Entorno

El Circuito de Valencia ‘dará gas’ al negocio con un hotel y zona de ocio

El trazado, controlado por la Generalitat, quiere potenciar sus ingresos al margen de la actividad deportiva, consolidada y con MotoGP como gran expositor.

M.Menchén

11 jul 2017 - 05:00

circuito valencia ricardo tormo

 

El Circuito de Valencia ha logrado estabilizar su déficit anual en torno a los cinco millones de euros, pero el trazado quiere seguir rebajando este desfase entre ingresos y gastos. Y no sólo con una mayor actividad deportiva. Gonzalo Gobert, director general de la instalación, explica a Palco23 que a la próxima licitación de un hotel se le unirá también un espacio temático que combine tienda, restaurante y museo.

 

El ejecutivo explica que la licitación del complejo hotelero se pondrá en marcha en otoño, una vez hayan finalizado los grandes eventos del año, como la carrera de MotoGP que se disputará entre los días 10 y 12 de noviembre. “Estará en el edificio del restaurante. Queremos un inversor que asuma el coste de la obra, la ejecute y pueda explotar el establecimiento durante veinte años”, detalla.

 

El objetivo, según se barajó inicialmente, es que el adjudicatario invierta unos 4,5 millones de euros en el inmueble, de 3.200 metros cuadrados, con un claro atractivo: “estimamos que el circuito genera entre 15.000 y 20.000 pernoctaciones al año”, comenta.

 

En paralelo a esta iniciativa, Gobert avanza a este diario que “tenemos como idea que se está madurando el crear una zona que sea museo, tienda y restaurante; una zona más comercial a la que la gente pueda ir, tanto los días en los que hay competición en el circuito como en los que no”. Es una de las grandes obsesiones de la empresa pública, que asume que su mejora de ingresos debe venir por el uso alternativo de la instalación, cuyo asfalto ya se explota en el 91% de días del año.

 

 

Para este año, una de las novedades será la mejora de la oferta VIP. “Lo primero que hemos hecho es darle este perfil de usuario. Hemos creado más zonas de este tipo porque funcionan muy bien, además de abrir más merenderos para moteros o haber arbolado el entorno”, explica. El directivo valora la importancia de estos aficionados, normalmente extranjeros y con un poder adquisitivo alto, que cada año llenan las 500 butacas de los palcos y los 600 asientos en terraza. “Hacen que la experiencia sea mejor”, defiende sobre este servicio, que incluye música en vivo, catering y salas con aire acondicionado.

 

Es una forma de seguir creciendo en ingresos sin grandes obras, ya que la gestora tiene claro que sería un error ampliar las gradas por el hecho de que cada carrera de MotoGP agota el papel. “Podríamos ampliar aforo y ganar más dinero, pero no es nuestro objetivo: las vías de acceso y el aparcamiento tienen capacidad que tienen, y no queremos menoscabar la calidad del producto. El aforo máximo siempre será el actual (65.000), más las 6.000 puntuales”, defiende.

 

Una de las fortalezas de su oferta es que Valencia siempre cierra la temporada de motociclismo. “Yo firmaría ser la última prueba toda la vida. Te permite tener 17 campañas de publicidad antes que la tuya. En cada carrera tenemos una punta de ventas, porque puede ocurrir que el campeonato no venga por decidir, pero la gente compra con anticipación y hoy el 75% ya está vendido”, avala. Además, apunta, “la gente viene por la fiesta, la calidad del evento. Valencia es el cierre de año y vienen muchos patrocinadores, representantes de los pilotos y demás personas de la industria”.

 

Gobert admite que esta prueba es la que mayor déficit genera, aunque en el contrato renovado para el período 2017-2021 se logró limitar el incremento previsto del canon, del 5% al 3%. De esta forma, la Generalitat valenciana pagará 46,6 millones de euros en cinco años, con un ahorro de 1,9 millones. No obstante, también es la cita que les permite ser atractivos para todo lo demás. “Es la única carrera de pago, lo demás son carreras propias, como la Valencia Nascar o Racing Legends, u organizadores que pagan por el alquiler del trazado”, defiende.

 

 

Conscientes del escaso margen de recorrido, el ejecutivo incorporado en 2012 indica que “cada año mejoras y poquito a poco vas subiendo de escalón” para buscar nuevas actividades. El mejor ejemplo fue la creación el año pasado de una pista de tierra anexa a la de asfalto para ser el primer organizador de una prueba de la recién creada Copa de España de Flat Track, una modalidad en la que los pilotos dan vueltas a una pista oval de tierra.

 

Esa pista ahora también sirve para vender experiencias a grupos de particulares, que ya disponían de los servicios tradicionales que se ofrecen en otros trazados de España sobre conducción segura, eficiente, etcétera. Las inversiones que se realizan para cumplir con las exigencias de Dorna también se amortizan durante el año, ya que el circuito tiene unos 35 boxes permanentes en los bajos de la grada principal que están todos alquilados a equipos de competición.

 

Esta no deja de ser la base recurrente del negocio, como también lo es la afición, que irá a más si surge talento local. “Tenemos dos escuelas, Cuna y Fórmula, que están volviendo a dar resultados muy buenos. La cantera valenciana vuelve a estar ahí y es filantropía del circuito derivada del convencimiento de que el deporte de motor es caro y puede haber talentos que se desperdicien porque no tienen recursos necesarios”.