Entorno

Entre derechos federativos y económicos: ¿por qué es tan caro fichar en Brasil y Argentina?

La interpretación que en 2014 hizo la Dirección General de Tributos sobre el fichaje de James Rodríguez por el Real Madrid continúa afectando a la llegada de futbolistas de estos países por la carga fiscal, en un debate sobre qué debería estar sujeto a gravamen.

Palco23

29 ene 2020 - 04:56

Los clubes españoles deben asumir el coste adicional de la carga fiscal de un fichaje, pues en Latinoamérica exigen negociar por importes netos de los traspasos

 

 

LaLiga ha sido tradicionalmente uno de los destinos más habituales para los talentos de Argentina y Brasil. Aun hoy, es la competición de Europa que acoge más jugadores del primer país y la tercera receptora del segundo país latino, pero la realidad es otra: “El flujo de deportistas brasileños es constante, mientras que el argentino ha sufrido un bajón”, apuntó ayer Carles Quindós, asociado sénior de Cuatrecasas, durante el quinto Encuentro LaLiga de Derecho del Deporte 2019-2020. Y la razón es puramente fiscal.

 

El abogado recordó que la problemática no es nueva y se remonta a 2014, cuando la Dirección General de Tributos interpretó que el pago del Real Madrid al AS Mónaco para fichar a James Rodríguez tenía la calificación de ganancia patrimonial sujeta a tributación para no residentes. Es decir, que es el club vendedor el que debe pagar impuestos en España. “Los efectos colaterales de aquella decisión se están percibiendo ahora”, advirtió.

 

El problema para los clubes españoles es que la consecuencia directa de esa interpretación es que los equipos al otro lado del Atlántico están exigiendo negociar los importes netos de los traspasos. De esta forma, es el participante de LaLiga el que tiene que asumir el coste adicional de esa carga fiscal que no se da en otras competiciones profesionales del entorno. Ello, en un contexto en el que “España es un importador clarísimo de futbolistas, cada vez en edades más tempranas, por lo que cada vez habrá más ventas”, como recordó Quindós.

 

 

 

 

El letrado puso sobre la mesa el debate de fondo que están planteando en sus recursos, que no es otro si realmente las cantidades millonarias que se pagan por un futbolista corresponden al traspaso de derechos o a una indemnización. “Es un caso muy contaminado por jurisprudencia consolidada de los derechos federativos y económicos”, señaló, sobre la idea que en su momento se utilizó para explicar los traspasos.

 

En su opinión, el criterio de Hacienda no encaja con la regulación de la Fifa, que “no habla de transmisión, sino de rescisión de contrato o baja de derecho para dar de alta nuevo derecho”. Según esta interpretación, el derecho sobre el futbolista nacería en España una vez se inscribe su licencia, por lo que no sería el mismo que el que el club brasileño o argentino tendría previamente.

 

Cuatrecasas utiliza como ejemplo de esa separación entre el valor de los derechos federativos y económicos el caso del FC Barcelona durante el periodo que la Fifa le prohibió inscribir a futbolistas. Ese verano el club pagó por los traspasos de Arda Turan y Aleix Vidal, pero no fue hasta enero cuando los dio de alta en el registro de jugadores como integrantes de su plantilla. “Cuando se traspasa, se paga para rescindir relación laboral con el club de origen, no por los derechos”, insistió Quindós. En su opinión, en caso de mantenerse el gravamen, sólo debería aplicarse sobre los pagos de formación y solidaridad.

 

Antes de su intervención, y como es habitual, Alberto Palomar, profesor titular acreditado (Aneca) de Derecho Administrativo en la Universidad Carlos III de Madrid, abrió la jornada para analizar la actualidad, como el informe de Deloitte sobre las finanzas del fútbol europeo, la situación del negocio de LaLiga en el canal de horeca o la negociación del convenio del fútbol femenino.

 

Después, Antonio V. Sempere, catedrático de Derecho del Trabajo de la Universidad Rey Juan Carlos, hizo un análisis de numerosas sentencias judiciales. La sesión la cerró Juan Espinosa, director general de Ordenación del Juego del Gobierno, quien analizó la evolución del negocio de las apuestas deportivas y cómo se está abordando la creación de un marco de actividad que prevenga de provocar adicción.