Entorno

El negocio de la Fifa se desplaza: los ingresos por TV en Asia superan por primera vez a Europa

El regulador del fútbol a nivel mundial facturó un 26% por los derechos audiovisuales en el ciclo 2015-2018, pero la actividad en el Viejo Continente cedió un 21%. El verdadero salto económico se consiguió con el hospitality y la venta de licencias.

Marc Menchén

21 mar 2019 - 05:00

El negocio de la Fifa se desplaza: los ingresos por TV en Asia superan por primera vez a Europa

 

 

Europa ha sido el gran bastión histórico del fútbol, pero cada vez son más los ejecutivos que advierten de un paulatino desplazamiento del negocio hacia otros territorios y las cuentas de la Fifa confirman esa percepción. Por primera vez en su historia, el regulador del fútbol a nivel mundial facturó más dinero por derechos de televisión en Asia y el Norte de África que en el Viejo Continente durante el último ciclo mundialista, según el informe económico de la entidad al que ha accedido Palco23. Y los últimos acuerdos avanzan que no será una cuestión puntual.

 

En total, la factura audiovisual subió un 26% entre el ciclo de Brasil 2014 y Rusia 2018, hasta 3.126,7 millones de dólares. Todos los territorios generaron más dinero en comparación con el ciclo anterior, con la única excepción del continente que hasta ahora había sostenido las competiciones de selecciones en términos económicos. Esta circunstancia ayuda a entender aún más los motivos por los que Gianni Infantino quiere promover una Liga de Naciones y un renovado Mundial de Clubes, ya que la presencia de más equipos representando a los emergentes del fútbol podría disparar aún más el valor de las retransmisiones.

 

La oposición del fútbol europeo es férrea, ya que consideran que estas dos nuevas competiciones podrían suponer una merma para el proyecto de futura Champions League que la Uefa y los principales equipos tienen entre manos. Pero los datos son claros: Rusia 2018 supone el 95% de todos los ingresos audiovisuales de la Fifa y Europa ya no tiene tanta fuerza comercial a la hora de poder imponer estos cambios. Al contrario, son las dos grandes potencias económicas a nivel mundial, China y Estados Unidos, las que empiezan a asumir un papel clave.

 

 

 

 

La factura audiovisual bajó un 21% en Europa en el periodo de cuatro años que concluyó en 2018, con 920,4 millones de dólares. No hay que olvidar que la Fifa sufrió en grandes mercados como España, donde la televisión en abierto ya no es capaz de recuperar la inversión en derechos a través de la publicidad. Por su parte, las televisiones de pago sólo ven lógica empresarial a productos que cubren más fechas en el calendario de forma periódica, como la Champions League o las ligas nacionales. De hecho, Mediaset logró no pagar más de treinta millones de euros por el Mundial, en línea con las dos ediciones anteriores.

 

El descenso en el continente europeo contrasta con el alza del 61,3% que experimentó Asia y el Norte de África y que lo situaron en primera posición con 974,4 millones de dólares. El crecimiento en Latinoamérica fue del 27,1%, hasta 452,2 millones de dólares, mientras que los operadores de Norteamérica y Caribe pagaron el doble que en 2011-2014, con 522 millones de dólares.

 

Tendencias dispares que no sólo pueden atribuirse a que Italia u Holanda se quedaran fuera de Rusia 2018, sino a que es un mercado donde la competencia por los presupuestos para la compra de derechos está mucho más reñida. Ahí entra el plan para crear una Liga de Naciones y un Mundial de Clubes, por los que un consorcio inversor liderado por Softbank está dispuesto a pagar 25.000 millones de dólares en doce años por su explotación comercial. ¿La razón? El mayor potencial de negocio que habría en aquellos continentes que cada ciclo destinan una parte importante de sus recursos a emitir el Mundial.

 

El nuevo equilibrio de poderes se puede entender por el interés de beIN Media en adquirir los derechos en muchos países con tal de dar visibilidad al fútbol a las puertas del Mundial de Qatar 2022, pues el grupo de medios es propiedad del emirato. De hecho, en las últimas semanas ha trascendido que el grupo de medios aseguró pagos adicionales a la federación internacional si el país resultaba adjudicatario del torneo.

 

 

 

 

También ha ayudado el interés de China por ser un aspirante a competir por los grandes títulos y el rápido crecimiento que ha experimentado el consumo de contenidos online en el país. “Las visitas a las plataformas digitales chinas para la cobertura simultánea y los vídeos bajo demanda del Mundial alcanzaron un récord de 5.960 millones”, desgrana la Fifa en su informe anual. Y añade: “El trasvase hacia audiencias de retransmisiones digitales ha aumentado como se esperaba”, con el 22% de los 3.000 millones de telespectadores de Rusia 2018 conectados a un dispositivo móvil fuera de casa.

 

La correlación de fuerzas ha sido igualmente importante en el segmento de patrocinios, que apenas subieron un 1,9%, hasta 1.660 millones de dólares, ante los problemas de reputación que sufrió la Fifa en 2015 por los escándalos de corrupción en la etapa de Joseph Blatter. “A pesar de la difícil situación a principios de 2016”, que admite la confederación, finalmente logró sumar catorce nuevos patrocinadores, la mitad de ellas procedentes de China.

 

De hecho, la única marca europea es Adidas, por dos estadounidenses, Coca-Cola y Visa. Por el contrario, han llegado Qatar Airways, Wanda y la continuidad de Hyundai-Kia. Sólo estas seis marcas, además de Gazprom, pagaron más de 1.100 millones de dólares en cuatro años.

 

Otro negocio que se disparó entre Brasil 2014 y Rusia 2018 ha sido el de los artículos oficiales, cuya aportación se multiplicó por cinco y ascendió a 600 millones de dólares con el merchandising de la última Copa del Mundo como reclamo. Entre las razones de este éxito figura la celebración de la Fifa eWorld Cup Grand Final 18, que atrajo a más de veinte millones de jugadores y generó más de 29 millones de visualizaciones, un 400% más.

 

El tirón de las competiciones digitales ha hecho que la organización dé prioridad a este tipo de acciones, confiando en que le permitan alcanzar a las nuevas generaciones y convencerlas del atractivo que tiene la experiencia física. No es una cuestión menor, pues entre tanto incremento de negocio vinculado al fan que no está en el estadio emerge el estancamiento de las ventas de entradas y paquetes de hospitalidad, que supusieron 712 millones de dólares, un 1,6% más. ¿Dónde estará la sorpresa del próximo ciclo?