Entorno

Madrid: un modelo deportivo que crece bajo el paraguas del municipalismo y la sombra de los JJOO

La comunidad autónoma, que cuenta con la segunda mayor masa de federados a nivel nacional, con 462.013 licencias, ha trazado un modelo de gestión pública de las instalaciones que determina el desarrollo del deporte base en la región.

Álvaro Carretero

10 jun 2019 - 04:58

Madrid: un modelo deportivo que crece bajo el paraguas del municipalismo y la sombra de los JJOO

 

 

Una Champions League, el Mutua Madrid Open, el Mundial de baloncesto… Por Madrid han pasado múltiples competiciones, pero nunca unos Juegos Olímpicos. El modelo deportivo de la comunidad autónoma ha crecido a la sombra de las tras tres candidaturas fallidas. El sueño sigue vivo, y la Administración trata de impulsar el deporte base a través de la red de instalaciones municipales, sin olvidarse de atraer a los grandes eventos del deporte mundial, donde compite con Barcelona en el panorama nacional.

 

Madrid y Barcelona son los dos polos sobre los que gira la economía española y, por ende, también la industria del deporte, especialmente la alta competición. En la última década, la capital de España trató de seguir la estela olímpica de 1992, que supuso un punto de inflexión en materia turística, económica, social y deportiva en la ciudad catalana. Un legado que hoy se ha convertido en un modelo de sostenibilidad por la reutilización de las instalaciones que se construyeron en su día y que dio paso a un importante tejido empresarial dedicado a la promoción de la actividad física.  

 

Según las cifras oficiales de la candidatura olímpica de Madrid, los tres intentos costaron un total de 8.000 millones de euros que llevaron a la ciudad a convertirse en la más endeudada de España en el momento más acuciante de la crisis económica. De hecho, no fue hasta la última legislatura cuando el consistorio redujo más de la mitad de la deuda y dio salida a algunos de los activos construidos entonces, como el Estadio Olímpico, ahora propiedad del Atlético de Madrid, el Club de Campo Villa de Madrid, o el Centro Acuático, que la Real Federación Española de Natación (Rfen) quiere rescatar con una inversión de 30 millones de euros.

 

 

 

 

Una vez superada la recesión económica, se ha trazado un nuevo modelo deportivo que capitalice la gran inversión realizada en la ciudad, especialmente en las instalaciones deportivas, a donde fue a parar el mayor gasto. El mantenimiento y el reacondicionamiento de las mismas costó al Ayuntamiento 118 millones de euros en 2018, casi el 85,6% del gasto realizado en deporte, superior incluso al de la propia comunidad, que invirtió 35,7 millones en esta cartera.

 

A este importe hay que añadir los 76,2 millones de euros que en 2018 destinó la Administración a construir y remodelar otros complejos deportivos. Y, pese al proceso de remunicipalización que emprendió la alcaldesa Manuela Carmena, la iniciativa privada también tiene un fuerte peso en la región.

 

El fenómeno de los gimnasios low cost arrancó en 2009 en la capital española, donde actualmente destacan Altafit, con 22 gimnasios, y Basic-Fit, con 24, algunos de los cuales son precisamente centros públicos para los que han conseguido una licencia de explotación. De los 74 centros municipales del centro de Madrid, 61 los gestiona directamente el Ayuntamiento, y otros trece funcionan en régimen de concesión administrativa con operadores como GoFit, Supera y Forus, entre otros.

 

 

 

 

A este entramado hay que añadir el factor turístico y de imagen que deriva de la influencia del Real Madrid y Atlético de Madrid. Su influencia en la industria del deporte, especialmente la del club blanco, ha trascendido las fronteras físicas y se ha convertido en una marca global a través de la que exportar el nombre de la ciudad. Por otro lado, el cambio de estadio de los atléticos ya ha logrado que la última final de la Uefa Champions League se dispute en el Wanda Metropolitano, mientras que el Santiago Bernabéu fue la sede neutral de la Copa Libertadores.

 

Los dos clubes son los mayores activos de una comunidad que ha priorizado, precisamente, organizar grandes competiciones para aprovechar su imagen y las infraestructuras públicas. No sólo atraen un goteo constante de aficionados que se desplazan a ver partidos, sino que los campos y los museos son ya algunos de los escenarios más emblemáticos dentro de la oferta turística. 

 

A sus estadios se suman se suman otras instalaciones como el Palacio de los Deportes o la Caja Mágica, entre otros, donde se han celebrado la Copa del Rey de la ACB, la de fútbol sala y el Mutua Madrid Open. Estos recintos ejercen de complejos multiusos con capacidad para acoger tanto grandes eventos deportivos como de ocio.

 

 

 

 

Aunque si hay dos disciplinas que destacan en el sector del turismo deportivo y rivalizan con la influencia de ambos gigantes futbolísticos, son el golf y el tenis, que en Madrid cuentan con 81.787 licencias y 17.015 federados, respectivamente. En el caso del Mutua Madrid Open, en la última edición de 2019 a 278.000 asistentes, mientras que el Open de España, que se ha asegurado su continuidad para los próximos cinco años de la mano del promotor del torneo tenístico, espera convertirlo en una de las grandes referencias dentro del European Tour.

 

Fuera de la alta competición, el golf dejó en la región un impacto económico de 20 millones de euros anuales, pese a que sólo mueve al 1,1% del total de golfistas que vienen a España a practicar esta disciplina, según un informe presentado por la Cámara de Comercio de Madrid (Ceim), la Federación de Golf de Madrid y la Asociación de Campos de Golf de Madrid.

 

Su influencia va mucho más allá, ya que según dicho estudio generan anualmente 230 millones de euros. Al ubicarse en la zona norte de la comunidad, la de mayor renta per cápita, son el principal motor para otro tipo de deportista de mayor poder adquisitivo, alejado de los deportes competitivos de equipo, por lo que contrarresta el peso que el fútbol y el baloncesto tienen en las ciudades del cono sur.  

 

 

 

 

 

 

 

Y es que no todo en Madrid gira en torno al turismo deportivo y la alta competición. La región cuenta con 462.013 deportistas federados, sólo por detrás de Cataluña, con un ecosistema que no se entendería sin la influencia de las ciudades periféricas como Fuenlabrada, Getafe y Leganés. Estos municipios se han convertido en algunos de los principales polos de la comunidad e incluso han alcanzado relevancia nacional gracias a sus clubes de fútbol y baloncesto.

 

Ambas disciplinas son las dos más practicadas en Madrid en cuanto a deportes de equipo, con 110.230 y 52.785 licencias, respectivamente. La presencia de clubes profesionales en todas las categorías de las ligas españolas ha hecho crecer estructuras de cantera, que se suman a los programas de actividades extraescolares en los centros educativos para fomentarlo desde la base. Y todo ello sin contar otras modalidades indoor como el judo y el kárate, donde la región es la gran referencia a nivel nacional, con un agregado de 46.110 federados.

 

Y es que para que el deporte madrileño realmente pueda llegar a ser la primera potencia a nivel nacional, necesita nutrirse en primer lugar de la base, que crece de la mano del municipalismo. Al igual que lo hacen las instalaciones públicas donde se celebran los grandes eventos deportivos internacionales, que son los mejores ejemplos de cómo finalmente se ha generado un retorno en la ciudad después de la gran inversión olímpica. Todo ello con el objetivo de coger el testigo de la antorcha que en su día prendió en Barcelona y convertirse en la gran referencia del deporte en España.