Competiciones

Especial 2020: El negocio del deporte en el año del Covid-19

La Asobal salva los papeles tras bordear la desaparición

La competición vivió una auténtica batalla que terminó con la huida de dos de sus clubes: Barça y Logroño. El malestar con su expresidente, Adolfo Aragonés, y los efectos de la pandemia casi provocan la disolución del balonmano español tal y como existe ahora. Finalmente, los clubes dieron marcha atrás y sólo dos votaron a favor de la disolución.

Miquel López-Egea

24 dic 2020 - 04:51

 

 

Como cada año, Palco23 realiza en las últimas semanas de diciembre un repaso a los últimos doce meses en el negocio del deporte, marcados por el impacto de la pandemia del Covid-19. Análisis macroeconómico de España y el mundo, recorrido por los fenómenos sociales que ha provocado el coronavirus y reportajes sobre el impacto en los principales clubes, competiciones y federaciones del sector forman el Especial 2020: el negocio del deporte en el año del Covid-19.

 

 

El coronavirus casi acaba con el balonmano que se conocía hasta ahora en España. El curso 2020 no ha sido el mejor para una competición finalizada en mayo, tras haber disputado tan solo 19 jornadas. La Real Federación Española de Balonmano (Rfebm) solicitó a la comisión delegada de la Asobal la finalización de la temporada. También solicitó que en esta campaña no existieran descensos deportivos, pero sí ascensos en las distintas categorías.

 

Todo este embrollo causó más malestar entre los clubes y empezó una batalla que se les fue de las manos. FC Barcelona y BM Logroño presentaron la carta de renuncia a la asociación de clubes tras la asamblea general celebrada el 30 de junio. Ambos equipos mantuvieron su plaza en el campeonato doméstico tras la resolución aprobada en la asamblea de la federación, que estableció que no era necesario formar parte de la asociación para jugar la liga y la copa.

 


Además, Barça y Logroño solicitaron la devolución de los 50.000 euros que cada club debe aportar actualmente como canon, aunque cuando ambos entraron, era de 80.000 euros.  

El malestar siguió aumentando hasta que, el 25 de agosto, Adolfo Aragonés dimitió como presidente de la Asobal para favorecer la unión entre los equipos que formaban parte de la asociación de clubes.


Aragonés arrastraba de antes de la pandemia una fractura profunda entre las entidades, relacionada con el modelo de gestión y el futuro de la liga, que, con el virus, terminó de explotar.

 

 

La fractura se produjo porque en las últimas elecciones, por primera vez en los más de treinta años de trayectoria de la asociación, no había ningún miembro perteneciente a un club fundador en el principal órgano de gobierno de la patronal. Las entidades fundadoras de la competición se apresuraron a denunciar una “falta de transparencia total, ya que recibimos información totalmente sesgada y sólo escuchamos lo que el presidente y la comisión delegada quieren contar”. “Hay diferentes modelos a la hora de concebir el futuro de Asobal, de modernizar la estructura y la competición para hacerla más fuerte y no anclarnos; es evidente que tenemos que llegar a un punto de encuentro, pero actualmente no hay voluntad de escuchar y todo se lleva al terreno personal”, aseguraban.

 

Poco después, la Rfebm hurgó en la herida de la competición y aseguró que se mostraba abierta a aplazar el inicio de la liga Asobal, tras haber “recibido en las últimas horas la solicitud de jugadores y entrenadores para analizar un posible retraso en el inicio de la Liga Sacyr Asobal debido a los rebrotes del Covid-19 que se están produciendo en toda España”.

 

Clímax de malestar

En septiembre todo estalló: la amenaza de disolución planeaba después de la celebración de la asamblea general ordinaria en la cual los clubes fueron notificados de la decisión del comité de competición de aplazar las dos primeras jornadas por la ausencia de un protocolo sanitario y en la que dimitieron cinco miembros de la comisión delegada. Finalmente, en la asamblea general extraordinaria que se celebró el 16 de septiembre, las entidades votaron por amplia mayoría en contra de la desaparición de la asociación y acordaron la creación de una comisión gestora. Sólo dos clubes votaron a favor.

 

 

La competición se pudo empezar con normalidad, pero la Copa Sacyr Asobal se tuvo que posponer. Su celebración estaba prevista el fin de semana del 19 y 20 de diciembre en el Palacio de Deportes de Santander pero la fecha se reservó para los compromisos ligueros.

Esta votación sirvió para estabilizar la crisis interna, de manera que se formó una comisión para estudiar el impacto del coronavirus y dar una solución, mientras que la competición sigue luchando por mantenerse a flote. Además, se presentaron las cuentas con una mejora importante y la patronal optó por ser cauta con los gastos, tratando de hacer las cosas bien. Asimismo, el Barça volvió. El único que se mantiene al margen es el Logroño.

 

El Covid-19 también afectó a los clubes. Ademar León aprobó un presupuesto para la temporada 2020-2021 de 1,08 millones de euros, cifra que supuso una rebaja del 20% en comparación con la temporada anterior.  Además, redujo los gastos salariales un 15% en comparación con el año anterior. Sin embargo no pudo evitar entrar en pérdidas.