Entorno

China, acreedor del mundo: el segundo mayor tras el Banco Mundial

El gigante asiático es el segundo mayor prestamista de los países en vías de desarrollo y cuenta con instituciones multilaterales para ampliar su influencia sin la intervención de Occidente, que se blinda en sus instituciones.

China, acreedor del mundo: el segundo mayor tras el Banco Mundial
China, acreedor del mundo: el segundo mayor tras el Banco Mundial
China está trazando nuevos planes de relaciones que desafían el orden mundial establecido.

M. Tamayo

28 mar 2022 - 05:00

Con la guerra Ucrania, aumentan los temores de una segunda Guerra Fría. Los economistas apuntan que el mundo se está introduciendo en una nueva etapa de slowbalization en la que los países se cerrarán más en sí mismos y aumentará la economía de bloques. La segunda mayor economía del mundo lleva años tejiendo su propia red de organizaciones internacionales y se ha convertido en el segundo gran deudor de los países en vías de desarrollo, sólo después del Banco Mundial.  

 

China está trazando nuevos planes de relaciones que desafían el orden mundial establecido después de la conferencia de Bretton Woods tras la Segunda Guerra Mundial. Durante el encuentro en el Hotel Mount Washington, oficialmente la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas, se fundó el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, actualmente dentro del Banco Mundial, y el Fondo Monetario Internacional.

 

Entonces, con una China aislada, las potencias ganadoras se repartieron el pastel del dominio de las instituciones mundiales. Mientras que Estados Unidos ha ocupado históricamente la presidencia del Banco Mundial, Europa ha hecho lo propio con el Fondo Monetario Internacional. Actualmente, los dos cargos están ocupados por el estadounidense David Malpass y la búlgara Kristalina Georgieva, respectivamente.

 

Mediante ambas organizaciones, que ya suman más de 75 años, los países occidentales han pilotado las medidas que debían tomar los países a cambio de préstamos y rescates. China no renuncia a escalar posiciones en estas instituciones, pero, mientras tanto, ha creado sus propias organizaciones para extender su influencia.

 

 

 

 

Una de estas instituciones es el Nuevo Banco de Desarrollo que sacó adelante junto a los llamados Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en 2014 y que tiene sede en Shanghái, la capital financiera del país. Más tarde, también se añadieron a la institución Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay. El objetivo de la institución es invertir en países en desarrollo y dejas de lada las potencias occidentales.

 

La alianza de los países emergentes no pasa por su mejor momento con la guerra en Ucrania y en su última evaluación la agencia de rating Fitch bajó sin calificación a AA+, es decir, de alta calidad crediticia. La institución ha tenido que parar toda su actividad en Rusia, lo que ha motivado una rebaja de su calificación, pero el conflicto no parece una gran amenaza para la entidad a largo plazo. “Dado el dinámico crecimiento de su cartera de préstamos, como banco de reciente creación, Fitch espera una rápida dilución de la exposición del banco a Rusia en los próximos años”, señala Fitch Ratings.

 

Otra de las instituciones que China sacó adelante con socios este mismo año fue el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras, con sede en Pekín. El objetivo de la entidad es dar financiación para la construcción de infraestructuras en Asia y se constituyó por la iniciativa de China. La organización está en competencia directa con el Banco de Desarrollo Asiático, con sede en Gran Manila (Filipinas) y con Estados Unidos y Japón como principales accionistas con más del 15,6% del capital cada uno.

 

 

 

 

Actualmente, la organización con sede en Pekín cuenta con ochenta miembros, incluyendo los 57 fundadores. Más allá de Asia, China muestra un especial interés en el continente africano. El pasado noviembre, el gigante asiático publicó un comunicado bajo el título China y África en una nueva era – un acuerdo entre iguales antes de la celebración del Foro China África de Cooperación (Focac). En el documento se señalaba que el comercio entre ambas regiones había alcanzado 187.000 millones de dólares en 2020 y aseguraba que el China había sido el mayor socio comercial de África durante doce años consecutivos.

 

Otro de los grandes proyectos chinos con ambición internacional es la Nueva Ruta de la Seda, que cuenta con su propio banco de desarrollo. El nuevo plan pasa por la construcción de infraestructuras en países en desarrollo, pero también la compra de puertos en Europa, como el puerto griego del Pireo.

 

Tras todos los esfuerzos por hacerse influyente en todo el mundo, China se ha convertido en el mayor deudor de los países en desarrollo sólo por detrás del Banco Mundial, según un estudio realizado por la Universidad de Fudan, en Shanghái. En total, las regiones que han llegado a pactos con Pekín deberán devolverle 14.000 millones de dólares en deudas este año.

 

En total, a finales de 2020, 68 países debían colectivamente unos 110.000 millones de dólares a varios prestamistas chinos en deuda bilateral oficial, frente a los 105.000 millones de dólares de 2019. Angola es el país que se encuentra más expuesto a China, ya que le debe casi el 5% de su renta nacional.