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Tiempo muerto para la ACB: afición desigual sobre la bocina de la temporada

La ACB sigue a la espera de que el CSD autorice el acceso al público mientras en otras disciplinas deportivas han entrado hasta un millar de aficionados. El Gobierno sopesa la vuelta de público en LaLiga y el baloncesto a partir de la segunda semana de mayo. 

Miquel López-Egea

27 abr 2021 - 04:57

Tiempo muerto para la ACB: afición desigual sobre la bocina de la temporada

 

 

 

El baloncesto profesional, en tiempo muerto. La fase regular de la Liga Endesa termina el 16 de mayo y el Consejo Superior de Deportes (CSD) sigue sin permitir el acceso al público a los partidos. Mientras en otras competiciones el aforo se ha recuperado, los clubes de la ACB conviven con dos realidades distintas en un mismo escenario: competición, región y autoridad competente marcan si el aficionado puede entrar o no al pabellón. La situación se produce desde el principio de la temporada y ahoga los ingresos de los clubes.

 

Según reveló ayer la Ser, el Gobierno sopesa ahora la vuelta de público en LaLiga en las últimas cuatro jornadas de le temporada, es decir, en el segundo fin de semana de mayo, en una medida que también beneficiaría al baloncesto profesional.

 

El cambio de dirección al frente del CSD (el pasado marzo José Manuel Franco relevó a Irene Lozano) había enfriado las conversaciones y la ACB ha tenido que armarse de paciencia para poder salvar un mínimo de espectadores para la presente temporada. Mientras que las competiciones profesionales que dependen del CSD siguen sin público, el resto, en manos de otras administraciones, han llegado a tener miles de personas.

 

La ACB tiene desde hace meses un protocolo aprobado por el Ministerio de Cultura y Deporte y por el Ministerio de Sanidad para poder permitir la entrada de público, pero la administración aún no ha dado luz verde al regreso de los aficionados.

 

Los clubes de la ACB siguen así marcados por la ausencia de ticketing, a la espera de ayudas públicas para poder paliar los efectos de una temporada con estadios vacíos. El relevo al frente de la entidad no ha hecho más que alargar esta situación.

 

 

 

 

Mientras la paciencia de los clubes se agota, se producen situaciones contradictorias. El pasado 31 de marzo, el partido correspondiente a los cuartos de final de la Liga Endesa femenina entre Movistar Estudiantes y Lointek Gernika tuvo 1.168 espectadores. Sin embargo, el equipo masculino, que jugó dos días antes y cuatro días después en las mismas instalaciones y con el mismo personal, estuvo obligado a hacerlo sin público.

 

Valencia Basket y Casademont Zaragoza, equipos que militan en la ACB, también conocen lo que es jugar con público esta temporada en la Liga Endesa femenina, ya que disponen de equipos en la élite del deporte femenino. De hecho, Valencia contó con 500 aficionados en un partido de su equipo femenino y 24 horas después los mismos aficionados no tuvieron opción de ver al conjunto masculino en directo. Asimismo, el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza ha podido contar con 300 espectadores, pero en este caso, también para acoger a su equipo femenino.

 

En las competiciones europeas, también ha habido equipos de la ACB que han podido tener público durante el curso. El Unicaja jugó ante 400 espectadores en el Pabellón José María Martín Carpena en el partido de Eurocup contra el AS Mónaco. Joventut de Badalona, Valencia Basket, MoraBanc Andorra, Lenovo Tenerife o Retabet Bilbao Basket también han podido disputar compromisos europeos con público, aunque siempre con cantidades de público que en contadas ocasiones han superado el millar de personas.

 

 

 

 

Por otro lado, hay equipos de la Euroliga que han podido jugar ante cantidades de público considerables, pero en este caso en Rusia. El Cska Moscú ha llegado a tener más de 4.000 espectadores y el Zenit de San Petersburgo ha registrado más de 3.000 espectadores.

 

Sarunas Jasikevicius, entrenador del Barça, consideró el sábado pasado que la situación actual es “absurda”. “Hace unos días estuve con mi familia en un teatro viendo un espectáculo de magia; el balonmano puede jugar con público y nosotros no”, criticó y lamentó el hecho de que “los que deciden esto no se enteran de nada”. “Y ahora vamos a un campo así en un país que ha sobrevivido al Covid-19 a su manera”, sentenció.

 

El Palau Blaugrana es otro de los escenarios donde se produce una de estas situaciones contradictorias porque mientras los equipos profesionales de balonmano, fútbol sala o hockey han jugado hasta ante mil personas, el público sigue sin poder ver a Pau Gasol jugar en directo en su histórico retorno a las instalaciones.

 

Por otro lado, en LEB oro y las categorías inferiores el público también ha podido volver a los pabellones. En el Pabellón Multiusos Ciudad de Cáceres han entrado 500 espectadores; el Pabellón Pedro Ferrándiz de la Fundación Lucentum y el Pabellón Polideportivo Ciudad de Castellón del Tau Castelló han contado con 150 espectadores; el Pazo Provincial dos Deportes de Lugo del Breogán ha tenido 300 espectadores y el Palmer Alma Mediterránea Palma del CB Bahía San Agustín ha tenido 200 espectadores. Siempre en función de la comunidad autónoma donde se hayan disputado los partidos, hasta teniendo que jugar a puerta cerrada.

 

 

 

 

Comparado con otros deportes también hay situaciones muy distintas. El Trofeo Conde de Godó tuvo mil espectadores al día y el Mutua Madrid Open tendrá hasta 4.800 espectadores, mientras que en la Tercera División de fútbol se ha podido jugar también ante mil aficionados. El caso más disparatado es el del Nuevo Vivero de Badajoz, donde el CD Badajoz ha llegado a jugar ante 7.000 espectadores.

 

Sin embargo, no todos los deportes tienen premio, ayer mismo la Generalitat de Cataluña dictaminó que el Gran Premio de Cataluña de Fórmula 1 se disputará a puerta cerrada.

“Hay dos ligas, la de fútbol y la ACB, que se rigen bajo las normas del Gobierno y el CSD; el resto de actividades (otros deportes, ocio, cultura...) están bajo el mando de las comunidades”, declaró el mes pasado Antonio Martín, presidente de la ACB, a Europa Press. “Nosotros lo tenemos que acatar, pero es complicado que los clubes entiendan esta contradicción, cuando ellos están cumpliendo con un protocolo exhaustivo, duro, complicado”. Estas declaraciones y esta postura aún son vigentes por parte de la ACB.  

 

 

 

 

Por el momento, la entidad sigue a la espera del CSD y pese a alguna toma de contacto con el nuevo equipo al frente de la entidad, aún no ha habido un posicionamiento oficial. “Desde la ACB hemos propuesto al gobierno abrir los partidos a 500 personas, la misma cifra que el CSD ha recomendado a los deportes no profesionales en recinto cerrado, y con la garantía que ofrece nuestro modelo sanitario”, propuso en diciembre la entidad en una carta abierta al CSD.

 

“En eventos culturales como el teatro o conciertos hay porcentajes de aforo admitidos mucho más amplios, mientras en el baloncesto profesional no puede haber público en las gradas; parece que no tiene mucho sentido y consideramos que es necesario hacer un ejercicio de proporcionalidad”, subrayó.