Entorno

Figueras (Generalitat): “Hay que aislar el proyecto Pirineus-Barcelona del ruido político”

El secretario general del Deporte de la Generalitat de Catalunya explica que el presupuesto aproximado que el COI contempla para celebrar unos Juegos Olímpicos de Invierno es de 1.300 millones de euros.

Patricia López

22 nov 2018 - 04:59

Figueras: “Es razonable pensar que encontraremos la financiación necesaria para celebrar el evento”

 

 

El máximo responsable para conseguir que el Comité Olímpico Internacional (COI) adjudique unos Juegos Olímpicos de Invierno a España es Gerard Figueras. El secretario general del Deporte de la Generalitat de Catalunya ha avivado la llama olímpica en una región que albergó los Juegos de 1992. Tras el rechazo inicial de Barcelona a seguir en la carrera para celebrar los Juegos de 2026, ahora el Ayuntamiento se ha mostrado a favor de estudiar la propuesta, que ha recibido el visto bueno del COI. En juego, un proyecto de 1.300 millones de euros, de los que 400 millones deberán ser generados por el comité organizador o aportados por la Administración.

 

El pasado octubre, el Comité Olímpico Internacional (COI) dio el visto bueno a la candidatura Pirineus-Barcelona para albergar los Juegos Olímpicos de Invierno. ¿Cuál es el siguiente paso?

Estamos en fase de desarrollo de la candidatura. Durante el primer trimestre de 2019 debemos elaborar un dossier que defina dónde se organiza cada prueba y qué instalaciones tenemos. Se encargará de hacerlo la empresa que gestiona las estaciones de esquí, que es Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), y que ya dispone del personal necesario para hacerlo.

 

Cataluña tiene numerosas pistas de esquí. ¿Han definido que infraestructuras harán falta construir?

Tenemos instalaciones disponibles, como las pistas de esquí preparadas en Baqueira Beret, La Molina y Massella; en Barcelona y alrededores se pueden albergar las competiciones de hielo; tenemos estadios para hacer las ceremonias y suficiente alojamiento para hacer la villa olímpica. Pero ahora debemos definir dónde se celebra cada disciplina. En los deportes de hielo tenemos la opción del Palau Sant Jordi y el Fórum, pero también hay opciones en Sabadell, Badalona y L’Hospitalet de Llobregat, entre otras.

 

 

 

 

Barcelona es una de las ciudades que mejor ha sabido aprovechar el legado olímpico. ¿Qué se puede mejorar y qué camino queda para perfeccionar la candidatura?

Hay instalaciones que a día de hoy sabemos que no tenemos, y que no podremos tener. La nueva norma del COI es muy es estricta al decir que no quiere que se invierta en infraestructuras de comunicación y deportivas que después de los Juegos no se vayan a utilizar. Por ejemplo, en España no tenemos una pista de skeleton y construirla cuesta 90 millones de euros, pero aquí no hay una elevada demanda de personas que quieran practicar esta disciplina. Tenemos claro que no queremos gastarnos esa cantidad de dinero; a no ser que veamos que existe la opción de crear una pista temporal, no lo haremos. Pero hay una opción que antes prohibía el COI y que ahora premia: organizar unos Juegos con el apoyo de otros países.

 

¿Se plantea organizar pruebas con otras regiones que sí aporten la infraestructura necesaria?

Sí. En el informe técnico se definirá dónde se encuentran las instalaciones que nos faltan, sea en Suiza o en Francia, y en función de cuál sea la ideal, trataremos de celebrarlas allí. Ahora bien, uno de los retos si Pirineus-Barcelona resulta la candidatura elegida es tener deportistas con opción de medalla. Y para ello hace falta infraestructura. El CAR de Sant Cugat se creó hace 31 años pensado para los Juegos de Barcelona del 1992, lo que significa que allí no se trabaja mucha disciplina de invierno. Si la candidatura avanza, es razonable que el CAR se reoriente y, sin abandonar los deportes de verano, se refuercen con otras modalidades. Y en ese camino sí que tiene sentido dotar al CAR de una recta de aceleración, que es una de las partes más importantes para un deportista de skeleton, en lugar de toda la pista.

 

¿Cuál es el vector de diferenciación respecto a otras ciudades que están en la carrera para albergar los Juegos de Invierno?

Pirineus-Barcelona encaja perfectamente con la necesidad que tiene el COI de explicar que es posible otra manera de hacer los Juegos. No hay un alud de candidaturas para organizar este evento porque existe una imagen de que los Juegos exigen inversión pública que luego no se recupera, es decir, de que estas citas son costosas. Pirineus-Barcelona es el espacio que necesita el COI para enseñar que es posible organizar unos smart games. No necesitamos construir instalaciones porque mayoritariamente ya las tenemos; estamos aprovechando a Barcelona, como potencia olímpica, para poner en el mapa los Pirineos, y estamos trabajando para que los Juegos no cuesten dinero al estado, sino que generen.

