Entorno

Más allá del ‘efecto Iniesta’: los clubes como motores del deporte en Castilla-La Mancha

La comunidad, que tiene la décima mayor masa de federados a nivel nacional, ha encontrado en sus equipos profesionales de fútbol y balonmano una de las palancas para impulsar el deporte en la región y fomentar la actividad física en edad escolar.

Álvaro Carretero

22 abr 2019 - 04:57

La comunidad, que tiene la décima mayor masa de federados a nivel nacional, ha encontrado en sus equipos profesionales de fútbol y balonmano una de las palancas para impulsar el deporte en la región y fomentar la actividad física en edad escolar.

 

 

El nombre de Fuentealbilla y, por ende, de Castilla-La Mancha, es conocido hasta en Japón. Y no porque la comunidad autónoma haya apostado por la visibilidad internacional, sino por la presencia de Andrés Iniesta. La región se ha apoyado en el futbolista y en referentes como la karateka Sandra Sánchez o Beatriz Laparra, campeona del mundo de tiro con arco, así como clubes como el Albacete Balompié, para promocionar el deporte en un territorio marcado por la migración y el envejecimiento de su población. Así se desprende del séptimo capítulo de la serie que iniciada por Palco23 para analizar la salud del deporte en cada comunidad autónoma.

 

Castilla-La Mancha es una región condicionada por su demografía y su geografía a la hora de hacerse un hueco en la industria del deporte. Pese a ser la décima comunidad autónoma en el ránking nacional, con 130.708 federados, no cuenta con parajes de alta montaña ni con salidas al mar, como los archipiélagos o las comunidades del norte del país. Estos factores dificultan la posibilidad de atraer grandes eventos deportivos o turistas deportivos y puede ser un obstáculo para el turismo especializado.  

 

Pese a ello, la comunidad ha hecho “un notable esfuerzo para atraer competiciones nacionales y otros torneos como el Campeonato de Europa de kárate, el de bádminton y el Mundial de gimnasia rítmica”, explica a Palco23 Juan Ramón Amores, director general del área de Juventud y Deporte de Castilla-La Mancha. Estos eventos generan un retorno económico y social, ya que “son referentes para que nuestros jóvenes continúen practicando deporte”, afirma el dirigente socialista.

 

 

 

 

El deporte manchego se ha enfocado a la promoción de la formación y del deporte base entre sus habitantes. Dentro de este ecosistema, el fútbol es el deporte rey, con 44.014 federados, ocupando el décimo puesto a nivel nacional. De hecho, el número de licencias del balompié es equivalente a la suma de las ocho disciplinas más practicadas en la región y duplica a las de la caza, que es la segunda modalidad con mayor número de practicantes, con 14.897 deportistas.

 

El Albacete Balompié, que compite en LaLiga 1|2|3, mueve una media de 10.000 aficionados por encuentro. El club, fundado en 1940 es uno de los de mayor tradición en el fútbol español y su éxito en esta categoría durante la presente temporada, con posibilidad de ascender a LaLiga Santander, ha reforzado su papel como uno de los principales focos deportivos de la región.

 

Pese a que el fútbol sea el principal protagonista del deporte manchego, hay vida más allá del césped. Otras modalidades como el baloncesto han crecido en los últimos años, pese a no contar con ningún club ni en la Liga Endesa ni en la LEB Oro. Sin embargo, el básquet se ha visto beneficiado por el gran impulso que ha recibido la disciplina a nivel nacional, y ya es el tercer deporte con mayor número de practicantes (7.369).

 

 

 

 

Por otro lado, el balonmano, que cuenta con dos clubes en la liga Asobal, el Guadalajara y el Cuenca, también juegan un papel determinante. Los colegios manchegos tienen su propio programa para impulsar este deporte en su catálogo de actividades extraescolares, especialmente en Cuenca y Guadalajara, donde se concentran la mayor parte de los equipos. Ambos han sido clave para que este deporte esté entre los diez más practicados, con 3.423 federados.

