.

 

Aun así, el gasto en equipamiento deportivo ha aumentado un 18% en los últimos diez años, hasta 661,5 millones de euros, equivalentes a 14,3 euros por persona y 35,5 euros por hogar. El INE no especifica qué artículos se incluyen en esta categoría, que ha igualado al gasto que se realizó en el ticketing el año pasado. La compra de entradas para eventos recreativos y deportivos ha caído un 6,1% en una década, pese a que los pabellones de la ACB y los estadios de LaLiga acumulan varios años de aumento en términos de asistencia.

 

 

 

 

Los clubes de LaLiga han realizado notables inversiones durante las últimas temporadas para dinamizar las ofertas de hospitality para compensar cierto abaratamiento en los abonos, así como para generar todo tipo de nuevas experiencias que seduzcan a los aficionados a acudir cada fin de semana al campo. Hoy, la oferta ya no pasa sólo por los estadios, sino que la competencia con las OTTs y la cada vez mayor calidad de las retransmisiones. 

 

El gasto en bicicletas, por su parte, se situó en 390,4 millones de euros, un 30,7% más que en 2009. Cada hogar invirtió de media 20,9 euros en esta categoría, una cifra que cae en el gasto por persona hasta 8,4 euros. La aparición de las bicicletas eléctricas ha logrado paliar la caída de los modelos de carretera y montaña, cuyas unidades vendidas descendieron por primera vez en 2018, desde que la Asociación de Marcas de Bicicletas Españolas (Ambe) empezó a recopilar estos datos en 2014.  

 

Las e-bikes, que por ahora sólo representan el 10% de las ventas del sector ciclista, han asumido el liderazgo como tractor de las ventas. Aun así, aún se espera que los modelos urbanos despunten al fin, algo que se conseguirá a través de una regulación más flexible en las ciudades, que apueste por la transformación de sus redes de transporte para fomentar la movilidad sostenible.

 

Las licencias de ciclismo han aumentado un 40,5% en la última década, aunque permanecen estancadas en algo más de 75.000 practicantes desde hace cinco años. De ahí que las esperanzas del sector estén puestas en las ciudades, que deben jugar un papel clave para fomentar el uso de la bicicleta y sostener la facturación de distribuidores y fabricantes.