Entorno

2017: el futuro del baloncesto europeo, en manos de los clubes de la ACB

El baloncesto pasa por uno de los momentos más críticos de los últimos años. Los intereses de clubes, federaciones, ligas nacionales y jugadores parecen no coincidir, pero en los próximos meses se deberá solucionar un escenario que no permite más demora.

Guillermo G. Recio

26 dic 2017 - 04:57

Las tensiones entre Fiba y Euroliga llevan ya varios años originándose, pero en 2017 ha alcanzado su punto más algido

 

 

Año tras año, las diferencias entre el baloncesto estadounidense y el europeo se hacen mayores. Y no por el nivel de los jugadores nacidos en cada continente, sino por la creciente brecha económica entre la NBA (que factura más de 6.000 millones) y el Viejo Continente. Con el objetivo de hacer frente a esta brecha, tanto la Fiba como la Euroliga tienen grandes planes muy diferentes, tan diferentes que la Selección española disputó dos partidos de clasificación para el Mundial de 2019 sin jugadores internacionales.

 

Por un lado, con el nuevo ciclo de competiciones nacionales, la federación ha tratado de dar más poder a las Selecciones, con la idea de las ventanas Fiba. Además, también ha creado su propia competición de clubes en Europa. De inicio, ambas propuestas quedan lejos del entendimiento, pues atacan directamente a la Euroliga.

 

Precisamente, la entidad presidida por Jordi Bertomeu no sólo choca con la federación internacional, y sus respectivas asociaciones de cada país, sino que al tratar de impulsar sus propias competiciones también ha topado con las ligas nacionales, como la ACB. Tras una primera temporada con 30 jornadas de fase regular, los clubes españoles pidieron una reducción del calendario.

 

Más allá de las tensas relaciones entre Endesa y la ACB a la hora de renovar su patrocinio, este es el principal problema sobre el que han pivotado la mayoría de asambleas de la organización española. Las exigencias de Real Madrid, Barça Lassa, Baskonia y Unicaja continúan a día de hoy presionando al resto de equipos de la competición, hasta el punto que Francisco Roca decidió apartarse de la presidencia para dar paso a otro líder que tenga fuerzas para afrontar el futuro de la entidad.

 

 

 

 

Una de las claves del próximo escenario es la dimensión de la Liga Endesa, que debió aceptar que el Real Betis siguiera en la élite pese a su descenso deportivo. La idea es que se reduzcan los participantes a sólo 16 equipos a partir de 2019-2020, aunque la Federación Española de Baloncesto (FEB) y los clubes de la LEB Oro no se muestran a favor.

 

El plan contemplaba que ya en 2017-2018 y 2018-2019 se produjeran dos descensos y un ascenso, aunque tras el caso Betis este planteamiento quedó en el aire. En teoría, a partir de 2019-2020 se recuperaría la normalidad, aunque entonces ya sólo se producirá un descenso y un ascenso, respecto a los dos que se producían hasta hoy.

 

Sin embargo, para que este punto cuente con validez hay que esperar al OK de la FEB, que junto a la Asociación de Baloncestistas Profesionales (ABP), mantienen los dos ascensos y descensos como condición irrenunciable.

 

Ante esta situación de bloqueo, algunos clubes de la Liga Endesa plantean que se puedan inscribir a más jugadores en caso de que disputen competiciones europeas, para que así puedan contar con más rotación y dar más descanso. De momento, los jugadores siguen en el ojo del huracán con más partidos que nunca y con solapamientos cuando los reclaman equipos y selecciones.

 

Ahora, el nuevo presidente de la ACB tendrá en sus manos no sólo el futuro de la comeptición nacional, sino también la oportunidad de inclinar la balanza en favor de la Euroliga o de las federaciones, ya que aun todos los baches, la competición española sigue siendo la segunda liga nacional más importante del baloncesto.