 

Una de las características por las que destaca el deporte de Castilla-La Mancha es por la dispersión de sus clubes profesionales. De hecho, Toledo, pese a ser la capital, es la única ciudad que nunca ha tenido presencia en competiciones de primer nivel. Eso sí, es la sede de Joma, el mayor fabricante español de equipamiento deportivo, que se ha convertido en uno de los principales generadores de empleo en la región.

 

A diferencia de otras comunidades, donde los equipos y su población se concentran en dos o tres núcleos urbanos, en el territorio castellano los clubes se reparten entre sus diferentes capitales de provincia. Esta peculiaridad se debe a la propia composición de su demografía, pues ninguna provincia supera el 34% de la población, según el censo de la Administración autonómica. Aun así, sólo el 8% de los habitantes residen en municipios de menos de 1.000 habitantes, lo que se traduce en una densidad de población inferior a la media nacional. 

 

 

 

 

Estos factores, sumados al envejecimiento gradual producido tras el retorno de las generaciones que emigraron a finales del siglo XX a otras regiones de España, han delimitado el modelo deportivo manchego y el proyecto del Gobierno, que ha priorizado “promover proyectos que garanticen que los deportistas tengan las mismas oportunidades independientemente de si residen en Toledo o en un pueblo situado a setenta kilómetros”, explica Amorós.

 

Sin embargo, estas características han influido en el gasto medio que los habitantes destinan a equipamiento para la actividad física, que es el tercero más bajo a nivel nacional con 79 euros al año. Este indicador guarda relación directa con la tasa de paro, que afecta al 16% de su población, y el PIB per cápita, que también está entre los tres más bajos de España, con 19.819 euros, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

 

Estas peculiaridades también han lastrado la inversión privada, y sólo tres grandes cadenas de gimnasios tienen algún centro en la región. Supera es el player que más locales opera, con cuatro gimnasios, mientras que Altafit y Mcfit cuentan con uno cada uno. De los siete recintos totales, la mitad se concentran en Albacete, mientras que el resto se reparten entre Talavera de la Reina, Toledo y Guadalajara. 

 

 

 

 

 

 

Respecto a la inversión pública, el presupuesto destinado por el Gobierno de Castilla-La Mancha a la cartera de deporte se ha incrementado un 35,3% desde 2014, hasta 8,7 millones de euros en 2019. La mayor parte se destinará al mantenimiento y reparación de las instalaciones deportivas municipales y autonómicas, en las que invertirán casi tres millones de euros. A esta cantidad hay que sumar el gasto en licitación, que en 2018 fue de 17 millones de euros, los cuales provienen casi en su totalidad de los ayuntamientos.

 

Además de la inversión que se destina a los centros deportivos, la Junta se ha marcado como prioridad el desarrollo del deporte base entre sus habitantes. Las subvenciones a federaciones, organismos y empresas locales que fomentan la actividad física reciben la mayor partida presupuestaria en los últimos cuatro años, y en 2019 asciende a más de tres millones de euros, mientras que los programas de deporte en edad escolar se llevan 2,5 millones de euros, a los que hay que sumar el millón que aporta cada diputación provincial.

 

Entre los objetivos a medio plazo fijados por la Administración se encuentra “trabajar con las universidades para mejorar las ayudas a deportistas de alto rendimiento y construir un centro de tecnificación para atraer a otros atletas nacionales. El objetivo es aprovechar nuestra localización en sentido inverso, ya que estamos próximos a otras grandes comunidades autónomas y podemos convertirnos en un motor deportivo”, afirma Amores.

 

El impulso de las instituciones locales y regionales y el trabajo que se realiza junto a los clubes profesionales, además del esfuerzo por atraer competiciones nacionales e internacionales son los principales activos para impulsar los beneficios de la práctica deportiva. Pese a que el deporte pueda ser una asignatura secundaria en un territorio rural y envejecido, que mira más hacia la escasez de ambulancias y centros de salud en las comarcas más deshabitadas y la migración de sus estudiantes al llegar a la universidad. Y, pese a todo, la comunidad se ha decidido a afrontar el reto de buscar al siguiente Iniesta, Pérez de Vargas, Sánchez o Laparra.