Entorno

El medio rural, eje estratégico de Castilla y León para impulsar el deporte

La comunidad, que tiene la mayor superficie territorial de España, cuenta con la séptima masa de federados más grande a nivel nacional, en la que el fútbol y el baloncesto representan un tercio de las licencias.

Álvaro Carretero

29 abr 2019 - 04:56

 

 

A golpe de goles y triples, Castilla y León ha construido gran parte de su ecosistema deportivo.  Los clubes de fútbol y baloncesto representan un tercio de las licencias en una comunidad con una extensión de 94.000 kilómetros cuadrados, en la que viajar de Ponferrada a Soria es el equivalente a la distancia entre Madrid y la costa mediterránea. Los factores geográficos han condicionado la práctica deportiva en la región, pero también el desarrollo de sus clubes profesionales, tal y como se desprende del octavo capítulo de la serie iniciada por Palco23 para analizar la salud del deporte en cada comunidad autónoma.

 

Castilla y León tiene la séptima mayor masa de federados de España, con 181.196 licencias. Es decir, el 7,5% de la población practica deporte de competición, lo que también se refleja en el número de clubes de la región, que cuenta con 4.052 entidades, en el séptimo lugar a nivel nacional. Y eso que en términos de población la comunidad se sitúa en la quinta posición del ránking, con 2,4 millones de residentes.

 

Dentro de este ecosistema, el fútbol, al igual que sucede en el resto del país, es el deporte rey, con 44.846 federados, la novena comunidad en España. Para impulsar esta disciplina en la región, la Junta se ha apoyado en los clubes profesionales, como en el Real Valladolid, que juega en LaLiga Santander, el CD Numancia, en LaLiga 1|2|3, e incluso el CD Mirandés, el Salmantino, el Unionistas de Salamanca, la Cultural Leonesa y la SD Ponferradina, en la Segunda División B. Y, por supuesto, en el Naturpellet Segovia de la Lnfs.

 

 

 

 

Lo mismo ha sucedido con el baloncesto, que es la segunda modalidad deportiva más practicada, con 25.661 licencias. La presencia de clubes como el San Pablo Burgos, que se ha asentado en la Liga Endesa durante los últimos años, es una palanca para el fomento del deporte base. También se ha erigido en una gran opción de ocio, pues el equipo burgalés mueve a más de 9.000 personas por encuentro, el segundo pabellón con mayor asistencia de la ACB.

 

Pero si hay un club que ha marcado la evolución de este deporte en Castilla y León es el Perfumerías Avenida, que compite en la Liga DIA. El equipo salmantino ha sido campeón de la Euroliga y ha conseguido dar una mayor visibilidad a la comunidad en el panorama europeo, donde es el único representante entre los clubes profesionales.

 

Dadas las peculiaridades geográficas y demográficas de Castilla y León, la Junta ha optado por impulsar el deporte a través de los clubes profesionales en cada provincia. Para aprovechar el impacto que tienen estas entidades como motores deportivos, la Consejería de Cultura y Turismo destina 663.379 euros para apoyar a aquellos clubes y asociaciones que promocionen la base.

 

 

 

 

Aparte de las modalidades de equipos, aquellas que se practican al aire libre, como la caza y el golf, también ocupan un lugar predominante dentro del deporte castellanoleonés, con 15.800 federados y 13.561 licencias, respectivamente.

 

Los deportes de montaña se sitúan como la quinta disciplina con mayor masa de practicantes, con 12.275 personas. La región ha aprovechado el turismo rural como el principal atractivo para atraer a visitantes deportivos, que acuden a realizar rutas senderistas como la del Cares, o a pistas de esquí menos transitadas, como La Pinilla (Segovia) o San Isidro (León). “Organizar eventos deportivos en el medio rural es una prioridad por las características de la región”, explica el titular de deporte de la región, Alfonso Lahuerta.

 

En 2018 se destinaron 1,2 millones a celebrar 225 eventos nacionales e internacionales, aunque el responsable admite que la comunidad no ha definido una estrategia para atraer eventos específicos. “Lo que hacemos es apoyar, pero no pujar por una cita en cuestión”, admite. Entre las principales pruebas que ha albergado la región está el Mundial de ciclismo en ruta.

