Entorno

El extenista Tomás Carbonell compra por dos millones el último club de la Catalana de tenis

El Grupo UP, liderado por el extenista Tomás Carbonell, se ha hecho con el control de parte del Complejo Deportivo Municipal de Tennis (Cornellá). Esta operación permitirá a la Federación Catalana de Tenis liquidar su deuda bancaria e iniciar el camino hacia la sostenibilidad.

Palco23

1 feb 2019 - 14:00

La Federación Catalana de Tenis prevé liquidar al 100% su deuda en un máximo de ocho años

 

 

La Federación Catalana de Tenis (FCT) toma oxígeno para iniciar el camino hacia la sostenibilidad. El organismo ha firmado la venta de la parte privada del Complejo Deportivo Municipal de Tennis (Cornellá), un espacio de aproximadamente 8.000 metros cuadrados, por dos millones de euros. Y el comprador ha sido Tomás Carbonell, extenista y vicepresidente segundo de la Real Federación Española de Tenis (Rfet), que junto a sus socios lidera el Grupo UP, especializado en la gestión de complejos de tenis y pádel.

 

Se trata de una operación que se empezó a gestar en agosto, cuando la FCT decidió vender este activo para evitar la insolvencia. “Cuando tomé posesión en junio de 2017, nos encontramos con que no había recursos para pagar el IVA del complejo ni los suministros. Negociamos con Ferrovial la venta del complejo, pero querían adquirir también la parte pública, que pertenece al Ayuntamiento, así que la operación no prosperó”, ha explicado Jordi Tamayo, presidente de la FCT.

 

Meses después, recibieron ofertas de siete inversores internacionales y del Grupo UP, que es con el que finalmente firmó la opción de compra irrevocable. “Era el único inversor que aceptaba adquirir la parte privada, que es la que teníamos en propiedad; el resto estaban interesados en comprar todo el complejo, y esa opción no era posible”, ha detallado. Este acuerdo no supone la salida de la FCT del complejo, ya que seguirá gestionando el área pública, cuya concesión finaliza en noviembre de 2056.

 

 

 

 

Dicha opción de compra estaba sujeta a una serie de condiciones: debía permitir pagar la hipoteca inmobiliaria de seis millones de euros, que en su día se asumió con la banca para comprar la parte privada de este complejo. Como resultado de esta compraventa, la FCT ha pagado el 97,4% de la deuda con los bancos que en su día financiaron la operación, como son Institut Català de Finances, Bankia, BBVA, CaixaBank y Banco Sabadell.

 

Con todo, esta operación no ha permitido a la federación liquidar el 100% de la deuda. De hecho, el pasivo bancario es de aproximadamente 1,9 millones de euros, y de 600.000 euros con los proveedores, para un total de 2,5 millones de euros. El directivo asegura que reducir la masa salarial ha sido vital para ponerse al día con hacienda y con el resto de proveedores. De hecho, el organismo ha pasado de contar con 110 empleados fijos y discontinuos y un gasto en personal de 1,8 millones de euros, a 25 trabajadores y un presupuesto de 700.000 euros en sueldos y salarios.

 

Este descenso se ha producido especialmente a través de la subrogación de personal de esta instalación, que pasará a trabajar para el Grupo UP, así como de la plantilla que trabaja en el Centro Deportivo Municipal Vall d’Hebron. También se han firmado algunos despidos, admiten desde la FCT.

 

 

 

 

En el complejo de la Vall d’Hebron, que es donde se encuentran las pistas de tenis que acogieron los partidos de los Juegos Olímpicos de Barcelona’92, ha sacado a concurso su gestión durante los próximos ocho años, y la única entidad que ha presentado oferta ha sido la UTE formada por FCT y la Unió de Federación de Catalunya (Ufec). “A diferencia de la federación, ellos tienen experiencia en la gestión de instalaciones; nosotros nos centraremos en promover el tenis”, ha asegurado Tamayo.

 

De este modo, el organismo suelta lastre y pone rumbo a la sostenibilidad. “Hemos aprobado un plan de viabilidad conservador que, sin grandes ingresos atípicos ni por licencias, nos permitirá liquidar toda la deuda en un plazo de siete u ocho años sin dejar de promover el tenis”, ha comentado el presidente.

 

El directivo ha insistido en que se ha aprobado un cambio de política en la federación para “centrarnos en dar servicios a los clubes y academias y no hacerles la competencia en la gestión de instalaciones. Se ha demostrado que no somos capaces de hacerlo y esta política imperialista que se ha tenido desde la FCT debe acabar”.

 

La federación cerró 2018 con aproximadamente 24.000 licencias federativas, el 30% del total de fichas de tenis que hay en España. No deja de ser una cifra muy alejada de las 42.000 inscripciones que llegó a tener el organismo, motivo por el que Tamayo aspira a hacer el tenis más accesible a la población y, especialmente, aumentar la práctica desde la base.

 

Con un presupuesto de 1,5 millones de euros para 2019, la entidad espera facturar un millón a través del cobro de licencias y cuotas y 400.000 euros a través de la celebración de competiciones. El resto procederá de la venta de patrocinio y merchandising. Tras cerrar el año con un déficit de 400.000 euros, el objetivo es volver a la situación de equilibrio y, a través de las subvenciones públicas, lograr regresar a beneficios. “Tenemos que empezar a gestionar como una empresa de servicios, optimizarnos y dejar de depender de las subvenciones. Las ayudas públicas queremos que sirvan para volver a estar en positivo”, ha añadido.