Entorno

2017: un año en el que el deporte volvió a sacar músculo económico

A la espera de nuevos cambios legislativos que serán determinantes para el sector, el deporte ha vuelto a demostrar que vive un momento alcista, tanto en número de practicantes como de consumo de espectáculos. Las relaciones laborales serán una de las claves a futuro.

M.Menchén

18 dic 2017 - 04:58

2017: un año en el que el deporte volvió a sacar músculo económico

 

 

Vientos a favor para la industria del deporte en España de la mano de los indicadores macro. La industria del deporte es probablemente una de las más transversales, pero tiene en el practicante el eje común de un negocio que en 2017 volvió a demostrar síntomas de fortaleza. En un contexto de clara mejoría de la economía española, con un alza interanual del Producto Interior Bruto (PIB) del 3,1% hasta septiembre, el sector también se ha visto favorecido por tendencias propias, como la mayor concienciación social sobre la importancia de la práctica deportiva o la aparición de nuevas fuentes de ingresos fruto de la digitalización. Aun así, dos datos que suponen un riesgo y una oportunidad de cara a futuro: sólo un 12,7% de los españoles son abonados a la televisión de pago y las estadísticas más alcistas apuntan a que únicamente un 28,1% de la población hace uso de un gimnasio.

 

El optimismo es creciente, como de hecho reveló la primera edición del Barómetro del Negocio del Deporte en España, elaborado por Palco23, en el que ocho de cada diez organizaciones aseguran que facturarán más y crearán empleo en 2017. Es la percepción de clubes deportivos, federaciones, cadenas de fitness, fabricantes de artículos y distribuidores, que además avala con cifras el Instituto Nacional de Estadística (INE). El número medio de afiliados en el sector aumentó un 6,6% interanual en noviembre, lo que situó este mes como el cuarto mejor en lo que va de año, con un total de 196.416 trabajadores afiliados sólo entre aquellas empresas que en su objeto social figura la actividad deportiva y recreativa.

 

El aspecto laboral ha continuado generando debate a lo largo de los últimos doce meses, con el bloqueo de última hora de lo que parecía un acuerdo definitivo sobre el convenio colectivo estatal de instalaciones deportivas. Se trata de una cuestión crucial para poner fin a uno de los problemas de la industria, como son los bajos salarios y la temporalidad de los contratos. El principio de acuerdo, que ahora se está renegociando, planteaba subidas retributivas por encima del Índice de Precios al Consumo (IPC) e incrementos en un salario mínimo que oscila entre 794,31 euros y 1.098,16 euros mensuales.

 

 

 

 

La problemática en la distribución es distinta, con el temor a cómo impactará en el personal la creciente tendencia a la compra online. Decathlon ha dejado entrever por dónde podría ir el futuro de estos profesionales, y en su caso va a poner el acento en dependientes que puedan ofrecer asesoría técnica a los compradores y sepan incentivar la creación de comunidades asociadas a las disciplinas deportivas que mejor funcionan al grupo francés.

 

El reto en la alta competición es muy distinto, pues ahí no se trata tanto de una cuestión de no disponibilidad de recursos, sino más bien de encontrar los perfiles adecuados en un negocio cambiante que, asegurados los derechos de televisión, cada vez debe ser más imaginativo en las explotación comercial de su marca, tanto con experiencias presenciales como en canales digitales. En este sentido, organizaciones como la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y atletas como Jennifer Pareja han puesto sobre la mesa la necesidad de crear programas que aseguren la formación académica de los deportistas y se los prepare para, una vez retirados, aprender a moverse en un entorno de oficinas si su deseo no es el de convertirse en entrenador de su deporte.

 

Los gestores de instalaciones deportivas ven a los deportistas en activo como una pieza clave en el futuro, conscientes de que son las personas que disponen de la mayor experiencia a nivel práctico en un sector con un alto componente de gestión de emociones, tanto dentro de un vestuario como entre los aficionados y consumidores de una marca. Ello, en un contexto de clara recuperación del consumo en España y también de la confianza de los consumidores, que en noviembre volvió a subir tras dos meses a la baja. Es más, durante la última década, y pese a la peor recesión económica de la historia reciente del país, el gasto de los hogares españoles en artículos deportivos ha mejorado un 22%, hasta 4.758 millones de euros. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el gasto medio por persona ha aumentado un 11,79%, desde 92,5 euros en 2006 a 103,5 euros en 2016. 

