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Las carreras populares, en jaque: el Covid-19 amenaza a un negocio de 4.000 millones de euros

Cuatro de los seis Majors han sido cancelados, con Londres y Chicago aún a la espera. En España, sólo Sevilla pudo disputar su edición de 2020, aunque Valencia, Madrid y Barcelona mantendrán la carrera este año.

Álvaro Carretero

26 jun 2020 - 05:00

Las carreras populares, en jaque: el Covid-19 amenaza a un negocio de 4.000 millones de euros

 

 

El 1 de noviembre de este año, más de 50.000 personas se habían citado en Nueva York para correr por las calles de la ciudad su 50 edición. Lo mismo sucedió con otros tres Majors, los de Tokio, Boston y Berlín, que han dejado en el aire a más de 190.000 participantes y han puesto en jaque un negocio que movió 4.000 millones de euros en 2019. En España, sin embargo, se da una realidad diferente, y las principales pruebas aún confían en celebrar la edición de 2020.

 

Las competiciones de clubes, principalmente de fútbol y baloncesto, han logrado regresar a costa de jugar a puerta cerrada para salvar su negocio. Las carreras populares, sin embargo, “no podrán sobrevivir sin un plan específico de ayudas”, alertó en abril la Coalición de Deportes de Resistencia, fundada en tiempos de pandemia para ejercer presión sobre las instituciones estadounidenses.

 

Los eventos de participación popular, consolidados en los últimos años como una de las principales palancas de crecimiento de la industria deportiva, serán los grandes damnificados por el Covid-19. En apenas cinco años su cifra de negocio se ha disparado un 30,6% y la previsión era que en el próximo lustro ascendiera hasta 5.250 millones de euros en todo el mundo, según un informe elaborado por la consultora Frost&Sullivan.

 

 

 

 

Los maratones españoles reservan fechas

 

El único maratón que se salvó del coronavirus fue el de Sevilla, que se celebra anualmente en el mes de febrero. Valencia mantiene su fecha inicial, prevista para el 6 de diciembre, mientras que Barcelona y Madrid tuvieron que posponer hasta el 25 de octubre y el 15 de noviembre su edición de 2020, respectivamente.

 

“Nuestra intención es celebrar la prueba como está previsto, siempre que podamos cumplir con las medidas de seguridad y salud que nos traslade la Generalitat Valenciana”, indican desde el Maratón de Valencia Trinidad Alfonso EDP. En el caso de San Sebastián, que también mantuvo su fecha para el 29 de noviembre, sí que tuvo que aplazar el Mundial de media maratón hasta el 17 de octubre.

 

Por ahora, ninguna de las organizaciones consultadas prevé limitar el aforo, sino que se trabaja en una serie de medidas que eviten las concentraciones de gente. “Vamos a alargar las salidas y las llegadas, pero aún no tenemos un plan específico; es una situación que puede cambiar de un día para otro, tanto a nivel sanitario como administrativo, así que ningún escenario es seguro”, asegura Cristian Llorens, director del Zúrich Maratón de Barcelona, gestionado por RMP-Mktg.

 

En liza también quedan la San Silvestre Vallecana, que se corre el último día del año, y otras pruebas de 42 kilómetros que se sitúan en un segundo escalón dentro del panorama competitivo, como el maratón de Tenerife (15 de noviembre), el de Málaga (13 de diciembre) o el de Ibiza (3 de octubre).

 

 

 

 

A escala internacional, ni Londres ni Chicago han confirmado aún que se vayan a cancelar, como tampoco lo han hecho otros eventos clave como los de Ámsterdam, Sídney, Shanghái o Praga. Tampoco el de Hamburgo, que casi en paralelo al anuncio de la cancelación del maratón de Berlín anunció que mantendría su fecha para el 13 de septiembre, acogiéndose a una de las excepciones del Gobierno alemán, que prohíbe los eventos de más de 5.000 personas.

 

“La situación entre unas ciudades y otras es muy diferente; en el caso de Nueva York, es porque la pandemia no ha remitido; en Berlín puede ser porque las autoridades públicas no quieran ver afectada su imagen, mientras que en otros puede ser porque su porcentaje de corredores extranjeros es muy elevado y no quieren arriesgarse”, sostiene Llorens.