 

 

 

 

¿Qué presupuesto se baraja?

El COI define que el presupuesto operativo de estos Juegos debe ser de alrededor de  1.300 millones de euros, de los que el organismo aporta 900 millones de euros. El resto debe ser generado a través de la venta de entradas, el patrocinio local, la venta de merchandising y la aportación pública. Creemos que es razonable conseguir entre 400 millones y 500 millones de euros a través de estas vías. Es más, si ocurriera algo inaudito como que no tuviéramos ayuda privada ni vendiéramos entradas, encontrar apoyo entre las administraciones públicas en un plazo de ocho o doce años es razonable. El impacto económico que tiene ser sede olímpica ya es más alto que los 500 millones euros que se requieren. Por eso creemos que lograremos estar en equilibrio o en beneficio con este evento.

 

¿Qué se puede aprender de los errores que se han cometido en los Juegos Mediterráneos?

No podemos comparar unos Juegos Mediterráneos con unos de Invierno, que reúnen a alrededor de 3.500 atletas. Creo que Tarragona deja un legado en cuanto a infraestructuras que no se hubieran conseguido de no haberse celebrado la cita. En cambio, creo que operativamente se pecó y no se consiguió involucrar a toda la ciudadanía. Imagino que el comité organizador hará sus reflexiones.

 

Los ciudadanos de Galgary (Canadá), Graz (Austria) y Sion (Suiza) han votado en contra de la celebración de los Juegos. ¿En Cataluña se plantea realizar una consulta popular?

De entrada no, pero no nos negamos a hacerlo. El producto Juegos de Invierno, con las magnitudes que planteo, tiene un impacto menor en Barcelona que otras pruebas que ha albergado la ciudad sin que se hiciera un referéndum. La idea es que el 50% de los atletas compita en el Pirineo, donde participarán siete comarcas, y el 50% restante lo haga en Barcelona. Eso, junto al impacto presupuestario bajo que he comentado antes, hace que no entendamos imprescindible la consulta popular. Con unas elecciones municipales a la vista, si los partidos políticos incorporan en su programa tirar adelante el proyecto, creemos que sería suficiente.

 

 

 

 

La rotación de continentes y la cuestión kosovar están a la orden del día. ¿Cómo puede afectar a la candidatura la discusión reciente entre el COI y el Gobierno por el reconocimiento de Kosovo?

No se nos escapa que este proyecto va más allá de lo deportivo, lo veo como una oportunidad política, económica, turística y medioambiental. No hay otro proyecto de esta dimensión y de alcance territorial en Cataluña y España tan grande en los próximos años. Pido que antes de rechazar este proyecto, se reflexione, se mime. Espero que todo el mundo sepa ver la oportunidad de este proyecto.

 

¿Ha tejido alianzas con otras instituciones?

Hemos construido una red de confianza deportiva entre la secretaría general del Deporte de la Generalitat y el Comité Olímpico Español (COE). Estamos creando complicidad desde la divergencia política con los ayuntamientos de distinto signo político. Pido a la política que no desmonte aquello que desde el deporte hemos sido capaces de crear. Este proyecto es ilusionante y debemos hacerlo con España; no pido que todos pensemos igual, pero sí que aislemos el proyecto del ruido político para que podamos trabajar juntos.

 

¿Qué tal es la relación con el Consejo Superior de Deportes (CSD)?

Me consta que desde el CSD hay un punto de prudencia. Deportivamente lo ven bien pero entienden que no tendría sentido tirar esto adelante si políticamente no hay un mínimo entendimiento. Es un discurso que también tenemos aquí, creemos que debe haber un acuerdo. Creo que si estos Juegos se adjudican y van bien puede servir para encender la llama de los Juegos Olímpicos de Madrid.

 

 

 

 

¿Cuál es el reto que afronta la organización de esta cita?

Debemos intentar que no se politice el evento. Puede ocurrir que determinados sectores más radicales catalanes crean que no está bien desarrollar un proyecto con España, o también que se dé desde sectores más españolistas. Ahora bien, si los dos extremos radicales quedan apartados, existe una gran parte central en el espectro político, empresarial, deportivo y asociativo que debemos aprovechar. El gran reto que tenemos es el político.

 

¿Se plantea que la candidatura participe en la carrera para organizar los Juegos de 2026?

Formalmente estamos en la carrera de 2030, pero tenemos que estar listos para 2026. El COI eligió tres candidatas oficiales para la próxima edición: Calgary ha caído, y quedan Estocolmo y Milán. Queremos tener el trabajo técnico hecho en julio de 2019 porque es cuando se decide la sede de 2026, y si Estocolmo y Milán se caen, el COI podría llamar a nuestra puerta y sería algo imperdonable no estar preparados. Si ocurre, necesitaremos tirar de política para acelerar plazos. Además, económicamente sería muy favorable porque si el COI dice que nosotros somos los que debemos ayudar, podríamos tener mejores condiciones económicas del organismo.