Entorno

El hockey español: ‘amateurismo’ hecho medalla gracias al club social

En España operan más de 130 clubes de hockey hierba que sobreviven gracias a las cuotas de los socios y a la cantera. Sólo el Club de Campo Villa de Madrid y el Polo de Barcelona cuentan con suficiente presupuesto para fichar talento, mientras que la Real Sociedad de fútbol sustenta al equipo femenino.

Patricia López

7 may 2018 - 04:56

La Real Sociedad apoya económicamente a su sección de hockey femenino, mientras que el resto de clubes se financia a través de las cuotas sociales

 

 

Si algo caracteriza al hockey español es su capacidad para lograr éxitos deportivos con jugadores que no viven de este deporte. Es el amateurismo hecho medalla, una cualidad que eleva al máximo exponente el reto de los clubes: ya no sólo deben competir en la élite con presupuestos limitados, sino que deben encontrar el equilibrio entre la competición y el servicio al socio, que es la fuente principal de sus ingresos.

 

“Tenemos el reto de ganar y diferenciarnos, pero entre el 60% y el 70% de la facturación depende de las cuotas sociales, lo que nos lleva a depender de ellos”, explica Pol Amat, gerente del Club Egara, sobre la dificultad derivada de compaginar las dos vertientes del modelo de negocio. A diferencia de los clubes de fútbol, estas entidades no generan ingresos a través de los derechos televisivos, y el patrocinio apenas ocupa un 30% del presupuesto en el mejor de los casos.

 

Para ser sostenibles, todos los clubes de hockey de España dependen de las cuotas de sus miembros, y la mayoría no tiene en nómina a sus jugadores y se apoya en el voluntarismo. Por ejemplo, el Atlètic Terrassa HC tiene en plantilla a 80 personas que trabajan en el club social, pero cuenta con 140 monitores que entrenan a la cantera y que no cobran por ello.

 

 

 

 

“Es un deporte galardonado, pero los deportistas no reciben nada de sus clubes, viven de las becas ADO. En Holanda o Alemania es diferente porque cobran pese a no ser el deporte rey”, señala Santiago Deó, presidente de la Real Federación Española de Hockey (Rfeh). La excepción son el RC Polo y el Club de Campo Villa de Madrid, cuyos ingresos permiten pagar a sus jugadores profesionales e incluso fichar talento nacional e internacional.

 

Sin ir más lejos, si el presupuesto del Atlètic Terrrassa HC para sus equipos principales es de 100.000 euros, el Polo de Barcelona destina 120.000 euros al pago de las nóminas, viajes aparte. De hecho, este año dedicará 1,1 millones a toda la sección, en el que se incluyen desplazamiento y el mantenimiento de las instalaciones.

 

“Tenemos capacidad económica para fichar. En el primer equipo podemos tener hasta cinco jugadores no canteranos procedentes de equipos españoles o del extranjero. Para ficharles debemos ofrecerles un proyecto ambicioso que les permita jugar competición europea”, subraya José María Batista, responsable de la sección de hockey del Polo de Barcelona.

 

 

 

 

“Tenemos la suerte de beneficiarnos de instalaciones multidisciplinares y de una estructura administrativa, contable, jurídica y de mantenimiento que cuenta con un presupuesto total de 20,8 millones de euros”, argumenta. La consecuencia de este potencial económico es que el resto de clubes deben echar el resto por la fidelización de talento. “Bélgica, Holanda y Alemania han conseguido profesionalizar sus ligas, y eso nos genera una competencia brutal”, explica Oriol Cortada, director general del Atlètic Terrassa HC.

 

En el entramado de 132 clubes de hockey que hay en España, la mayoría se financia a través de las cuotas sociales. Sin embargo, la Real Sociedad es una excepción. “El resto de clubes se financian por las aportaciones de sus miembros; nosotros somos un club especial porque, como sección de un equipo de fútbol profesional, nos apoyamos en la entidad y en sus patrocinios”, explica Nerea Unceta, responsable de hockey de la Real. La sección, que cuenta con un presupuesto inferior a 200.000 euros, comparte sponsor con el equipo femenino de fútbol, unos ingresos que permite a las jugadoras del primer equipo estar exentas del pago de la cuota.

 

España cuenta con alrededor de 20.000 licencias federativas, una cifra que se ha duplicado desde 2007. Las regiones con mayor número de fichas son Cataluña, que concentra entorno al 40% de las licencias, el País Vasco y la Comunidad de Madrid, donde operan la mayoría de clubes con dos modelos: instalaciones propias financiadas por las cuotas sociales, o en centros deportivos municipales.

 

 

 

 

 El aumento del número de deportistas federados se debe a los éxitos deportivos logrados, pero también de la política que la federación está llevando a cabo para fomentar la práctica deportiva. “Queremos llevar este deporte a los colegios y crear nuevos clubes para dar espacio de crecimiento a esta disciplina”, comenta el presidente de la federación.

 

Es una vía que el Club de Campo Villa de Madrid está intentando explotar. “Cada semana abrimos la instalación a los colegios para introducir a los menores en la práctica del hockey. Así nos damos a conocer y fomentamos que en un futuro escojan estas disciplinas”, justifica Joaquín Ballesteros, gerente de la instalación.

 

Ahora bien, dirigir un club de hockey no es tarea sencilla. La inversión necesaria para construir un campo asciende a 300.000 euros, y encontrar el equilibrio entre la gestión del deporte profesional y la parte social no es sencillo. “Dependemos de los socios y el servicio debe ser nuestra prioridad”, detalla Pol Amat.

 

Desde la Real, Unceta comenta que “lo más complicado es incorporar jugadoras que nos den un plus de calidad, porque económicamente no les sale a cuenta venir ya que ninguna jugadora está en nómina”. Es una visión que también comparte el director general del Atlètic Terrassa, al afirmar que “si bien lo más importante es atender al socio, la cruda realidad es que obtener recursos para tirar el club adelante es el mayor reto”. De ahí la relevancia de la cantera. De hecho, este club dispone de 63 equipos y 900 jugadores, mientras que la Real se apoya en la escuela deportiva que creó en 2012.