 

 

 

 

Para el año que ahora acaba, la consultora NPD Consulting estima que las ventas de material deportivo habrán crecido un 7% a nivel global, con un volumen de negocio de 420.000 millones de dólares (356.944 millones de euros). Un síntoma adicional de la evolución positiva de la industria es el aumento de las importaciones de artículos deportivos, que hasta septiembre crecían un 17,3% y alcanzaban los 1.230,8 millones de euros.

 

La mejora que cada año está demostrando el gasto en artículos para el entrenamiento se refleja también en el número de licencias federativas, que identifican a las personas que buscan cierto amparo legal a la hora de practicar alguna disciplina. El año arrancó con un máximo histórico de personas federadas, con un total de 3,58 millones de licencias, que representaban un 2,4% más respecto al ejercicio anterior. Y la percepción de muchas federaciones es que 2017 se cerrará nuevamente con una ligera mejora. A ello ha ayudado la creciente mejora del servicio que muchas asociaciones están incluyendo, a la espera de una nueva Ley del Deporte que clarifique cuál debe ser su rol dentro de la sociedad española y de la promoción de la actividad física a nivel aficionado.

 

Pese a la existencia de incentivos fiscales, que sobre todo ayudan a la organización de eventos, ejecutivos de la industria consideran que el Gobierno aún tiene un importante margen de acción para promover la industria. La reclamación más extendida es la de rebajar nuevamente el IVA, después de que en 2012 pasara del 8% al 21% en el marco del aumento de la presión fiscal para atajar el problema del déficit público. También se reclaman bonificaciones para las empresas que sufraguen el gimnasio a sus empleados o en la declaración individual de cada ciudadano.

 

La industria del deporte en España continúa reflejando una fuerte dependencia del mercado local, tanto por la naturaleza de muchas de sus organizaciones, como por la juventud de algunos modelos de negocio, como el de los gimnasios o el del pádel, una de las disciplinas en las que el país es puntero. Los fabricantes nacionales continúan viendo en el país su principal fuente de ingresos, como demuestra que las exportaciones sólo representan el 20% del negocio de las compañías, según reveló el último Barómetro del Negocio del Deporte.

 

 

 

 

No obstante, es una actividad que continúa demostrando que va a más, pues las ventas al extranjero crecían un 12,5% interanual hasta septiembre de 2017, con 594,2 millones de euros. Según los datos del Ministerio de Economía, la Unión Europea (UE) continúa siendo el principal destino de los productos made in Spain, con Francia copando el 30% de toda la demanda. Italia y Portugal representan un 15% cada uno, por el 8% que absorben Alemania y Reino Unido, respectivamente.

 

Por productos, como viene siendo habitual en los últimos años, el material para cultura física es el principal motor, en un país donde hay importantes fabricantes como BH Fitness o Salter. El área que engloba a los artículos y material vinculado al fitness (maquinaria de gimnasio, pesas y steps) junto con el deporte al aire libre, como balones, raquetas y esquís representó casi la mitad del total de las exportaciones, con 289,21 millones de euros, un 13,7% más.

 

El tejido industrial español es el que más opciones de crecimiento tiene al margen de los 48 millones de españoles, puesto que las federaciones deportivas sólo pueden operar y buscar ingresos en el país por su propia naturaleza jurídica. Distinta es la situación de las competiciones profesionales, que sí han empezado a abrir mercados con LaLiga como punta de lanza en el caso de muchos deportes minoritarios, a los que la asociación del fútbol español está dando difusión mediática a través de sus plataformas. La patronal presidida por Javier Tebas mantiene la idea de que sus giras estivales con equipos medianos puedan ser un punto de encuentro para dar a conocer compañías españolas, y a eso también ayuda la internacionalización del propio torneo, que en un sólo año ha contratado a una treintena de country managers en países estratégicos. ¿Será 2018 el año de la internacionalización?