Entorno

Coca (Esbs): “Se debe impulsar una regulación en sostenibilidad similar al ‘fair play’ financiero”

Ana Coca Acosta, profesora especializada en sostenibilidad e innovación en deporte en el European Sport Business School (Esbs), considera que el Comité Olímpico Internacional (COI) se sitúa a la vanguardia en este campo, donde la industria del deporte aún debe acelerar más. 

Álvaro Carretero

10 oct 2019 - 04:57

 

 

La sostenibilidad se ha convertido en el mantra que todas las empresas quieren abrazar, bien por principios, bien como valor de marca de cara a los consumidores. De hecho, pese a que las campañas de márketing focalizadas en este tipo de iniciativas han proliferado durante los últimos dos años, la realidad es que la industria deportiva aún presenta una evolución dispar. Las compañías outdoor quieren tomar la delantera, mientras que el Comité Olímpico Internacional (COI) aspira a capitalizar el movimiento en el ámbito profesional.

 

La formación en materia de sostenibilidad también ha proliferado durante los últimos años, ya no sólo en el ámbito científico, sino ramificándose hacia el sector empresarial. Hoy se habla más que nunca se la sostenibilidad financiera de los clubes y ligas profesionales, y del papel que deben jugar como referentes sociales en las cuestiones medioambientales. Ana Coca Acosta, profesora especializada en sostenibilidad e innovación en deporte en el European Sport Business School (Esbs), considera que lo primordial es “formar a los futuros directivos“. 

 

Pregunta: Desplazamientos masivos, envases de comida, luz, agua… ¿el deporte puede llegar a ser 100% sostenible o sólo a ser menos contaminante?

Respuesta: Como seres humanos, generamos impacto sobre cualquier cosa, es casi imposible lograr el residuo cero. Lo que hay que hacer es gestionar ese impacto, reducir la huella que dejamos, aunque cada vez se nos presentan retos más grandes. Reciclar ya no es suficiente, la sociedad ha evolucionado y los retos que se presentan también, así que tanto el deporte como otros sectores deben adecuar sus acciones.

 

P.: La sostenibilidad es la palabra de moda, pero más allá de acciones puntuales, ¿cómo se integra plenamente en el seno de competiciones y clubes?

R.: El objetivo tiene que ser formar a los directivos para que interioricen los valores de sostenibilidad y lo apliquen por inercia en la forma de gestionar las empresas. Ahora mismo tenemos una generación que no ha podido aprenderlo, por lo que el primer paso es hacerles entender por qué tienen que hacerlo. Muchas veces hay esa predisposición, hay sensibilidad, pero no tienen las herramientas ni los conocimientos para trabajarlo. Pero también hay otros casos que aseguran que no saben para qué sirve.

 

P.: ¿Cómo se puede abordar esta carencia de formación a gran escala?

R.: En el caso del fútbol, que por proximidad es el que conozco más a fondo, debe venir con planes específicos de la  Fifa, la Uefa, la Rfef… Son las organizaciones las que deben impulsar ciertas medidas de control en materia de sostenibilidad para sentar las bases. La Fifa ya lo hizo en 2016 suscribiendo los Acuerdos de París, por ejemplo, fijando un marco de referencia que ya han aplicado clubes como el Liverpool FC, el Manchester United, el Atlético de Madrid…

 

P.: ¿Estas entidades deberían estar obligadas a medir su huella de carbono, al igual que han de presentar las cuentas económicas?

R.: Sí. El mejor ejemplo es la normativa del fair play financiero, que trabaja la sostenibilidad económica. Es algo que debería hacerse en la sostenibilidad medioambiental para que al plantear este tipo de proyectos a las entidades deportivas la respuesta no suela ser qué me das a cambio de hacer esto. A cambio se da el cuidado del planeta.

 

P.: Organizaciones como el COI pretenden hacer bandera de la sostenibilidad, pero el deporte español, ¿en qué punto se encuentra?

R.: Los Juegos Olímpicos son el principal evento del deporte y los que más influencia pueden tener a la hora de integrar los criterios de sostenibilidad. Las directrices del COI deben marcar el camino, son la vanguardia. Pero España fue la que marcó el camino en los JJOO de Barcelona, ya que fueron los primeros que llevaron directrices sostenibles. También el Mundial de baloncesto de 2014 aplicó acciones dentro de un plan de sostenibilidad. Una de las actividades fue comprar emisiones de carbono para organizar el primer mundial con residuo cero. Para ello se calcularon las emisiones y se donó dinero equivalente a proyectos de compensación de la huella.

 

P.: Aparte de compensar las emisiones, ¿cómo puede reducirse el impacto medioambiental del evento en sí mismo?

R.: Desde el club y los aficionados e incluso desde la ciudad. Por ejemplo, planeando los materiales que se usan en la construcción de las infraestructuras y optimizando los recursos de agua, luz… Y luego ha de ser la organización del evento la que involucre a los asistentes para que sea efectivo. Se debe colaborar para ofrecer que los asistentes puedan movilizarse en transporte público asociándose a las instituciones, o para trazar una estrategia específica de incentivos económicos para no utilizar artículos de un solo uso. Aparte, sacar a concurso medidas que den un plus a los proveedores más sostenibles o seleccionar patrocinadores similares.  

 

P.: ¿Cómo puede influir la tecnología para que los clubes sean más sostenibles?

R.: Los campos de fútbol son uno de los mejores ejemplos, ya que para que no salga un hongo característico del césped, siempre se han usado pesticidas que terminan filtrándose al subsuelo. El Valencia CF, por ejemplo, ha invertido en un robot que a través de rayos ultravioleta hace el mismo trabajo sin generar impacto. Además está el cambio de toda la iluminación a bombillas LED de bajo consumo, regar con agua que se reutilice… La tecnología hace que siempre se pueda mejorar, pero hay que invertir en ello.

 

P.: Sin embargo, la sostenibilidad no es sólo medioambiental, sino financiera. ¿Cree que se han adoptado medidas de control suficientes?

R.: Las intenciones son positivas después de un período de muchas irregularidades. Ha habido clubes sancionados y se intenta poner límite, pero muchas veces es difícil llegar a aplicarlo. La intención del control financiero es buena, aunque siempre se debe exigir más regulación, vamos por el buen camino.

 

P.: ¿Se está realizando un buen trabajo a la hora de transmitir estos avances a los aficionados?

R.: La sociedad se está abriendo mucho más en los medios de comunicación, pero hace falta más sensibilización y más conocimiento, no vale quedarse sólo en los conceptos. Creo que nos falta un empuje en el que sepamos comunicar bien, porque cuesta que los fans lo integren, ya que asumen ir al estadio como un espectáculo en el que desconectar. Aun así, el público joven sí que está más involucrado y el mensaje cala mejor, hasta el punto que son ellos los que lo demandan a sus clubes. Hay que dar con la fórmula para comunicar, pero sin ser invasivos.

 

P.: ¿Qué papel deben jugar los referentes deportivos a la hora de trasladar este tipo de debates a la arena pública?

R.: El deportista es nuestro influencer. Por ejemplo, si Ricky Rubio, ahora que ha sido MVP del Mundial, pone un tuit apoyando las movilizaciones por el clima, mueve a millones de personas. Es el éxito de los este tipo de personas, que son admiradas por su trabajo y pueden contar una historia y transmitir una serie de valores que ningún otro puede lograr. A ellos se les escucha y se les ve, son altavoces y los medios se hacen eco, así se expande el mensaje. Es un papel diferente al de las organizaciones; las personas comunican, el club se sigue.