 

 

 

 

Estos enclaves son fundamentales para una región que es la cuarta menos visitada por los turistas deportivos internacionales en 2018, con 96.646 visitantes, un 10,7% más que el año anterior. Pese a que las pernoctas fueron de un día menos, el gasto medio que dejaron fue de 78 euros, un 9,8% más.

 

De hecho, la oferta turística de Castilla y León se centra en el patrimonio cultural e histórico que en la práctica deportiva. De los 126 millones de euros que la Junta destinó a la Consejería de Cultura y Turismo en 2018, 20,2 millones de euros van a parar a la cartera de deporte.

 

La inversión pública de la Administración también guarda un paralelismo con el gasto medio que realizan sus habitantes, que se sitúa en 116,7 euros, uno de los seis más bajos de España. Otros factores que influyen a la hora de practicar deporte son su población, que supera los 47 años de edad media, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), y un PIB per cápita de 23.446 euros, por debajo de la media nacional.

 

 

 

 

Para tratar de dinamizar la práctica de la actividad física, la última legislatura desarrolló un Plan Estratégico del Deporte, que concluyó en 2017. En él se invirtieron 54 millones de euros durante cuatro años, aunque la comunidad se encuentra a expensas de las próximas elecciones para elaborar un nuevo documento en esta materia.

 

La estrategia que ha tenido hasta ahora se ha centrado en el alto rendimiento, el deporte escolar, la actividad física popular y universitaria, y las infraestructuras deportivas. “El próximo plan estratégico está sujeto a la entrada en vigor de la Ley del Deporte de Castilla y León, que por primera vez introducirá el deporte popular, el ejercicio físico por libre y regulará las profesiones deportivas”, comenta Lahuerta.

 

No obstante, gracias a esta iniciativa, Castilla y León construyó tres centros de tecnificación, que se sumaron a los 36 existentes. Este desembolso también se destinó a la mejora de las infraestructuras deportivas, que se adaptaron para albergar eventos de repercusión nacional. Además, cuenta con un centro de alto rendimiento en Valladolid, donde también opera un centro de medicina deportiva, y la comunidad cuenta con residencias que suman 190 plazas para deportistas que desean formarse académicamente y deportivamente.


 

 

 

 

El Gobierno cuenta con acuerdos con las federaciones de rugby, voleibol, piragüismo, esgrima y triatlón para que lleven sus competiciones a este territorio a cambio de ofrecer sus complejos de alto rendimiento a sus deportistas para entrenar.

 

En términos de inversión pública en obra deportiva, Castilla y León es la octava comunidad autónoma donde la Administración invierte más en este tipo de infraestructura. En 2018, el importe fue de 32,8 millones de euros, una cantidad que fue aportada íntegramente por los ayuntamientos.

 

En cuanto a la inversión privada, Castilla y León es una de las zonas menos explotadas por las cadenas de gimnasios, que acostumbran a ubicarse en los principales núcleos urbanos del país para captar más clientes.


 

 

 

La cadena gallega Supera ha aprovechado la falta de interés por los otros operadores para consolidarse como líder en implantación en Castilla y León, donde gestiona ocho instalaciones, cuatro de ellas municipales y otras cuatro que operan con la marca Supera 24 Fitness. En tercer lugar está AltaFit, con tres clubes en León, Burgos y Ponferrada, mientras que en el tercer cajón del podio está Anytime Fitness. En esa región también operan BeOne y FitUp, que tiene presencia en Albacete.

 

Son compañías que han contribuido a fomentar la práctica deportiva popular, “que ha crecido mucho más que el deporte regulado en los últimos años”, remarca Lahueta. De ahí que esta vertiente vaya a tener mayor presencia en la Ley del Deporte de esta comunidad.

 

En última instancia, el reto del deporte castellanoleonés también pasa por promocionar a la base de deportistas desde la base con el objetivo de encontrar al siguiente representante olímpico, como Fernando San Emeterio, Carlos Sastre o Juan Mata.