 

Debemos valorar y apurar las posibilidades de participación del conjunto de los inscritos, pero en ningún caso vamos a apurar al último momento; si se cancelase, avisaremos con semanas de antelación”, sostienen desde la organización de la prueba, a cargo de SD Correcaminos y el Ayuntamiento de Valencia. Por ahora, las inscripciones a todas las carreras permanecen abiertas y sostienen que “cada día llegan dorsales nuevos, aunque no al ritmo habitual”.

 

Las pruebas que han sido aplazadas, como el Zúrich Maratón de Barcelona o el EDP Rock n Roll Madrid, han establecido planes para devolver el importe del dorsal o canjearlo para la edición de 2021. Es la estrategia por la que también apostaron otras icónicas como Boston, Nueva York o Berlín. Sólo Tokio aparece como excepción, siendo la única que no ha devuelto el importe a los corredores. Junto al de Londres, es uno de los que más limita la oferta, pues únicamente dispone de paquetes cerrados que incluyen dorsal, alojamiento y viaje.

 

 

 

 

El impacto económico de los maratones

 

La única vez que el maratón de Nueva York no pudo disputarse fue en 2012, cuando el huracán Sandy pasó por la ciudad. El de Boston, el más antiguo de todas las pruebas, nunca había sido pospuesto en sus 124 años de historia, ni siquiera en 2013, con el atentado que terminó con la vida de tres personas.

 

Según la consultora Running USA, sólo en Estados Unidos hay más de 44 millones de runners y 17,6 millones de estos cruzaron la línea de meta de alguna de las 35.000 carreras que se celebraron en el país el año pasado. En España hay cerca de 4.000 pruebas de carácter amateur y, según el último estudio elaborado por el Grupo NN, que cuenta con uno de los equipos de corredores de élite más potentes del mundo, el 45% de los practicantes participó en una carrera en los últimos doce meses.

 

Aun así, para las grandes pruebas como Valencia, los corredores extranjeros ya representan cerca del 40% del total de 30.000 runners, lo que se tradujo en un impacto económico de 23,8 millones de euros. Pese a que el gasto turístico aumentó un 29% respecto a 2018, aún se sitúa muy lejos del que generan los Majors.

 

El de Nueva York se sitúa a la cabeza con un impacto económico para la ciudad de 415 millones de dólares. Muy cerca se sitúa Chicago, cuya prueba generó en 2019 un total de 378 millones de retorno directo e indirecto a la economía local. En el caso de Boston, los runners contribuyeron con 200 millones de dólares, mientras que en Londres y Tokio se situó en 155 millones de dólares.

 

 

 

 

El negocio de las carreras populares, en jaque

 

En el mercado español el boom del running llegó de forma tardía, con la crisis económica de 2008, cuando la población española encontró en esta práctica deportiva una actividad asequible para los bolsillos. Esta situación, que inicialmente penalizó al país a la hora de proyectar sus principales pruebas en el extranjero, es hoy una ventaja para capear el ligero declive al que se enfrentaba el sector.

 

En los últimos tres años, los maratones han registrado una caída del 13% en el número de participantes, según el informe The State of Running 2019, elaborado por World Athletics y RunRepeat. Los runners han comenzado a virar hacia nuevas pruebas de resistencia, como los ultramaratones, trail de montaña, los Ironman y hasta las Spartan Race.

 

Aun así, el sector no teme la caída advertida por la federación internacional, pues ha encontrado en la popularización de pruebas menos exigentes, como los medios maratones (21 kilómetros) o las carreras de diez kilómetros a un público mucho más amplio. Según el informe encargado por Wanda Sports para su salida a bolsa, los participantes a todo tipo de carreras, incluyendo maratones, aumentaron un 20% entre 2014 y 2018, hasta 744 millones de inscritos.

 

En España tampoco se teme un retroceso del running, pues la cuota de participación no deja de aumentar, ni tampoco su cifra de negocio, que se situó en 3.584 millones de euros en 2018, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta categoría, incluye el gasto de los hogares españoles tanto en eventos deportivos como culturales, ha crecido un 42,8% en la última década y representa el 64,5% del gasto total.

 

Ahora bien, teniendo en cuenta que a nivel mundial la compra de dorsales generó ingresos por 4.000 millones de euros y España aún está lejos de ser un país puntero, se puede deducir que el gasto en carreras populares sólo representa un pequeño porcentaje de los 3.584 millones de euros que generó la participación deportiva y cultural.