Entorno
La mujer en los negocios: una cuota de poder de sólo el 22%
8 mar 2018 - 04:55
Cobran menos, trabajan menos y ocupan menos puestos de responsabilidad. Aunque, en las últimas décadas, la integración de la mujer en el entorno laboral internacional y la lucha contra la desigualdad se han incorporado cada vez más en la agenda política y social, sólo el 48,7% de las mujeres en todo el mundo tienen un empleo remunerado y apenas el 22% ocupan puestos de responsabilidad.
En 2017, menos de la mitad de las mujeres mayores de 16 años de todo el mundo eran trabajadoras activas y remuneradas, frente al 75,2% de los hombres. La diferencia, de 27 puntos, es apenas dos puntos menor a la que mantenían en 1990, cuando la tasa de mujeres en activo era del 51%, frente al 80% de los hombres.
Esta evolución se debe, según un informe de la Organización Mundial del Trabajo (OMT), a que ambos sexos han reducido sus tasas de actividad en las últimas décadas, pero la de los hombres se ha encogido con más fuerza, reduciendo así las distancias moderadamente.
Según datos de la OMT, entre 1995 y 2017 la tasa de actividad de las mujeres pasó del 52,4% al 48,7%. En el caso de los hombres, se redujo un punto porcentual más, desde 79,9% hasta 75,2%.
Acceso al mercado laboral
Uno de los primeros frenos para las mujeres se produce a la hora de dar el salto de la escuela al trabajo. Según la OMT, un hombre de entre 25 y 29 años tiene el doble de probabilidades que una mujer de estar incorporado ya al mercado laboral.
El mayor desequilibrio se produce en Oriente Medio y el Norte de África, donde los hombres jóvenes tienen cuatro veces más probabilidades de haber completado la transición de la escuela al trabajo que una mujer. En la mayoría de los países, además, las mujeres tardan entre uno y cuatro meses más que ellos en encontrar trabajo tras terminar la formación.
Trabajos a tiempo parcial y empleo doméstico
Además de ocupar menos puestos de trabajo, el empleo de las mujeres es, generalmente, más precario. Aunque menos del 40% de los empleos los ocupan mujeres, ellas copan el 57% de los puestos de trabajo a tiempo parcial.
En los más de cien países analizados por la OMT, que representan el 87% del empleo global, más de un tercio de las mujeres trabajan a tiempo parcial, con menos de 35 horas por semana, frente al 23,4% de los hombres empleados con este tipo de contratos.
Además, ellas dedican también más tiempo al trabajo doméstico no remunerado. En los países desarrollados, la media en el caso de ellas asciende a cuatro horas y veinte minutos al día, el doble que ellos. En los mercados en vías de desarrollo, ellas dedican cuatro horas y media a las tareas de casa, mientras que ellos emplean sólo una hora y veinte.
Las mujeres son de sanidad, los hombres de IT
Además de haber diferencias en el tipo de trabajo, las mujeres también están infrarrepresentadas en determinados sectores económicos desde la formación. Según The Global Gender Gap Report, elaborado por el World Economic Forum, de media, las mujeres tienden a especializarse menos en ingeniería, construcción, comunicación, información y tecnología, mientras que los hombres están infrarrepresentados en las carreras de educación y salud.
Sin embargo, esos desequilibrios no son suficientes para justificar los que luego se producen en el entorno laboral, según el informe. Por ejemplo, aunque hay más mujeres que hombres que estudian educación, los empleos formativos están luego dominados por los hombres. Los mayores desequilibrios se observan en software, IT, energía y minería, donde ellos son amplia mayoría.
Las mujeres en la cúpula
Una vez accedido al mercado laboral, las mujeres se enfrentan a una nueva frontera que superar: la escalada dentro de la empresa. Es aquí donde más se perciben las distancias entre hombres y mujeres: sólo el 22% de los directivos en el mundo son mujeres y el 33% de las empresas no tienen ni una sola mujer en puestos de responsabilidad, un porcentaje que no ha cambiado desde 2011.
Además, el puesto de la llamada c-suite (chief executives) que más ocupan ellas es precisamente uno de los que menos dan pie a acceder después a la posición de consejero delegado: la dirección de recursos humanos.
“El reparto de puestos directivos a menudo reproduce los estereotipos de género: ellas cuidan y ellos dirigen”, subraya el estudio Women in Business, elaborado por Grant Thornton. En este sentido, el 23% de las mujeres en puestos directivos están al frente del departamento de recursos humanos y el 21% son directoras financieras, mientras que en operaciones y ventas la tasa no supera el 9%. Además, sólo nueve de cada cien mujeres en puestos de responsabilidad son consejeras delegadas, según el mismo informe.
Este desequilibrio dificulta que ellas ocupen un cargo en órganos de responsabilidad como el consejo de administración. Según el Global Board Diversity Analysis, elaborado por Egon Zehnder a partir de datos de 1.491 empresas de 44 países, sólo el 19% de los consejeros del mundo son mujeres, y en el 25% de los países ninguna mujer ocupa un puesto en el consejo. Además, sólo cuatro de cada cien consejeros delegados son mujeres, y en la mitad de los países analizados ninguna mujer ocupa ese cargo.
El estudio subraya también que es más habitual la presencia de consejeros extranjeros que de mujeres: hay trece países de los 44 analizados en los que más del 40% de los consejeros son extranjeros, mientras que en ningún país las mujeres tienen ese peso. En total, el 25% de los consejeros de las empresas analizadas son foráneos, frente al 19% que son mujeres.
Por continentes, Europa se sitúa a la cabeza por paridad en el consejo, aunque con apenas un 22,6% de consejeras, según el informe Women in the boardroom, elaborado por Deloitte. Le sigue en el ránking Oceanía, con un 20,8%, y África, con un 18,8%. En el extremo opuesto se encuentran Asia y Latinoamérica, donde apenas siete de cada cien consejeros son mujeres.
Brecha salarial
Por último, a la desigualdad de oportunidades y los desequilibrios en los puestos de responsabilidad se suma también la brecha salarial: ellas cobran, de media, menos que ellos en todos los países del mundo.
Según datos de la Ocde, las mayores desigualdades se dan en Corea del Sur, donde el salario medio de las mujeres es un 36,7% menos que el de los hombres; Estonia, con una brecha del 28,3%; y Japón, con un salto del 25,7%. En la Unión Europea en su conjunto, ellas cobran de media un 19,1% menos que ellos, en línea con otros mercados desarrollados como Estados Unidos (18,1%) o Canadá (18,2%).
En 2018, Islandia, donde la brecha se sitúa en el 9,9%, se convirtió en el primer país del mundo en contar con una ley que exigirá a las empresas que demuestren que sus empleados cobran el mismo sueldo, por el mismo trabajo realizado, con independencia de su género, su etnia, sexualidad o nacionalidad.