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Francesc Trillas (UAB): “Si sigue este camino, el Barça se dirige hacia la propiedad privada”

La investigación sobre los pagos del Barça al Comité arbitral es sólo el último síntoma de una dolencia que aqueja al club: la corrupción y la decadencia institucional de un equipo que no ha sabido gestionar sus éxitos deportivos.

Francesc Trillas (UAB): “Si sigue este camino, el Barça se dirige hacia la propiedad privada”
Francesc Trillas (UAB): “Si sigue este camino, el Barça se dirige hacia la propiedad privada”
“El Gobierno tiene más que justificado intervenir contra Rubiales”

Albert Martínez

23 feb 2023 - 05:00

La corrupción es una norma y no una excepción en el fútbol, desde las entidades más pequeñas hasta las superiores como la Fifa o el Barça. Esto denuncia Francesc Trillas, profesor en economía aplicada por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y autor del libro Pan y fútbol. El deporte rey, espejo de la economía global. Trillas asegura que “LaLiga debería plantearse sancionar al Barça por el caso de los árbitros, y, a la larga, su credibilidad como institución aumentará”. A su vez, el profesor considera que “el Barça no ha sabido gestionar el éxito de las últimas décadas y ahora es una institución con una economía insostenible, que se encamina hacia la propiedad privada.

 

Pregunta: ¿Vive el fútbol en estado de permanente corrupción?

Respuesta: Desde que en 2015 el FBI (Oficina Federal de Investigación) catalogó a la Fifa como parte del crimen organizado, no hay vuelta atrás. Hay casos que son evidentes: desde las escalas más bajas a las más altas: no digo nada que no dijera el periodista José María García hace unas décadas. El episodio del Barça y los árbitros es el último de una extensa lista.

 

P.: ¿El fútbol se siente impune?

R.: La corrupción está más que normalizada: se publican conversaciones que dejan entrever delitos entre Piqué y Rubiales y no sucede nada. Ni coste reputacional, ni institucional. Supongo que si lo mismo sucediera con un político debería dimitir, pero el deporte es diferente. Nadie paga y nadie pide perdón.

 

P.: En Italia la Juve descendió de categoría. ¿Por qué no pasa lo mismo en España?

R.: En este caso, Italia sería la excepción. Las competiciones como LaLiga o la Premier deberían plantearse que, si sancionan al Barça o al Manchester City quizás ven reducidos sus ingresos a corto plazo, pero a la larga su credibilidad aumentará. Ha pasado en el ciclismo, que ahora revive porque se están olvidando sus escándalos de dopaje. Pues en el fútbol igual, debemos recobrar la fe en las instituciones deportivas y hay que implantar medidas y sanciones para restaurar la credibilidad.

 

 

P.: ¿El Gobierno debería intervenir contra Rubiales?

R.: Sí. Hay instancias judiciales suficientes como para hacerlo. El Estado asegura que el deporte es un bien de interés público y por ese mismo motivo debería estar justificada una intervención contra Rubiales.

 

P.: ¿El poder simbólico del futbol está amenazado? ¿O es inmune a todo?

R.: El fútbol lo ha sobrevivido todo. No hay una cosa más sucia y oscura que el Mundial de Qatar y todos hemos estado enganchados a la televisión. Supongo que las nuevas generaciones se lo van a pensar dos veces y a la larga el fútbol comenzará a perder interés por la pérdida reputacional.

 

P.: Después de Qatar, ¿el aficionado al fútbol ha perdido la inocencia?

R.: No podemos decir que no estábamos avisados. La condena a la Fifa en 2015, para mí, fue un punto de inflexión muy relevante, pero parece que hasta ahora no hemos abierto del todo los ojos.

 

P.: Usted ha escrito que el fútbol es el reflejo de la economía global.

R.: En los dos niveles hay un desajuste entre grandes fortunas y grandes poderes, que escapan al poder democrático. El mundo está desgobernado y el deporte también.

 

 

P.: Recientemente han salido a la luz noticias sobre pagos del Barça a árbitros durante una de las épocas más laureadas del club. ¿Puede la corrupción eclipsar el recuerdo de los éxitos deportivos?

R.: Los éxitos deportivos lo tapan casi todo. Se ha manchado mucho la imagen del club: yo no veo grandes diferencias entre Bartomeu, Rossell, Laporta o Ferran Soriano, los meto a todos en el mismo saco.

 

P.: ¿Cuándo empieza el declive institucional del Barça?

R.: Está muy bien explicado en un libro del periodista del Financial Times Simon Kuper, titulado La complejidad del Barça. El club no ha sabido gestionar el éxito que tuvo desde 1992 hasta 2015. Durante esos años debería haber sentado las bases del futuro, pero hubo una generación de dirigentes que se apalancó y desestabilizaron las finanzas del equipo.

 

P.: Un año y medio después de la llegada de Laporta, ¿en qué ha cambiado la economía culé?

R.: En lugar de sanear las cuentas del club, que es lo que haría cualquier institución seria, ha huido hacia delante, apostándolo todo a determinados activos de futuro. De aquí a diez años el Barça no tendrá ingresos y aún estará devolviendo palancas. A este paso, el futuro del club va encaminado sin retorno hacia la propiedad privada. O bien, pedir de forma encubierta un rescate, porque la situación es insostenible.

 

P.: ¿Qué intereses comunes tienen Laporta y Florentino?

R.: En deporte, los rivales siempre se necesitan el uno al otro. En este caso, tanto en LaLiga como en la Champions, la rivalidad es una gran marca. Pero el socio del Barça debería exigir a Laporta mayor liderazgo en esa relación: el Barça ahora mismo va a remolque del Real Madrid.

 

P.: ¿El fútbol es cada vez menos identitario?

R.: Es una evolución natural y comprensible. Debería ser posible un equilibrio entre negocio, comercialización del fútbol y valores comunitarios y objetivos públicos.