Entorno

2018: El año en que el sindicalismo se abrió paso en el deporte

Si por algo ha estado marcado el año 2018 en materia deportiva fuera del terreno de juego, ha sido por las negociaciones de los distintos convenios colectivos del sector, como el del fitness, el de la ACB y el del fútbol femenino.

P. López

20 dic 2018 - 04:58

El convenio del fútbol femenino espera aportar seguridad a las jugadoras en cuestiones como los traspasos y los derechos de imagen

 

 

El 2018 ha sido un año en que el sindicalismo se ha abierto paso en la industria del deporte con más intensidad. Es una relación causa-efecto, ya que la necesidad de representación de los trabajadores surge cuando un sector se profesionaliza y genera empleo. En ese punto se encuentra el fútbol femenino, que desde 2015 ha dado pasos adelante hacia la profesionalización de la Liga Iberdrola y ahora, por primera vez en la historia, las partes interesadas se disponen a negociar un convenio colectivo. El texto pretende regatear la inseguridad jurídica y abordar otras cuestiones como los planes de carrera,  los traspasos, la gestión de los derechos de imagen, la formación o la carrera de las deportistas una vez se retiran.

 

En una situación distinta está el baloncesto semiprofesional, como los jugadores de LEB Oro. Este colectivo queda al margen de la negociación del convenio de la ACB, porque los equipos que forman la liga no se rigen por el convenio al no tener la calificación de liga profesional. Precisamente, la negociación del nuevo marco laboral del básquet profesional ha sido uno de los highlights extradeportivos del año. La falta de acuerdo entre la ABP y la ACB puso en peligro la celebración de la Copa del Rey, porque los jugadores convocaron una huelga que finalmente no se realizó tras alcanzarse un acuerdo sobre la bocina.

 

El siguiente paso es que la patronal y el sindicato firmen definitivamente el convenio, que aún está en fase de negociación. Los puntos que se acordaron en febrero fueron el aumento del 10% el salario mínimo de los jugadores e impedir que un club con deudas declaradas con un jugador pudiera inscribirle en el derecho a tanteo para retenerle.

 

 

 

 

Pero el punto que más confrontación generó fue el del fondo social. “Sin jugadores no hay liga, y por lo tanto este fondo surge de lo que los propios baloncescistas generan”, defiende Reyes.  Finalmente, se pactó una reducción paulatina de la aportación de los clubes y el abono de cuotas voluntarias de los jugadores para cofinanciar el fondo.

 

El mecanismo también se ha convertido en un caballo de batalla en las negociaciones del nuevo convenio colectivo del fútbol masculino. La irrupción del sindicato FutbolistasON ha trastocado los planes de la Asociación de Fútbolistas Españoles (AFE) de negociar en exclusiva con LaLiga. De hecho, la patronal ha demostrado mayor afinidad con FutbolistasON que con AFE, cuya propuesta para el uso del fondo social fue rechazada por ambas partes.

Este sindicato está negociando con la patronal que el salario mínimo en Segunda supere los 100.000 euros, así como más garantías para los jugadores en caso de impagos. Con todo, el marco laboral actual estará en vigor hasta junio de 2020, por lo que aún tienen margen para alcanzar un acuerdo.

 

Durante este año también se ha formalizado la firma del convenio del fitness gracias a que se pactó una subida salarial del 3% para 2018 y de un  entre un 2,2% y un 3% para 2019. Hasta que se firmó, transcurrieron más de dos años de negociaciones para un marco laboral que estará en vigor hasta el próximo diciembre. A partir de 2020, los técnicos deportivos y la patronal tendrán que volver a negociar.