La WWE revisa sus previsiones al alza tras facturar 502 millones hasta septiembre

La WWE confía en batir sus previsiones para 2017 y 2018. La gestora de espectáculos de lucha libre ha anunciado una revisión al alza de sus objetivos, después de cerrar los nueve primeros meses del año con una facturación de 589,4 millones de dólares, un 10,3% más que el año anterior. El resultado operativo se dispara un 29,4%, hasta 77,1 millones de dólares.

“Estamos satisfechos con nuestro éxito continuo en el crecimiento y la participación de una gran audiencia global en múltiples plataformas. La mayor producción de contenido original, nuestro enfoque en la localización y el desarrollo posterior de una base de talento diversa contribuyeron a ese logro importante”, ha celebrado Vince McMahon, presidente ejecutivo de la multinacional.

Muestra de este logro es el crecimiento de la base de suscriptores de pago, que han pasado de una media de 1,42 millones a 1,54 millones de usuarios; de estos, algo más de un millón están en Estados Unidos, donde genera el 76% de sus ventas totales. “Logramos un aumento del 14% en los ingresos procedentes de la monetización del contenido de vídeo y obtuvimos resultados que excedieron el rango de nuestro objetivo”, ha celebrado George Barrios, director de estrategia y finanzas.

La mayoría de líneas de negocio han crecido entre enero y septiembre, con los derechos de televisión y el canal propio como principales pilares. El primer segmento aportó 95,4 millones de dólares, por los 38,2 millones del segundo. Los negocios digitales casi doblaron su valor, con 4,2 millones de dólares, mientras que la tienda online pasó de 4,3 millones a 5,5 millones de dólares.

La compañía prevé seguir creciendo durante los próximos meses, tanto por el avance orgánico del número de clientes premium, como por la revalorización de sus derechos audiovisuales. Para 2018 esperan “lograr otro año de récord de ingresos” y un resultado operativo de 115 millones de dólares. Y una nueva subida de ingresos podría llegar en 2019, cuando deberán renegociarse los derechos de televisión en Estados Unidos, Reino Unido e India.